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Polvo serán, la nueva película de Carlos Marqués-Marcet, da el pistoletazo de salida a una nueva edición de Seminci, que se celebra del 18 al 26 de octubre en Valladolid. Más de 200 películas configuran una de las ediciones más potentes de la historia del festival, con una sección oficial en la que encontramos a prestigiosos autores como el portugués Miguel Gomes, el mexicano Alonso Ruizpalacios o los franceses Alain Guiraudie, Michel Hazanavicius y Olivier Assayas, o fenómenos como The Brutalist, de Brady Corbet, o Sing Sing, de Greg Kwedar. También compiten por la Espiga de Oro los nuevos trabajos de cineastas españoles como Mar Coll o Javier Rebollo y los debuts en la dirección de las actrices Marta Nieto y Paz Vega.

Hablamos con José Luis Cienfuegos sobre su segunda edición al frente de Seminci, en la que vuelve a apostar por el cine más radical en la sección Alquimias y que homenajeará a Fernando Méndez-Leite, Patricia Ferreira y Mohammad Rasoulof.

Pregunta. ¿Qué sensaciones tienen ante la edición que arranca esta semana?

Respuesta. Se percibe una energía potente en el festival y estamos muy optimistas. Valladolid es el punto de encuentro para todos los que aman el cine de autor. Es un festival muy abierto, muy participativo y, sobre todo, comisariado. Solo hay que ver el salto cualitativo que ha dado una sección como Punto de Encuentro, a partir de ahora nadie la va a considerar una sección paralela.

»Como hicimos muchos en su día, el público va a peregrinar a Valladolid para catar y degustar en compañía de otros lo mejor del cine de autor, tanto contemporáneo como del pasado. Eso es importante porque percibo una tendencia bastante peligrosa a olvidar lo que es programar en un festival, lo que es cuidar las retrospectivas o las publicaciones, lo que es transmitir conocimiento… Eso en Valladolid afortunadamente no pasa. Aquí el patrimonio cinematográfico y cómo se programa es importante.

P. Tras su experiencia como director de Sevilla y Gijón, ¿que significa para usted estar ahora al frente de Seminci?

R. Lo que signifique para mí es lo de menos, aunque es obvio que los que estamos al frente de Seminci tenemos un papel relevante. Es un festival que ha tenido, que tiene y que va a seguir teniendo ese peso específico de promover la circulación y la visibilidad del cine de autor, y ahí estamos, ese es nuestro trabajo. Siempre me he considerado discípulo de Fernando Lara [director de Seminci de 1984 a 2004], que a finales de los 80 publicó un decálogo en el que establecía que la dirección del festival tiene que estar al servicio del mismo, y no al revés.

P. La programación de la sección oficial es realmente potente este año. ¿Ha costado sacarla adelante?

R. Al contrario. Pero yo hablaría de todas las secciones competitivas. La oficial, aunque ha podido tener altibajos, tradicionalmente siempre ha proyectado títulos relevantes, a grandes autores o películas que después alzaron galardones importantes, en los Premios del Cine Europeo o en los Oscar. Eso se ha mantenido a lo largo de los años. El cambio es que ahora la programación de Seminci se entiende como un todo, tenemos una visión holística.

»Los distribuidores españoles y los agentes de ventas internacionales han apostado por Seminci. Este año tenemos un cine español absolutamente trascendente y relevante, con películas que se van a colar en lo mejor del año.

P. ¿Por qué le interesa al cine español estar en Seminci?

R. Para los cineastas es importante ver quien les acompaña en una determinada programación a la hora de decidir si van a un festival. Todo el mundo quiere estar en la sección oficial, obviamente, pero cuando en Punto de Encuentro aparecen películas como lo último de Kurdwin Ayub o la ganadora de Locarno [Toxic, de Saulė Bliuvaitė], u otras que cuentan con algunas de las mejores críticas del año, la cosa cambia.

»Yo desconfío de esos festivales cuquis o boutique que van de delicados. Al final descubres que no han podido hacer el festival que querían. Eso afortunadamente no ocurre en Seminci, y tenemos una edición ambiciosa, rutilante, con mucho músculo, muy atractiva para el público, para la industria y, espero, para los medios.

P. Más de 200 películas este año. ¿Esto es ponérselo fácil o difícil al espectador?

R. En esas 210 películas están incluidos los cortometrajes y me gustaría hacer una llamada de atención sobre los mismos. A veces parece que pertenecen a un nicho muy específico, demasiado controlado si se quiere. Me da la impresión de que es un mundo que se está dejando algo de lado, y me he propuesto revitalizarlo en el festival a medio plazo. Aunque es cierto que en Valladolid hay una tradición de exigencia y de calidad en este apartado. Sin ir más lejos, este año la oferta es verdaderamente impresionante, exquisita. Y no es mérito de la actual dirección, porque nuestros programadores de cortos ya estaban con el equipo anterior.

Una imagen del festival. Foto: Seminci

P. Alquimias ha sido su gran apuesta…

R. Es la sección que los cinéfilos más exigentes de Valladolid y de otras geografías necesitaban. También para equilibrar una programación repleta de grandes éxitos en la sección oficial, con nombres de referencia del cine de autor. Había que abrir un hueco para películas como The Human Hibernation (Anna Cornudella), una de las grandes películas indies del cine español reciente, que ya fue un éxito en Berlín, donde tuvo su premier mundial. También hay apuestas muy personales, como Invention (Courtney Stephens), una de las mejores muestras de cine independiente americano del año.

»Tengo que decir que en apenas dos años Seminci, como el delantero pícaro que busca el hueco entre los defensas, se ha convertido en la capital de España del cine independiente americano. En Alquimias también está Bluish, mejor película del FID de Marsella, que nos hemos traído directamente a Valladolid. Es un lugar absolutamente inesperado que rompe las costuras del festival y que no existía hasta ahora.

P. ¿Por qué han decidido dedicar la retrospectiva a Nathan Silver?

R. Cuando en febrero disfrutamos en Berlín de la premier de su película Entre los templos nos dimos cuenta de que había sido muy poco programado en España, de que era casi absolutamente desconocido aquí. Eso es lo que buscamos para el festival.

»A mí me parecen un auténtico fake esos pequeños grandes focos sobre directores que tienen una película y dos cortos. Nosotros lo que hacemos es poner en valor la filmografía de un director inédito en las salas comerciales españolas, justo cuando por fin va a llegar a la cartelera de la mano de una multinacional como Sony. Es un director muy particular, humano, cercano, con un sentido del humor único y una filmografía absolutamente coherente. Encaja perfectamente en el festival.

P. ¿Cómo se prepara una retrospectiva del cine alemán, una de las cinematografías más potentes del continente?

R. Nuestro objetivo es hacer una retrospectiva que sea útil, que transmita conocimientos, que provoque debates. Hemos aplicado la misma fórmula que utilizamos el año pasado para el cine de la India, con aquel libro extraordinario que editamos. La idea es que el cine del pasado, en este caso el cine alemán de los 60 y 70, dialogue con el cine alemán actual. Así, ponemos en relación a Herzog, Rosa von Praunheim o Fassbinder con Valeska Grisebach o Christian Petzold. Y el libro, Paisajes emocionales: las pasiones del cine alemán, coordinado por Carlos Losilla, no es nada enciclopédico, tampoco previsible, te lleva por caminos inesperados.

José Luis Cienfuegos

P. ¿Qué papel quiere jugar Seminci para la industria del cine español?

R. Lo está jugando ya. Tradicionalmente ha sido muy importante para la distribución independiente en España, gracias al trabajo de Fernando Lara y Javier Angulo. Nosotros hemos tomado el relevo con la celebración del Merci, el mercado de cine independiente, que celebra su segunda edición. Acudirán unos 150 exhibidores y programadores de toda España para ver las películas que se van a estrenar en España en los próximos meses y habrá encuentros, debates…

»También hemos preparado un encuentro de mujeres cineastas con varias mesas de trabajo, técnicas y creativas, y se va a hablar de las productoras de cine en España, de la representación de la violencia sexual, de los cambios que ha producido la mirada femenina en el cine… Al hilo de esto, me gustaría reconocer a las productoras españolas, que han tomado las riendas y hay que decirlo así. Y también las programadoras, que deciden lo que entra en un festival.