En los pasados meses de enero y febrero salieron a la luz las acusaciones de seis mujeres contra el cineasta Carlos Vermut por violencia sexual. El director admitió entonces que había practicado sexo duro, llegando incluso al estrangulamiento, pero siempre de manera consentida.
Una oleada de indignación recorrió el mundo del cine —calificada como el "Me Too" del cine español— y sirvió de punto de partida para reclamar una mayor vigilancia de todo tipo de abusos en la industria cultural. La gala de los Premios Feroz, primero, y la de los Goya, después, que se celebraron poco después del estallido del caso, sirvieron de altavoz de estas protestas.
Incluso el Ministerio de Cultura prometió la creación de una unidad especial contra la violencia machista en el sector cultural a raíz de este caso y de las acusaciones vertidas también contra el cineasta canario Armando Ravelo. En mayo se presentó la unidad y se prometió que empezaría a funcionar este mes de septiembre.
Ahora, Carlos Vermut ha roto su silencio de siete meses con una carta publicada por el despacho de abogados Novalex y recogida por Europa Press. En ella, asegura que "nunca" ha obligado "a nadie" a hacer "algo en contra de su voluntad".
La misiva, firmada por él mismo y por su abogada, Guadalupe Sánchez Baena, añade que todas las relaciones sexuales y prácticas en las que ha participado Vermut han sido siempre "consentidas", para matizar que tampoco ha usado su posición laboral de manera "coercitiva".
"Siempre he procurado, en cada una de mis relaciones sexuales y sentimentales, construir un ambiente de complicidad y confianza. Por ello, lamento sinceramente si algunas personas no encontraron en mí la persona con la que compartir plenamente sus sentimientos. Quiero dejar claro que siempre he estado y seguiré estando disponible para escuchar y dialogar con cualquier persona que desee resolver cualquier problema de manera cercana y personal", escribe el director de Mantícora.
Además, explica que no se ha formalizado "ninguna denuncia ni investigación" en su contra y apostilla que asume la "posibilidad de tener que abandonar" su carrera si todas las puertas "se cierran".
En ese sentido, Vermut ha asegurado en la carta que sigue atravesando un "proceso de recuperación emocional y económica" que se une a la necesidad de "tiempo" para asimilar la situación y encontrar la manera de explicársela a sí mismo y "a los demás".
Así, ese tiempo, según repite, ha sido "fundamental" para poder abordar estas acusaciones que ha recibido por parte de seis mujeres de la industria cinematográfica española con "calma y serenidad".
Tras las acusaciones, en medio de la tónica general de condena hacia él y de apoyo a las víctimas, apenas hubo dentro del mundo del cine declaraciones en público a favor de Vermut o que pusieran en cuarentena las acusaciones.
En la alfombra roja de los Goya, José Sacristán, que participó en Magical Girl, defendió la obra de Vermut al margen de las acusaciones. "Me parece un error sacrificar el trabajo de quien ha cometido un error", aseguró al ser preguntado por el tema, según informó en su momento Europa Press. "Que lo pague en lo personal, pero que en lo profesional no tiene por qué sufrir las consecuencias. Me parece una estupidez, una necedad", puntualizó. "Y si realmente eso ha ocurrido, que reciba lógicamente la reprimenda o el castigo que merezca. Pero, insisto, no debe trascender en ninguno de los casos a la obra del que comete un delito", reiteró.
Antes de eso, en la alfombra roja de los Feroz, José Coronado afirmó: "En cualquier caso, yo lo que pienso es que hay que denunciar. Lo que no vale es denunciar al año a los dos años... Y hoy en día hay ya mecanismos, gracias a Dios, para defender a la mujer que antes no los había. Por lo tanto, hay que denunciar al segundo uno".
Tras las críticas por estas declaraciones, pidió disculpas: "Lamento mis palabras, mi intención era animar a la denuncia, por supuesto no soy quién para determinar los tiempos de las víctimas para denunciar agresiones. Desde aquí reitero mi apoyo más firme a todas las que lo sufren y mi absoluta condena al agresor".