Succession terminó, el mundo suspiró y el británico Jessie Armstrong remató el mayor triunfo de su carera. Las cuatro temporadas de la serie, de diez capítulos todas menos una que tiene nueve, ofrecen un repaso a las andanzas de la riquísima familia Roy, inspirada en la del magnate Rupert Murdoch, dueño de Fox.
La serie aborda la batalla abierta por la sucesión del patriarca, Logan Roy (Brian Cox), entre tres de sus hijos: el inteligente pero adicto e inseguro Kendall (Jeremy Strong), el frívolo pero astuto Roman (Kieran Culkin) y la hija pequeña, Shiv (Sarah Snook), que desempeña un papel clave en los equilibrios de poder y es más cauta pero aguerrida. A cuchillo limpio, más que ver aquello de “los ricos también lloran”, podríamos decir que los ”ricos también se arrastran por los suelos”, en una serie de evidentes ecos shakespeariano sobre un “roy” que no se acaba de fiar de ninguno de sus príncipes herederos.
Armstrong asegura en Madrid, donde da una masterclass como invitado del Serializados Fest, que no echará de menos su obra más célebre después de cuatro intensísimas temporadas de puñaladas traperas, tipos en traje y corbata de Gucci, que hablan como si fueran matones de taberna. Un repaso inmisericorde a las elites que ha tratado de que sea lo más realista posible.
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Como fuente de inspiración, asegura que todo está en los libros o en los reportajes sobre la alta sociedad de revistas como Vanity Fair o The New Yorker. Y como trasfondo, un capitalismo feroz e implacable en el que los reyes del universo si juegan a los dedos con el universo, parafraseando la célebre frase de Einstein.
Sin embargo, hay mucho más que Succession. Armstrong comenzó su carrera en la televisión británica triunfando con series como Peepshow (2003), sobre dos treintañeros desnortados que comparten piso en Londres, para luego proseguir con una trayectoria brillante como guionista y showrunner en series como Veep (2012), sobre una vicepresidenta de Estados Unidos, o películas como In the Loop (Armando Ianucci, 2009), un parodia de la guerra de Irak, o Four Lions (Chris Morris, 2010), en la que realiza una ácida comedia sobre el terrorismo yihadista, de la que sale más que vivo.
Pregunta. ¿Realmente ha terminado Succession?
Respuesta. Sí, para siempre.
P. Voy a hablarle como en su serie: ¿Un millón de dólares ahora mismo en su cuenta corriente y hay quinta temporada?
R. [Duda un momento y luego se ríe] No. Quiero ser justo en esto, se acabó.
P. ¿Cuándo debe terminar una serie: cuándo quiere el autor, la plataforma o el público?
R. Creo que debe ser el autor quien tome esa decisión. Es el autor quien conoce mejor su material. Hay buenas razones para continuar, pero hay muchas malas. Las malas son cuando solo lo haces por dinero o porque necesitas el trabajo y no piensas en lo mejor para la serie. Es difícil decir realmente cuándo debe acabar. En este caso tenía claro que debía terminar cuando se eligiera sucesor y así ha sido. Una vez solucionado eso, que es el conflicto central desde el principio, no tiene sentido seguir
P. ¿Qué cree que nos dice su retrato de la élite sobre el mundo en el que vivimos?
R. Quizá nos lo dice todo, porque concentran mucha riqueza y eso tiene un impacto profundo en nuestras vidas. Por tanto, tiene un impacto directo en nosotros. Y luego siempre le ha interesado a todo el mundo las historias sobre reyes y príncipes, eso existe desde La Ilíada y La odisea, los dioses influyen en lo que pasa en los mortales. Nos gusta ver los defectos y los méritos y deméritos de esta gente
P. ¿Succession es un retrato de la crisis moral del capitalismo?
R. Vemos la influencia que tiene hoy la tecnología, pero es una historia que también podría haber sucedido en los años 1890 en Estados Unidos, durante la edad de oro de los “barones ladrones” [capitalistas en esa época que se beneficiaron de una manera desmesurada]. Hay algo patológico que puedes observar en lo que personas como los Roy hacen, pero no creo que necesariamente sea el fin del capitalismo. Y si acaba algún día el capitalismo, será un final muy largo.
P. ¿Cree que Shakespeare hoy haría una serie como Succession?
R. No lo sé. Supongo que soy británico y un ser humano y Shakespeare escribió grandes obras sobre las que poder reflexionar. Por supuesto, cuando cuentas una historia sobre un padre que debe dividir su reino entre sus hijos no puedes evitar pensar en El rey Lear, eso está allí. Y luego también escribió Hamlet, Macbeth, Julio César, Antonio y Cleopatra… Hizo muchas obras con el tema de la sucesión. Son momentos de crisis en los que se plantea la cuestión de la legitimidad del poder. Por tanto, hay muchas similitudes en las cosas que estamos interesados. De todos modos, me da una cierta vergüenza pretender que estoy en la misma liga que Shakespeare en cuanto a calidad.
P. Retrata un mundo de superricos al que muy poca gente tiene acceso. ¿Cómo consigue penetrarlo?
R. Es duro entrar dentro, pero como existe esa fascinación por la gente rica y poderosa hay mucho escrito sobre ellos. Si vas a la librería encontrarás muchos libros sobre Summer Redstone, Conrad Black, Hearst… Hay mucha literatura sobre esta gente. Estas personas también tienen mucho interés en que se escriba de ellos de determinada manera, pero se encuentran con que otras personas de poder también tienen interés en hacerles daño, con lo cual no pueden controlar su narrativa como les gustaría. Luego surgen esos reportajes tan largos y minuciosos de revistas como Vanity Fair o The New Yorker en los que vemos diferentes versiones de estos personajes, en los que ves a distintos "spin doctors" (publicistas) combatiendo entre sí.
P. ¿La cercanía con el Poder con mayúsculas crea ambientes tensos, llenos de ansiedad, como vemos en Succession?
R. Sí. Uno de los objetivos que teníamos era que ese mundo no pareciera demasiado atractivo para el público. Muchas veces ni siquiera los lugares donde están son demasiado bonitos. Las habitaciones de hoteles de cinco estrellas se parecen mucho en todas partes, tienen la misma decoración y no son atractivas. Hay una ansiedad y una tensión de la gente por mantener lo que tienen o querer promocionarse, que hacen que estas habitaciones sean lugares incómodos.
P. ¿Puede haber verdadero amor cuando hay tanto dinero y poder de por medio?
R. Sí, sí lo pienso. Creo que sí tienen verdaderos afectos. Pero es cierto que tratan de maximizar el valor todo el tiempo. Alguna gente ve la parte bonita: los helicópteros, casas preciosas, comida excelente… Otras personas ven el aislamiento, el no poder ir a un café tranquilamente a tomarse algo o la tensión constante. La idea al final era ser realista, que tuvieras la sensación de estar allí con ellos.
P. A la hora de crear una serie, los personajes son lo más importante. ¿El carácter es el destino?
R. Succession fue un caso inusual porque el primer interés fue hablar sobre la situación del mundo. Pero está totalmente conectado con la gente que vive en ese mundo. Creo que la gente al final ve las películas o las series porque quiere ver a personas, todos estamos fascinados por el ser humano, nos preguntamos por qué hacen lo que hacen y por qué llevan la vida que llevan. Ese es el interés primordial.
El carácter es el destino, y esto es algo que está en la serie, en el sentido de que tenemos libertad como seres humanos para tomar decisiones de tipo moral o de otro tipo, pero estamos constreñidos por los valores con los que hemos crecido, por tu clase, tu cultura, los valores en los que has crecido, tu lugar de nacimiento… Y esa libertad se hace cada vez más estrecha y la serie se pregunta si es posible romper con eso. Una de las cuestiones es si podemos romper esos límites de clase y cultura, y no mucho. Los Roy tratan de ser ellos mismos, de apartarse de la familia, pero la potencia es tan fuerte, el poder, el dinero… que no son capaces.
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P. En películas suyas como In the Loop o Four Lions hemos visto también como la comedia y el humor está presente, aunque en distintos grados. ¿La comedia es su ámbito natural?
R. Vengo de la comedia, la amo, muchas grandes obras tienen mucha comedia. Es la forma en que escribo y no puedo evitarla, las ideas cómicas simplemente surgen. Creo que hemos visto muchos retratos de gente rica y poderosa que son presentados como villanos, es algo muy común en la cultura popular, pero no tantos retratos de personas de clase alta un tanto alocadas, vanidosas, a veces ridículas o fracasando… Estas personas ganan mucho dinero, pero también pueden perder mucho, toman malas decisiones o tienen reacciones violentas en momentos en que no deberían. Depende al final de en qué momento las cojas. La comedia ayuda a hacer ese retrato.
P. ¿Qué debe tener un guionista?
R. Debes tener un buen oído para los diálogos y no sé muy bien cómo consigues eso, aparte de escuchar a mucha gente y leer mucho. Y luego hay que tener una “capacidad negativa” de ser capaz de borrarte a ti mismo. Con frecuencia me preguntan cuál es mi personaje favorito y para mí es importante no tener ningún personaje favorito, porque no debo tenerlo. Hay personajes que te gusta escribir, pero debes ser capaz de ponerte a un lado para meterte en su piel y ver la vida cómo la viven ellos.
P. En la película Four Lions (2010) hace una parodia del terrorismo yihadista. ¿Hay líneas rojas para la comedia?
R. Creo que todo potencialmente puede ser el tema para una comedia. Pero algunas veces, como con esta película, se trata de encontrar el ángulo cómico y no es fácil, porque hay 90 mil maneras de hacerla mal y solo una de hacerla bien. Se trata de encontrar los personajes correctos, el momento correcto y la actitud, los actores… todo debe estar bien para no hacer una película desagradable y vulgar. A veces es casi imposible encontrar la manera, pero debes encontrarla.
P. ¿Las series pueden estar más cerca de la novela porque ofrecen más tiempo para desarrollar los personajes y las situaciones?
R. Quizá sí. Uno de los placeres cuando has creado un mundo es poder desarrollar al máximo la potencialidad de los personajes. Tengo ganas de verlos en situaciones muy diversas y eso te lo permiten las series. En una película debes escoger solo unos pocos momentos que, además, hagan avanzar la trama. Por supuesto, en una serie es importante que todo avance y cambie, pero tienes más posibilidades de idear nuevas escenas en las que puedas ver distintos ángulos del personaje o de las relaciones en distintos tiempos y situaciones. Una diferencia fundamental con una novela es que surge de la imaginación de una sola persona y en una serie es un trabajo colectivo. Me siento responsable y muy orgulloso como "showrunner", pero la serie al final es el resultado del talento de muchas personas, es como una novela escrita por 200 novelistas”.
P. ¿Cómo logra un “showrunner” poner de acuerdo a tantos guionistas?
R. Es el trabajo. Se trata de armonizar diferentes talentos mientras eres el tipo que lee el mapa y dice “hacia allí es hacia donde vamos”. Se trata de saber lo que haces día a día. Es una combinación entre no comportarte como un dictador y destrozar el talento de la gente, pero al mismo tiempo asegurarte que todos estamos haciendo lo mismo.