Image: Darío Facal

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Escenarios

Darío Facal

"Defender la cultura hoy es un acto de resistencia"

5 marzo, 2010 01:00

Darío Facal. Foto: Sergio Enríquez

Llega a la Sala Mirador de Madrid el próximo jueves Breve cronología del amor, una obra del dramaturgo Darío Facal en la que indaga sobre el amor sin tópicos con dos actores que son pareja en la vida real.

Ha puesto en escena textos de autores como Caryl Churchill, Heiner Müller o Jean-Luc Lagarce. Aun así, Darío Facal (Madrid, 1978) deja las etiquetas "para las secciones de los periódicos". Su arte, dice, trata de moverse por los ámbitos escénicos sin mirar ni límites ni fronteras. Es el caso de Breve cronología del amor, donde fusiona realidad y ficción.

-¿Llamaría "drama" a lo que escribe?
-Bueno, las etiquetas son coyunturales. En una ocasión Brecht respondió a esta pregunta diciendo: si no es teatro llamémoslo "taetro". Me parece indiferente definir mi trabajo en esos términos. Creo que el arte es siempre capaz de escapar a las definiciones y a las convenciones de su época. Nuestros teatros están llenos de obras de Shakespeare, Lorca o Brecht y todavía no hemos aprendido la lección más elemental: la voluntad de innovar sin prejuicios.

-Si los performers como usted plantean huir de la ficción, sustituir la representación por un suceso real, ¿no es también una forma de periodismo?
-No lo creo. Mi teatro no pretende informar al espectador. La información sin reflexión resulta estéril; la información sin emoción o sin punto de vista resulta descomprometida. Que seamos una sociedad informada no garantiza que tengamos ningún tipo de conocimiento.

-En su nuevo espectáculo nos propone un documental sobre el amor. ¿Por qué ha elegido este género?
-Creo que ficciones sobre el amor hay demasiadas en la historia del teatro, el cine o la narrativa. Pero no hay tantas ocasiones en las que una pareja nos permita penetrar en su intimidad. En ese sentido, Mario y Elena hacen un trabajo de gran honestidad y generosidad.

-¿Cómo se documenta el amor en estos tiempos que corren sin caer en los tópicos?
-Una forma de evitar los tópicos siempre que hablamos de algo es hacerlo con honestidad. Caemos en ellos cuando no tenemos ni una voz ni una perspectiva propia.

-Ha elegido a una pareja de actores que también lo son en la vida real. ¿Era necesario?
-Cuando no pretendes hablar del amor, ni ilustrar una trama ingeniosa o emocionante, cuando pretendes que el espectador lo presencie y lo experimente con todas sus contradicciones, entonces tener una pareja real se hace imprescindible.

-¿Considera porno algunas de las imágenes de Breve cronología del amor? Lo digo por el vídeo que se exhibe...
-Pornografía es aquello que pretende causar una excitación sexual. En nuestro caso el sexo explícito no es más que una forma de aproximarnos a la vida. Yo más bien las considero imágenes poéticas.

-¿De qué forma entra entonces la realidad en su obra?
-La ficción me resulta insuficiente y banal, sobre todo a la hora de abordar ciertos temas. Después de escribir desde una perspectiva más poética y abstracta sobre la soledad y el fracaso de la pareja en Morfología de la Soledad me interesaba abordar el tema del amor desde un punto de vista diferente, más concreto y minimalista.

-¿Se considera un autor de teatro o un performer? ¿Existen diferentes maneras de llegar a la escritura teatral?
-Considero que la integridad de mi teatro consiste en no poder trazar la línea que distingue al director del escritor. Para mí, el teatro es tanto un arte plástico como un arte literario. Al tiempo que como director desarrollo la dramaturgia visual del espectáculo, como escritor creo también una dramaturgia textual. El peor teatro se hace cuando el director se limita a ilustrar una historia. Por eso admiro a todos aquellos directores capaces de trascender esa frontera.

-Dice que una de las competencias del teatro debe ser conducir a la reflexión...
-Que el teatro, igual que el cine o la novela, nos ayude a reflexionar y comprender no creo que sea justificar su existencia, creo simplemente que es lo que diferencia una obra de un videojuego o de un partido de fútbol. Defender la cultura no implica condenar el entretenimiento. Se puede leer una novela de Sebald o ir al Centro Dramático Nacional y luego ver un partido de fútbol. En ningún caso defender la cultura pondrá en peligro a la industria del entretenimiento. En una sociedad como la nuestra, que confunde permanentemente la cultura con el ocio, defender la cultura es un acto necesario de resistencia. Creo imprescindible no olvidar que si somos un país civilizado es gracias a la labor de muchos artistas e intelectuales que no escribieron sus obras con la única intención de entretener.

- ¿Cómo se plantea su relación con el público?
-Creo que el mayor reto del teatro es seguir experimentando sin olvidar que, finalmente, creamos para los espectadores.