Diversidad y traumas. De un mundo en el que todos eran blancos y 'duros' a los tormentos. De Starsky y Hutch, Colombo y El Equipo A a ese Carmy (Jeremy Allen White) de Chicago de The Bear, el cocinero brillante pero repleto de miedos y traumatizado por su complicado pasado familiar. ¡Y encima fuma! Por si queda alguna duda de que es un outsider. Claro que en cuanto a traumas y personalidad torturada la palma se la lleva el británico Richard Gadd, quien se interpreta y dirige a sí mismo en la insólita Mi reno de peluche, sobre su destructiva relación con una admiradora psicópata que lo sometió a una persecución implacable.

Hace una semana, en la entrega de los Emmy en las categorías técnicas, Shogun ya arrasó con 14 premios, mientras que The Bear se llevó cuatro. Al final, le fue mejor a Shogun que a The BearJunto a estas series, la gran triunfadora de la noche fue precisamente Mi reno de peluche, ambientada en Londres, con cuatro Emmys a mejor miniserie, actor, guion y actriz secundaria para Jessica Gunning por su interpretación de esa acosadora, a la que logra dar una desconcertante mezcla entre ternura y una peligrosa locura.

Enamorado de una transexual, con dudas sobre su propia sexualidad, fracasando de club en club de Londres como monologuista y el gesto siempre contrariado, lo más fascinante de la serie es cómo acaba necesitando ese amor enfermo para sentirse vivo, al tiempo que lo destruye en una serie realmente atípica.

Sobre el escenario, Gadd, que salió tres veces, tuvo tiempo de dar ánimos a todos aquellos "que están en un hoyo porque así estaba hace diez años" y animó a las plataformas como Netflix (que ha producido su serie) a "tomar riesgos, forzar los límites y dejar de lado lo cómodo".

A Mi reno de peluche solo le robó protagonismo en su categoría Jodie Foster, que contra pronóstico ganó como protagonista por la cuarta temporada de True Detective, titulada Noche polar, en la que interpreta a una aguerrida investigadora en una Alaska glacial y perturbadora. A la inolvidable Clarice Starling de El silencio de los corderos (1991), por la que le dieron un Oscar parece que se le dan bien los papeles policíacos.

Veteranos y reivindicación latina

Además de Jodie Foster, la gala de los Emmy, celebrada en el Peacock Theatre de Hollywood, se convirtió en una verdadera pasarela de viejas glorias. Presentada por los cómicos Dan y Eugene Levy, padre e hijo, conocidos por la serie Schitt’s Creek, sin acaparar mucho protagonismo, vimos a Don Johnson rememorando sus tiempos de policía en Corrupción en Miami, a Candice Bergen (la eterna Murphy Brown), que aprovechó su momento en el escenario para atacar al candidato de Trump a vicepresidente, JD Vance, defendiendo el derecho de las mujeres a no tener hijos. O a Billy Crystal, mítico presentador de las galas de los Oscar en los 90, que hizo chistes sobre su vejez y dijo que "estar aquí es un placer, bueno, a estas alturas estar en cualquier sitio lo es".

Sin olvidar el toque hispano en una gala con Gael García Bernal y Diego Luna, la eterna pareja de Y tu mamá también (2001), que habló todo el rato en español y recordó a "los 50 millones de hispanohablantes en Estados Unidos". John Leguizamo, por su parte, dio un contundente discurso en el que dijo: "Yo de niño veía Star Trek y pensaba que en futuro no habría más latinos. Durante muchos años sólo hemos servido para hacer del calentorro, el amante, el gángster... Si no te quejas no puedes cambiar nada y por eso llevo todos estos años quejándome todo el tiempo".

Volviendo al tono preelectoral que recorrió toda la velada, Liza Colón-Zayas, ganadora como mejor actriz de reparto en serie de comedia por The Bear lo dejó claro: "A todas las latinas que me miran, sigan creyendo y luchen por sus derechos, peleen por sus sueños".

Católicos y protestantes

Con las elecciones de Estados Unidos a la vuelta de la esquina parecía lógico que la política impregnara toda la gala. Y fue Martin Sheen en su papel de presidente de Estados Unidos en El ala Oeste de la Casa Blanca quien dio el premio a la mejor serie dramática desde un despacho oval montado en el escenario. Las quinielas también acertaron con Shogun, esa serie ambientada en un Japón en llamas en el siglo XVII en la que son los japoneses quienes llaman a los occidentales "bárbaros" para darnos una cura de humildad colonial.

Basada en la novela homónima de James Clavell de 1975, Shogun además, se llevó el Emmy a la mejor dirección para Frederick E.O. Toye, el premio a la mejor actriz en serie de drama fue para Anna Sawai y el de mejor actor para Hiroyuki Sanada por su papel de Yoshii Toranaga, ese señor feudal siempre en riesgo de perder la vida,

Planteado como uno de esos 'peliculones' de Hollywood a la vieja usanza que parece que ha dejado de hacer el propio Hollywood para la pantalla grande, Shogun retrata con fuerza el choque de la cultura occidental con la japonesa, los conflictos coloniales en Asia entre portugueses, españoles e ingleses, a la gresca por hacerse con el lucrativo comercio con Oriente, y también la cruenta división del cristianismo entre católicos y protestantes. Sin duda, Kurosawa, el gran maestro que unió el mundo occidental del western con el japonés en películas como Los siete samuráis (1954) habría estado satisfecho si hubiera podido ver este premio que el director le dedicó al recogerlo.

The Bear se llevó cuatro Emmys, el de mejor actor en serie de comedia para el cocinero perpetuamente insatisfecho Jeremy Allen White, secundario para Ebon Moss-Bachrach, ese primo del protagonista amargado y con mal genio pero buen corazón. Y al mencionado premio para Liza Colón-Zayas hay que sumar también el de dirección para Christopher Storer. Las habituales bromas sobre si una serie que arranca con el suicidio del hermano del protagonista, donde no paran de gritarse los unos a los otros y sobre que no resultaría sorprendente que ninguno apareciera en el refrigerador con las venas reventadas, fueron recurrentes. The Bear es una buena serie sobre la neurosis contemporánea, la forma en que los seres humanos nos necesitamos aunque nos hagamos daño, pero también sobre nuestra capacidad de perfeccionarnos.

'Hacks' da la sorpresa

A la previsible fiesta de The Bear se le coló la sorpresa de Hacks, que en su tercera temporada ha tocado el cielo de los Emmys con la distinción a la mejor serie de comedia, guion y mejor actriz para la muy veterana Jean Smart. Muy yanqui, es una serie de Max que plantea la relación entre una veterana cómica de stand up comedy (Smart) que consigue recuperar la gloria y fortuna gracias a su colaboración con una joven escritora veinteañera (Hannah Einbinder). En esta tercera y premiada temporada, volvemos a ver a la tiránica y engreída protagonista, salvada por sus buenos sentimientos, claro, y su reencuentro con la joven a la que dio la espalda en sus ataques de ego.

Hubo más premios. Como el que se llevó Elizabeth Debicki por su Diana de Gales en The Crown como mejor actriz de drama. O el del veterano Steven Zaillian como mejor director de miniserie por Ripley, primorosa versión en blanco y negro de la clásica historia del "monstruo" de Patricia Highsmith y los incautos millonarios americanos perdidos en el sur de Italia. O el de Billy Crudup como mejor actor de reparto por The Morning Show y el de Lamorne Morris por Fargo también como mejor actor de reparto. A esos premios hay que sumar el de Will Smith como guionista de drama por la británica y poco conocida Slow Horses. Además, el Emmy al mejor talk show fue para Jon Stewart por The Daily Show, el programa preferido de los progres de Estados Unidos, y The Traitors fue galardonado como el mejor reality show.

En una gala que insistió mucho en la diversidad, el Emmy honorifico, llamado Internacional a los Fundadores, fue para Greg Berlanti, el hombre que hizo posible que en Dawson crece se viera el primer beso adolescente gay en horario de máxima audiencia de la historia de Estados Unidos. Director de películas como Con amor, Simon (2018) o series como Leyendas del mañana, The flash o Flecha, suyo fue el momento más emotivo de la noche: "Era un niño en un barrio perdido y en esos tiempos no había Internet. Lo único que teníamos los gays era Dinastía, Dallas y Las chicas de oro". Después de dedicar el Emmy su marido y sus hijos, se congratuló de los pasos dados y animó a la audiencia seguir luchando.