Marisa Paredes.

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Cine

Muere a los 78 años la actriz Marisa Paredes, elegante y apasionada diva del cine europeo

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La actriz Marisa Paredes ha fallecido a los 78 años, según ha confirmado este martes la Academia de Cine, de la que fue presidenta. Elegante, apasionada, sensible y luchadora, era una de las grandes divas del cine español, una de las actrices más importantes de su generación, con una fama labrada con el trabajo y el esfuerzo que había alcanzado una dimensión internacional.

A lo largo de su nutrida carrera, en la que actuó en más de 75 películas, 80 series y en más de una decena de obras de teatro, supo dar vida a mujeres en las que la firmeza y la fragilidad se manifestaban por igual. Así eran Becky del Páramo o Huma Rojo, los personajes que interpretó en Tacones lejanos (1991) y Todo sobre mi madre (1999), dos de las películas en las que colaboró con Pedro Almodóvar, director fundamental en su carrera.

"Es un gran creador", explicaba en El Cultural. "Gracias a su talento ha conseguido que sus obras sean valoradas en todas partes. Con él mi vida profesional cambió completamente. Entre otras cosas, me dio a conocer fuera del país".

En su filmografía encontramos trabajos con cineastas españoles como Fernando Fernán Gómez, Agustí Villaronga o Fernando Trueba, y con directores extranjeros como Guillermo del Toro, Roberto Benigni, Arturo Ripstein o Manoel de Oliveira.

Un currículum inigualable que le llevó a ser reconocida con el Premio Nacional de Cinematografía en 1996, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes o el Goya de Honor en 2018. Fue el único cabezón que levantó, aunque estuvo nominada en dos acasiones: como mejor actriz por La flor de mi secreto (Pedro Almodóvar, 1995) y como mejor actriz de reparto por Cara de acelga (José Sacristán, 1986).

Además, fue presidenta de la Academia de Cine entre el 2000 y 2003, y le tocó lidiar con la polémica gala del 'No a la guerra', en el que el mundo del cine se posicionó en contra de la decisión del gobierno del PP de participar en la Guerra de Irak. Ella ha expresado en alguna ocasión que se siente satisfecha de aquel día, demostrando su talante contestatario.

Nacida en Madrid en 1946, Paredes era la hija de la portera de una de los edificios de la Plaza de Santa Ana. De pequeña, mientras ayudaba a su madre en sus labores, se quedaba delumbrada al ver pasar a los intérpretes del vecino Teatro Español. Ahí se encuentra el flechazo con una profesión hacia la que se encaminaría desde muy joven, viendo la posibilidad de escapar de la grisura de la realidad. Pero nunca abandonaría una conciencia de clase que le llevaría a ponerse siempre del lado de los más necesitados. 

Marisa Paredes en 'La flor de mi secreto'

Marisa Paredes en 'La flor de mi secreto'

Desde los 11 años tuvo que empezar a llevar dinero a casa, y trabajó de asistenta y de modelo improvisada para las clientas del taller de un modisto. Después, inició sus estudios en el Conservatorio y en la Escuela de Arte Dramático de esa ciudad. En 1960, con 14 años, debutó en el cine de la mano de José Osuna (Esta noche tampoco) y de José María Forqué (091 Policía al habla). Un año más tarde, debutó en teatro como meritoria en la compañía de Conchita Montes. 

En aquella época, la joven actriz cruzó su camino con Fernando Fernán Gómez, que la deslumbró por su "inteligencia, cultura, sentido del humor, lucidez...". Con él, que la dirigió en El mundo sigue (1965), tuvo una estrecha relación de amistad (que nunca quedó claro si traspasó la línea del romance). 

Después llegarían papeles secundarios en películas de género, en algún spaghetti western y en una comedia de Marisol, donde lentamente fue ganando oficio. Asimismo, empezó a trabajar en el programa de televisión Estudio 1, donde representó personajes de Ibsen, Shakespeare, Chejov o Neville. Sin embargo el punto de inflexión llegó en los 80 con sus trabajos con dos directores noveles: con Fernando Trueba en la comedia Ópera Prima (1980), y con Agustí Villaronga en el oscuro drama Tras el cristal (1986)

Eran ya los tiempos de La Movida, y ahí se cruzó Paredes con el director que la llevaría al estrellato, Pedro Almodóvar. Primero, con un papel secundario en Entre tinieblas (1983). Después, con los protagónistas de Tacones lejanos y La flor de mi secreto. En estos tiempos, se convirtió en la musa del manchego y, con su intensa mirada y su voz profunda, dio vida a personajes inolvidables. El cineasta volvería a contar con ella en Todo sobre mi madre (1999), Hable con ella (2002) y La piel que habito (2010).

Celia Roth, delante de un mural con la cara de Marisa Paredes en 'Todo sobre mi madre'

Celia Roth, delante de un mural con la cara de Marisa Paredes en 'Todo sobre mi madre'

Su colaboración con Almodóvar le abrió las puertas del mercado internacional y trabajó en producciones emblemáticas como La vida es bella (1997) de Roberto Benigni Profundo Carmesí (1996) de Arturo Ripstein. Después, se pondría a las órdenes de Amos Gitai (Golem, l’esprit de l’exil), Raoul Ruiz (Tres vidas y una sola muerte, donde comparte plantel con Marcello Mastroianni), Alain Tanner (Jonás y Lila), Maria Sole Tognazzi (L’uomo che ama), Manoel de Oliveira (Espelho mágico) o Guillermo del Toro (El espinazo del diablo), entre otros.

En 2025 podremos ver su último trabajo para el cine, Emergency Exit, de Lluís Miñarro, un filme coral sobre un grupo de personas variopinto que sube a un autobús con un extraño destino. 

Paredes mantuvo una relación con el cineasta Antonio Isasi-Isasmendi, con el que tuvo una única hija, la también actriz María Isasi. Desde 1983, su pareja era el fotógrado y exdirector de la Filmoteca Española Chema Prado.