Jackie Kennedy, Hillary Clinton, Michelle Obama, Jill Biden, Brigitte Macron o, barriendo para casa, Begoña Gómez. Desde que los medios de comunicación potenciaran la politización de la vida privada y los candidatos intentasen sacar algún provecho de ello, la primera dama se ha convertido en una figura esencial, capaz de acaparar aún más focos que el propio presidente del gobierno.
A menudo infravalorada y reducida a un mero adorno ante la opinión pública, la realidad es que la mujer del presidente no es un simple peón en el tablero político. Su papel es fundamental para mantener a flote la buena imagen de su marido, siendo esa cara más humana encargada de las demandas sociales y benéficas, pero también un actor estratégico capaz de impulsar o hundir la trayectoria del hombre más poderoso del país.
De esto, algo sabe Bernadette Chirac (París, 1933), viuda de Jacques Chirac, presidente de la República Francesa entre 1995 y 2007, y su mano derecha hasta la muerte de este en 2019. De familia aristocrática y conservadora, su popularidad logró trascender las barreras ideológicas.
Bernadette fue clave en la exitosa campaña presidencial de 1995, —en la que Chirac tuvo que enfrentarse a Le Pen padre—, y tuvo un importante rol en la reelección de su marido en 2002, donde arrasó al ultraderechista del Frente Nacional y obtuvo una alabanza popular similar a la de Mélenchon en las últimas elecciones francesas.
La vida de la política, una de las primeras damas más influyentes de la historia de Francia, ha servido de inspiración para el filme La mujer del presidente (2023), ópera prima de Léa Domenach y nominada a los Premios César en esta categoría, que se estrena en España este miércoles 14 de agosto.
El biopic, que llega a las salas españolas un año después de su estreno en Francia, cuenta con la suerte de tener como protagonista a Catherine Deneuve, rostro del cine francés por excelencia, interpretando a Bernadette. Nadie mejor que ella para demostrar que la tradición y la elegancia no tienen por qué renunciar a la rebeldía.
Cansada del ninguneo por parte de su marido (un Chirac satíricamente interpretado por Michel Vuillermoz), demasiado acostumbrado al segundo plano que su mujer había mantenido siempre, la película muestra cómo Bernadette se sacudió bien el polvo para empezar a confiar en su afilado instinto y hacer política por su cuenta, a pesar de las expectativas que el Elíseo tenía puestas en ella.
De ser considerada una mujer anticuada, fría y malhumorada, —con peinado thatcheriano incluido— a ser vintage, vistiendo las últimas colecciones de su amigo Karl Lagerfeld, y recurriendo a la técnica de Lady Di para presentarse como una suerte de princesa del pueblo galo.
Con esta campaña reputacional, Bernadette se labró una exitosa trayectoria política. Fue concejala en la región rural de Corrèze y adjunta al alcalde de Sarran, siendo una de las pocas esposas de los inquilinos del Elíseo que ha ejercido un mandato electivo. Algo que, como se refleja en el filme, hizo recelar a un Chirac incómodo con la popularidad creciente de su mujer, que además decidió airear públicamente sus problemas familiares.
Las numerosas infidelidades del expresidente eran bien conocidas, —tanto que fue apodado como "el amante de los cinco minutos", por la fugacidad de sus affaires—, la más sonada con la actriz italiana Claudia Cardinale, pero el matrimonio siempre se había mantenido muy discreto respecto a uno de sus grandes dramas familiares, la anorexia nerviosa que su hija mayor, Laurence, padeció desde adolescente hasta su fallecimiento en 2016.
Fue la publicación de la autobiografía de Bernadette: Bernadette Chirac avec Patrick de Carolis, Conversation (2001), que vendió más de 350.000 ejemplares en Francia, la que acabó por desenterrar el secreto familiar, algo que, según refleja la película, enfrió aún más la relación que la política mantenía con su hija, pero ablandó el corazón de miles de votantes.
Muy lejos del retrato psicológico de Jackie (2016) de Pablo Larraín, el filme se presenta como una simpática comedia que recorre de forma muy acelerada, paradójicamente sin meterse en mucha harina política, la peculiar historia de la pareja durante los dos mandatos presidenciales de Chirac, hasta la elección de Nicolas Sarkozy (interpretado por Laurent Stocker y con un parecido más similar a Frank Sinatra que al expresidente galo).
Quizá Bernadette no llegó nunca a ser tan punki como se muestra en el filme, y no fuese la responsable del despido del chófer de Chirac, Jean-Claude Laumond, al que detestaba, aunque él mismo jurase lo contrario en sus memorias. Al fin y al cabo, la política, "prisionera de ciertas tradiciones familiares", como ella misma apuntó en su libro, acompañó a Chirac hasta el final y mantuvo con firmeza que, a pesar de todo, había sido un "marido excepcional".
Sin embargo, esta adaptación libre de su historia busca acercar su figura, prácticamente desconocida fuera de las fronteras galas, y merece la pena solo por seguir viendo a Deneuve, a sus ochenta años, actuar en la gran pantalla.
Ficha técnica.
Dirección: Léa Domenach
Guion: Clémence Dargent, Léa Domenach.
Intérpretes: Catherine Deneuve, Denis Podalydès, Michel Vuillermoz, Sara Giraudeau, Laurent Stocker, Lionel Abelanski.
Año: 2023.
Estreno: 14 de agosto.