La ciudad de Gotham puede alardear del que probablemente sea el mejor plantel de antagonistas en el mundo del cómic. Más allá del Joker, cuya popularidad sobra mencionar y ha disfrutado de interpretaciones magistrales como la celebérrima de Heath Ledger en El caballero oscuro o la más reciente de Joaquin Phoenix, otros, como Enigma o el Pingüino, también cuentan con un largo recorrido dentro del mundo de DC.
Estos últimos fueron dos de los escollos a los que se enfrentó el Batman de Robert Pattinson en The Batman (Matt Reeves, 2022). Paul Dano (Pozos de ambición, Pequeña Miss Sunshine), con su eterna cara de pubescente pese a haber ya rebasado la frontera de los cuarenta años de edad, fue el encargado de ofrecer una perspectiva distinta del clásico Enigma que trajeron producciones anteriores.
Con su aspecto entre adolescente y marginal, el Enigma de Dano encarnaba a un personaje con reminiscencias a la conocida figura del "lobo solitario" que tan a menudo ha aparecido en la cultura estadounidense, rifle en ristre, para tomarse la justicia por su mano, ya sea en eventos políticos, conciertos, supermercados o escuelas.
Enigma cumplía la función de antagonista principal en la película de Reeves; no era así con el Pingüino -interpretado por Colin Farrell-, en cuyo caso, más allá de una persecución memorable, no pasaba de ser un personaje secundario con apariciones puntuales.
Dos años después de la llegada a los cines del Batman de Reeves, HBO Max ha devuelto al personaje de Farrell el protagonismo que no tuvo en la película. Desde el 19 de septiembre está disponible en la plataforma digital El pingüino, una serie que sigue los pasos de Oz Cobblepot -nombre real del pingüino- en sus esfuerzos por ascender en las estructuras criminales del lumpen de Gotham.
De nuevo es Colin Farrell el encargado de dar vida a Cobblepot, con un trabajo de caracterización que lo vuelve irreconocible y define en buena medida el tipo de personaje que el equipo ha querido construir: "Nos hemos subordinado en gran parte al trabajo de maquillaje que se ha realizado sobre Colin. El maquillaje es un personaje más de la serie", sostiene Craig Zobel (Westworld, American gods), director de los tres primeros episodios de la serie.
Mientras que The Batman (2022) es un filme en el que predominan los espacios oscuros y la noche, en El Pingüino gran parte de la acción sucede a plena luz del día. "En la película de Reeves creo que solo dos escenas suceden durante el día. En un primer momento nos queríamos mantener fieles a la atmósfera conseguida por Matt, pero al fin y al cabo el Pingüino es un personaje totalmente diferente a Batman", comparte Zobel.
Como sucedía con el Enigma de la película de Reeves, este nuevo Pingüino ya no es el hombre de sangre azul que vieramos en otras adaptaciones, tal y como enfatiza Zobel, "no es un aristócrata con monóculo y chistera como el que por ejemplo nos trajo Danny DeVito en Batman returns (Tim Burton, 1992)". Es, al contrario, un hombre de clase obrera. "Es un proletario que salió de un entorno de clase baja y que ha tenido que ir subiendo peldaños desde lo más profundo en el mundo del crimen".
Curiosamente, este nuevo Pingüino ni siquiera parece moverse en el mismo Gotham que viéramos en la película protagonizada por Robert Pattinson. Así como Batman se mueve al amparo de la noche, las artimañas de Cobblepot se tejen también a plena luz del día. "Cobblepot funciona de forma distinta a Bruce Wayne. Opera tanto en horario diurno como en nocturno. Muchos de sus planes no pueden esperar a la noche", afirma Zobel.
También insiste el director de los tres primeros episodios de la serie en que "el tipo de personaje que es el Pingüino ha permitido una inmersión en lo que es Gotham cuando el murciélago duerme. La mayoría del Gotham que vemos desde los ojos de Batman es de clase alta; con este nuevo Cobblepot se puede ver una ciudad distinta".
Uno de los motivos de esta diferencia en su modus operandi es que Cobblepot no requiere el anonimato de la noche. Se mueve a cara descubierta por los bajos fondos de Gotham porque quiere que le reconozcan: "Es un narcisista. Ha tenido que tragar mucho durante toda su vida. Ha visto la ostentación de dinero de los que están arriba y lo ha deseado. Por eso podemos ver que tiene esa tendencia a la hora de alardear".
"También trata de vestir elegante de tal forma que interpreta un papel para, de alguna forma, llegar a ser el personaje que representa... Es un tipo muy inseguro. Viene de un lugar en el que no estamos acostumbrado a ver a la figura del Pingüino en otras producciones", afirma Zobel.
Cobblepot no es simplemente un tipo inteligente que trata de alcanzar la cima desde lo más bajo. Su inteligencia se mantiene en una guerra abierta con sus emociones. Si su cerebro se dedica a pergeñar planes para ascender en la pirámide de poder, los fantasmas que le corroen por dentro no tardan en desbaratar sus planes, es "un hombre que, cuando está acorralado, un resorte salta en su interior y deja salir su parte oculta. De pronto esa parte misteriosa de su personalidad dispara a alguien a quien no debería disparar".
El pingüino sigue la estela de lo que ya empezara la película de Matt Reeves, tratando de reinterpretar con una visión actual personajes que ya son casi arquetípicos. "Las diferentes versiones de Batman siempre han sido hijas de su tiempo. La de Michael Keaton, en los 80, era el reflejo de aquel Estados Unidos boyante de Reagan, Bruce Wayne era un hombre rodeado de lujo. También es un reflejo de qué tipo de corrupción hay en cada época y cómo se percibe", reflexiona Zobel. "El antiguo Pingüino ya no tiene cabida en el presente. Este nuevo Cobblepot, en cambio, pertenece al 2024".