![La escultura dedicada a las víctimas de la masacre de Atocha en la plaza de Antón Martín de Madrid, en un momento de la película 'Siete días en mayo'](https://s1.elespanol.com/2025/01/29/el-cultural/cine/920168403_252692527_1024x576.png)
La escultura dedicada a las víctimas de la masacre de Atocha en la plaza de Antón Martín de Madrid, en un momento de la película 'Siete días en mayo'
'Siete días en mayo': la matanza de Atocha frente al peligro de la desmemoria
La película de Rosana Pastor, que se estrena este viernes, combina documental y ficción y reivindica el recuerdo de este episodio clave de la Transición como antídoto contra el auge de la extrema derecha.
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Arrojar luz sobre uno de los momentos más oscuros de la Transición para recordarnos que la democracia no está garantizada si no la defendemos día a día. Con esta vocación nace Siete días en mayo, un viaje a los sucesos que ensangrentaron la noche del 24 de enero de 1977 en un bufete de abogados laboralistas de la calle Atocha de Madrid, donde un grupo de ultraderecha asesinó a cinco personas e hirió de gravedad a otras cuatro.
Dirigida por Rosana Pastor —recordada por su papel como actriz en Tierra y libertad, de Ken Loach— y producida por Dexiderius Producciones, con la participación de TVE, la película aúna documental y dosis de ficción para bucear en aquel episodio negro, con el que nostálgicos del franquismo pretendieron, sin conseguirlo, herir de muerte el proceso democratizador en España.
El cineasta italiano David Riondino aterriza en Madrid para estudiar los hechos, como parte de una serie de documentales que prepara sobre la extrema derecha en Europa. Le sirve de cicerone Alejandra (Carmen Díaz), una joven documentalista que le presentará a afectados por la matanza, investigadores y otros expertos.
También se topará con gente de a pie que lo ayudará a enfocar su guion. Como una amiga de Alejandra, trabajadora sanitaria con pésimas condiciones laborales: “Estamos hasta arriba de trabajo y prescinden de gente”. O una empleada de limpieza en el hotel donde se aloja Riondino, que padece una lesión de muñeca y no puede permitirse solicitar una baja porque su sueldo “es el único que entra en casa”. Aparte, mantiene a un hijo que coquetea con grupos ultraderechistas.
“Una olla a presión”
En Atocha, 55 fueron asesinados los abogados vinculados al PCE Luis Javier Benavides, Enrique Valdevira y Javier Sauquillo, el estudiante de Derecho Serafín Holgado y el administrativo Ángel Rodríguez Leal. Sobrevivieron al atentado la letrada Lola González, casada con Sauquillo, y sus compañeros Luis Ramos, Miguel Sarabia y Alejandro Ruiz-Huerta, el único vivo actualmente.
La matanza se enmarca en la llamada semana negra de Madrid: un día antes, el estudiante Arturo Ruiz había muerto asesinado por un pistolero ultra que irrumpió en una manifestación. La mañana siguiente, en una concentración en repulsa por el crimen, la joven María Luz Nájera fallecía tras ser golpeada por un bote de humo lanzado por la policía. Paralelamente, los Grapo secuestraban al general Villaescusa, y el mismo grupo terrorista acribillaría a tres agentes de las fuerzas del orden el viernes 28. “Una olla a presión”, concluye Riondino al repasar aquella semana en la que la democracia pudo haber muerto antes de nacer.
“Esas manitas bien arriba”
La trama de Siete días en mayo —la semana que David Riondino pasa en Madrid investigando la matanza— se acompaña de imágenes de Siete días de enero, la película de 1979 con la que Juan Antonio Bardem plasmó la tragedia. “Esas manitas bien arriba”, se escucha al actor que encarna a uno de los pistoleros antes de ejecutar una carnicería por la que fueron arrestados pocos días después.
José María Mohedano, abogado al que el destino libró de la matanza —se encontraba reunido en un despacho de un edificio próximo con Manuela Carmena, también socia del bufete—, ejerció la acusación particular en el juicio que se celebró en 1980 contra los autores materiales del crimen, José Fernández Cerrá y Carlos García Juliá.
Su cómplice, “un señorito” que hacía guardia en la puerta —llamado Fernando Lerdo de Tejada— no se sentó en el banquillo porque el juez instructor del caso, “muy vinculado al franquismo”, afirma Mohedano, “lo dejó escapar”. El magistrado, Rafael Gómez Chaparro, que procedía del recién disuelto TOP, el Tribunal de Orden Público franquista, y había recalado en la recién creada Audiencia Nacional, le concedió en la Semana Santa de 1979 un permiso del que nunca regresaría. A día de hoy, continúa en paradero desconocido, aunque su delito ha prescrito. Fernández Cerrá y García Juliá fueron condenados a 193 años de cárcel, de los que cumplieron una parte nimia.
![Rosana Pastor, directora de 'Siete días en mayo'](https://s1.elespanol.com/2025/01/29/actualidad/920168548_252697031_1024x576.jpg)
Rosana Pastor, directora de 'Siete días en mayo'
“Silencio absoluto”
Mohedano evoca la capilla ardiente en la que velaron a sus compañeros asesinados, instalada en la sede del Colegio de Abogados tras superar las reticencias iniciales del Gobierno. Y el “silencio absoluto” en el que transcurrió la manifestación que acompañó al cortejo fúnebre, sólo interrumpido por el zumbido del helicóptero que sobrevolaba la multitud de personas que había acudido a dar su último adiós a las víctimas. Un helicóptero entre cuyos tripulantes se hallaba el rey Juan Carlos, subraya.
El letrado coincide con sus compañeras Manuela Carmena y Paca Sauquillo, hermana de uno de los fallecidos, en que no podían esperarse un atentado contra un despacho de abogados dedicado a defender los derechos de los trabajadores retorciendo como podían la legislación franquista. “Solo cobrábamos si se ganaba el pleito”, destaca la que fuera alcaldesa de Madrid entre 2015 y 2019. Sauquillo rememora palabras de su hermano Javier: “Decía que lo de la Triple A en Argentina [la organización terrorista Alianza Anticomunista Argentina] no iba a ocurrir en España”, sin poder presagiar que caería tiroteado por terroristas del mismo signo ultraderechista.
Carmena manifiesta su “inmensa sensación de deuda” con los amigos abatidos, “que no han podido vivir la democracia, ni envejecer”. Una emoción que comparte con Alejandro Ruiz-Huerta, al que un bolígrafo en el bolsillo de su camisa le salvó la vida en primera instancia al desviar una bala. En segunda, fue el cuerpo salvador de su compañero Enrique Valdevira, que cayó sobre él, cubriéndolo y evitando así que unos asesinos “que disparaban a todo lo que se movía” pudieran rematarlo.
![El abogado laboralista Alejandro Ruiz-Huerta, superviviente de la matanza, en un momento de la película](https://s1.elespanol.com/2025/01/29/actualidad/920168546_252696965_1024x576.jpg)
El abogado laboralista Alejandro Ruiz-Huerta, superviviente de la matanza, en un momento de la película
Los olvidados de la Transición
Ruiz-Huerta, actual presidente de la Fundación Abogados de Atocha, reivindica la memoria de “los olvidados de la Transición”, aquellas víctimas de violencia policial o de grupos de extrema derecha excluidos del relato de aquellos años convulsos a la par que esperanzadores.
Siete días en mayo vincula el recuerdo de Atocha a la necesidad de denunciar los mensajes ultras tan difundidos actualmente en toda Europa. Una extrema derecha que “sabe utilizar las nuevas tecnologías y lo ha entendido antes” que otras formaciones políticas, como apunta el historiador Steven Forti, de la Universidad Autónoma de Barcelona. Y que “ya no necesita golpes” para acceder al poder, pues ahora “gana elecciones”, previene el periodista e investigador Miquel Ramos.
La necesidad de recordar la historia para que no se repita queda patente con una de las frases que abren el documental: “No es remedio pretender el olvido”.