Brian Cox (Dundee, Reino Unido, 1946) transmite la tranquilidad propia de quien sabe que el trabajo está hecho. Como un planeta indiferente al transcurso del tiempo, se sienta en la silla de una gran sala de la Cámara de Comercio de Lille —es la gran estrella de la presente edición del festival Series Mania— y deja que los periodistas orbiten a su alrededor como una nube de satélites. Administra las respuestas con la generosidad de ese barman veterano que siempre te da más de lo que le pides, de manera que si alguien se queda sin preguntar —20 minutos para 20 periodistas— tenga material más que suficiente para completar su tarea.
Y el curtido intérprete escocés que sabe que no puede desvelar demasiadas cosas sobre la temporada final de Succession que HBO Max lanza este lunes en nuestro país, mide sus palabras con la precisión de un sastre de Saville Road para que intuyamos que el traje ha quedado impecable, y va desviando la conversación hacia su terreno, el de la actuación, quitándole unas cuantas capas de hierro al oficio (“No sentía nada mientras interpretaba la última escena de Succession. ¡Nada! Era la última escena, finito”) sin menoscabar la importancia en su carrera de un papel como el de Logan Roy (“Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, no hay ninguna duda sobre eso”). Eso sí, aclara que “Logan obtiene todo lo que necesita y creo que eso es lo bueno de la serie, lograr que el personaje consiga paz”.
Si a sus 76 años algo tiene claro Brian Cox es que los procesos tienen una duración limitada y alargarlos solo conduce a la extenuación, así que Logan Roy ha vivido lo justo, al menos en su rotunda opinión: “Lo que me impresionó de Jesse Armstrong es que es consciente de que existen unas limitaciones en aquello que hacemos, y la mayoría de las series estadounidenses duran más de lo que deberían; Succession no hará eso. A HBO le encantaría que duráramos tanto como Juego de tronos, pero, gracias a Dios, eso no sucederá. Me resultaría muy difícil estar diciéndole fuck off a la gente durante los próximos diez años, aunque creo que es lo mejor que se le puede decir a alguien”.
Ahora bien, el que encarnara por primera vez a Hannibal Lecter —bautizado como Lektor en el Hunter de Michael Mann— asume la carga política contenida en el potencial discursivo de la serie creada por Armstrong: “Experimenté la verdadera pobreza cuando era niño, justo después de la muerte de mi padre, así que resulta irónico que haya estado interpretando a uno de los hombres más ricos del mundo. Soy socialista, lo digo sin ningún tipo de vergüenza, y creo que la reflexión moral que plantea Succession es importante para mí”.
Pero, ¿qué supone Logan Roy para alguien que ha interpretado a Agamenón (Troya), a Göring (Nuremberg) o Churchill? “Creo en la práctica. Logan Roy ha sido un papel maravilloso, pero es solo una parada en el camino. No es el destino final. Sin embargo, sé que va a ser difícil abandonarlo, no para mí, yo estoy bastante feliz de dejarlo, sino para otras personas. Tendré que trabajar más duro para persuadirles de que, en realidad, soy un actor”.
[Comedias para partirse la caja (parte 1)]
De esa concepción de la profesión derivan sus polémicas con compañeros de reparto (Jeremy Strong) sobre determinados métodos de actuación: “Pienso en Daniel Day-Lewis, que se retiró a los 55 agotado por la manera en la que trabaja, porque se mete dentro de los personajes durante mucho tiempo. Y yo siempre me he dicho, ¿retirarse a los 55? ¡Pero si ahí es cuando te llegan los papeles más interesantes! Es cuando puedes reflejar la vida de la mejor manera”.
Por cierto, una hilarante anécdota sobre el origen de uno de los personajes más icónicos de la ficción seriada de los últimos tiempos: “En las primeras conversaciones que tuve con Armstrong y Adam McKay (productor ejecutivo y director del piloto) se planteó de dónde era Logan y yo sugerí que podía ser escocés. Jesse (Armstrong) dijo que de ninguna manera, que tenía que ser americano, mientras que Adam (McKay) lo encontraba interesante. Se impuso el criterio de Jesse (Armstrong) y cuando rodamos el piloto, que fue justo el día de mi cumpleaños, supimos que el personaje había nacido en Quebec, que hasta donde yo sé no está en Estados Unidos. Ahí empecé a cuestionar los conocimientos de Jesse (Armstrong) sobre geografía".
Y continúa Cox: "Así que durante los primeros nueve episodios seguí adelante con ese tono hasta que llegamos a la secuencia de la boda del final de la primera temporada. En una de las pausas me siento junto a Peter Friedman (que interpreta a Frank en la serie) que acababa de llegar de una de las sesiones de doblaje y me dice: '¿Sabes que han cambiado tu lugar de nacimiento?'. '¿Qué quieres decir?', le respondo. 'Que no naciste en Quebec'. '¿Dónde, entonces?'. 'No lo recuerdo', me dice Peter mientras mira su móvil para cerciorarse: 'En un lugar llamado Dundee, Escocia'. 'Pero es que yo nací allí', le dije. 'Vaya, a eso le llamo yo una coincidencia', contestó Peter (Friedman). Así que me fui enseguida a ver a Jesse y le dije: 'llevo nueve episodios interpretando a Logan como si fuese de Quebec y ahora me entero de que es de Dundee, ¿por qué?'. ¿Sabes cuál fue su respuesta? 'Pensamos que sería una pequeña sorpresa'. Y eso fue todo".
De Eugene O’Neill a Glenrothan
Brian Cox asume que en su oficio solo se puede ir hacia delante y argumentos para convencer a los que ya contemplan con nostalgia el final de Succession y el adiós de Logan Roy no le faltarán. Primero, el teatro: “Llevo haciendo esto durante 60 años, he interpretado muchos papeles y seguiré buscando nuevos alicientes mientras todavía pueda. Ahora que puedo permitírmelo voy a volver al teatro: interpretaré a Bach y luego haré una reposición de Largo viaje hacia la noche, de Eugene O'Neill. En este trabajo no puedes vivir de glorias pasadas”.
Y después de O’Neill, llegará Glenrothan, su primer largometraje como director, aunque no su debut tras las cámaras, puesto que en el año 2000 dirigió el cuarto episodio de la quinta temporada de la mítica Oz (Tom Fontana, 1997-2003). “Sigo poniéndome muy nervioso cuando hablo de esto (cruza los dedos), porque todavía estamos en fase de preparación”, dice. “Pero si no la hago ahora, cuando me lo vuelva a proponer ya estaré gagá”, bromeó el actor escocés, alguien que asume la dirección del proyecto para comprobar su propia y nada complaciente teoría: “No me gustan nada los directores. La mayor parte del tiempo suponen una molestia. Yo los llamo la plaga, así que quiero ver si soy tan malo como ellos”.
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Glenrothan, que se rodará durante los meses de junio, julio y agosto, se desarrolla en una destilería situada en las Highlands escocesas y narra el reencuentro dos hermanos que no se veían desde el funeral de su madre. El más joven se marchó a Estados Unidos y no ha pisado su tierra natal desde entonces. Cuarenta años después de su marcha, el hermano mayor, interpretado por el propio Cox, le pide que regrese para prestarle ayuda.
“Yo interpreto al hermano aburrido, algo que se me da bastante bien. De los dos hermanos, yo soy el que se queda atrás, el que carga con el muerto, por así decirlo. Aunque, en realidad, el destilador natural, el que tiene el don, es el que se marcha. Mi personaje atraviesa por un momento delicado y le pide a su hermano que vuelva, pero este ignora su petición. Entonces, su hija lo secuestrará para traerlo de vuelta a Escocia. Ahí empieza la aventura”. Como ven, Logan Roy ya tiene sustituto.