La mañana del 17 de noviembre de 1990 el país se despertaba con una pregunta rondando de manera obsesiva en la cabeza de los españoles: ¿quién demonios había matado a Laura Palmer?

La noche anterior más de dos millones de espectadores habían visto los primeros dos capítulos de Twin Peaks en una recién inaugurada Telecinco, que consiguió arrancar a los datos de audiencia un sorprendente 47% de share, dato al que hoy sólo se podría aproximar una final de la Champions League. 'David Lynch revoluciona la televisión', titulaba El País. 'El mayor éxito televisivo de los últimos años', reproducía ABC.

¿Pero como sucedió todo esto?

Una semana antes, una misteriosa noticia aparecía en las páginas publicitarias de los principales periódicos: 'Laura Palmer ha sido asesinada'. 'Nadie sabe quién la mató', añadía la publicidad del día siguiente. 'Sólo hay una pista: sabemos dónde fue encontrado su cadáver. Descúbrelo mañana', culminaban los diarios.

Al día siguiente, por fin, se explicó la gran estratagema: Telecinco, la nueva cadena de Berlusconi, se disponía a emitir Twin Peaks, la primera producción de David Lynch para la TV.

’Si se pierde Twin Peaks esta noche, mañana no sabrá de que hablar’, amenazaba la noticia. Y vaya que fue así.

Publicidad de 'Twin Peaks' en Telecinco

El responsable de esta precampaña publicitaria tan exitosa fue Manuel Villanueva, el actual director general de contenidos de Mediaset, quien en 1990 era el director de programación de Telecinco y que apostó desde el primer momento por traer la aclamada serie de David Lynch al canal privado.

Por entonces, el director de Twin Peaks había rodado Cabeza borradora (1977), El hombre elefante (1980), Dune (1984), Terciopelo azul (1986) y Corazón salvaje (1990). Una filmografía lo suficientemente original y diferente como para que su salto a la televisión junto al productor Mark Frost (Canción Triste de Hill Street) generase un gran interés.

[Twin Peaks. La broma infinita]

Y es que Twin Peaks, con su extraño universo rural, sedujo a los espectadores desde el primer episodio, gracias a la hábil combinación de culebrón policíaco surrealista, poblado por unos enigmáticos personajes, con la hipnótica y dramática banda sonora compuesta por el gran Ángelo Badalamenti.

Durante su emisión el artefacto narrativo tuvo un tremendo impacto y la serie mantuvo en vilo a millones de espectadores ansiosos por comprender y encajar las piezas de un puzle detectivesco en el que nada era lo que realmente parecía.

Las buenas críticas también acompañaron y, a ritmo de dos noches por semana, en Telecinco se ventilaron los ocho capítulos de la primera temporada. Las cifras hablan por si solas: 2,42 millones de espectadores (50,3% de cuota de pantalla) que se quedaron estupefactos el 29 de noviembre cuando vieron el ultimo episodio y comprobaron que no se resolvía nada del misterio principal.

Sherilyn Fenn y Kyle MacLachlan, en 'Twin Peaks'

Al día siguiente la centralita de Telecinco quedó colapsada por las innumerables llamadas de los espectadores exigiendo que no les podían dejar así y teniendo que asegurar desde la propia cadena privada que ya estaban en marcha los nuevos episodios (de hecho, en Estados Unidos ya se estaba emitiendo la temporada 2).

Y no solo eran, por así decirlo, espectadores rasos los que se quejaron de esta especie de ‘estafa televisiva’, sino también personalidades del medio como Antonio Mercero. "Yo no sé si Telecinco lo cortó o es así, pero me siento bastante frustrado y engañado', declaraba el creador de Verano azul. Mientras, la cineasta Pilar Miró pareció entender mejor que nadie la propuesta: "Empecé viendo la serie como un thriller serio, hasta que me di cuenta de que era una especie de tomadura de pelo, y estaré encantada de que el señor Lynch me vuelva a tomar el pelo al final".

Tal fue el impacto que Telecinco decidió emitir rápidamente un especial de televisión analizando el imparable fenómeno, presentado por un entusiasmado Jose Luis Garci, titulado Las Claves de Twin Peaks.

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Diario y desenlace

Pero los propios productores, David Lynch y Mark Frost, eran muy conscientes de que podían añadir mas piezas a este rompecabezas y en medio de las dos temporadas decidieron encargar a Jennifer, la hija de David Lynch, escribir El Diario Secreto de Laura Palmer.

Un pequeño libro que se publicó en el verano entre las emisiones de la primera y segunda temporada en Estados Unidos y que, más allá de la simple explotación del éxito de la serie, fue concebido como una pieza más del puzle dramático. Un diario que cubría los últimos cinco años de la vida de Laura Palmer sin revelar quién era el asesino, pero brindando unas cuantas pistas nuevas y sorprendentes al lector.

El libro arranca en el duodécimo cumpleaños de Laura, cuando recibe el diario como regalo, y a partir de una escritura afectada e infantil, propia de alguien de esa edad, vemos como va convirtiéndose en una joven que no puede reprimir las cada vez más fuertes pulsiones sexuales y sus coqueteos con el alcohol y el tabaco.

Afortunadamente, Twin Peaks no tardaría mucho en volver a la pantalla en Telecinco. 'Vuelve el desconcierto de David Lynch', publicaba ABC en una noticia de su sección televisiva. Y es que la segunda temporada se estrenaría en nuestro país el 28 de febrero de 1991, con 13 nuevos episodios que seguirían enganchando a la audiencia... aunque algo menos.

Cartel promocional de 'Twin Peaks'

Sin embargo, el juego de combinar las expectativas con la publicidad de Telecinco no terminó ahí: 'Hay un 99% de probabilidades de que descubras al asesino de Laura Palmer entre esta noche y mañana’, rezaba un anuncio publicado en marzo de ese año. Y, por extraño que parezca, fue así, ya que se emitió el séptimo episodio de esa temporada que mantuvo en vilo a los espectadores ante tamaño descubrimiento.

Eso sí, esa segunda temporada (que Telecinco terminaría de emitir el siguiente otoño como Twin Peaks: El desenlace) sufriría toda una crisis creativa con el tándem principal de Lynch/Frost despidiéndose de la serie. El motivo principal fue, precisamente, las presiones por parte de la cadena ABC para que se revelase la identidad del asesino antes de lo que quería el director. Y es que intentar atar en corto a Lynch no suele ser buena idea.

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Esto hizo que la serie entrase en cierta caída, no solo creativa sino también de espectadores, que veían cómo se disipaba el lado más fascinante de la trama. Si bien el desplome de audiencia fue apreciable, en España sorprendentemente aguantó bastante mejor que el resto de países y la excepcional banda sonora de Angelo Badalamenti se convirtió en uno de los discos más vendidos.

Un año más tarde, David Lynch dirigiría el filme Twin Peaks: Fuego camina conmigo, donde aprovecharía para mostrar con total libertad creativa su habitual universo perturbador y terrorífico. Una precuela de la serie que acabaría añadiendo más confusión (y perversión) a este particular microcosmos rural.

Y finalmente en 2017 el cineasta de Montana nos obsequiaría con una magistral y (todavía más) lynchiana tercera temporada de Twin Peaks formada por 18 nuevos capítulos que cerraría el ciclo de manera definitiva.

Pero eso, como diría Lynch, es otra historia.