Hofesch Schchter Company en Political Mother

Mantiene su paradójico nombre -Festival de Otoño en Primavera- y también a Ariel Goldenberg, su director desde hace doce años. La decisión de la Comunidad de Madrid de trasladar al mes de mayo la gran cita del teatro madrileño se ha resentido de público, pues cambiar los hábitos siempre es difícil. Pero esta edición, la XXVIII, puede contribuir a ganarlo: sus 32 espectáculos de teatro, danza, circo y música congregarán en Madrid a algunos de los artistas de más prestigio de la escena internacional. Abre la fiesta, el día 11, la compañía shakesperiana de Edward Hall, Propeller, que coincide esta misma semana con el romántico Circus Ronaldo, el admirable conjunto dancístico Hofesch Shechter Company, Israel Galván y la compañía de Eusebio Lázaro. Luego, a lo largo de tres semanas más, irán llegando los trabajos de Sasha Waltz (por primera vez en Madrid), Romeo Castellucci, Peter Brook, Claudio Tolcachir, Patrice Thibaud, Jan Fabre y Luc Bondy. Estrena obra Angélica Liddell y la actriz argentina Soledad Villamil debutará como cantante.

Castellucci, director de la Societàs Raffello Sanzio, no dejó buen recuerdo tras su primer y único contacto con Madrid, donde presentó hace un año en el María Guerrero ¡Hey Girl!, una reflexión nada complaciente con la mujer. Pero él y su compañía han firmado grandes y conmovedores espectáculos (Génesis), también polémicos e inquietantes (su tríptico de La Divina Comedia). Aupado por el Festival de Aviñón, Castellucci es hoy uno de los directores estrella del momento. Su estilo plástico y visual, - "la escritura de la escena pasa a través de palabras, por supuesto, pero también de imágenes, sonidos, todo lo que puede llegar al cuerpo y al corazón del espectador"- se inspira en los maestros del arte renacentista, pero también bebe de las grandes fuentes literarias, desde el poema de Gilgamesh a la Biblia o las tragedias griegas. Así, en On The Concept of The Face, Regarding The Son of God sigue la estela de tantos y tantos pintores que, en su interés por reproducir la figura de Jesús, reflexionaron sobre Él y la religión. Naves del Español, días 12, 13 y 14 de mayo.





Pocos directores como Peter Brook han despojado al teatro de lo accesorio. Su defensa del "espacio vacío" también la ha planteado en la ópera, a la que ha sustraído de tramoya y de sus convencionales ropajes para servirla desnuda, casi como una obra teatral cantada. El director presentó en Madrid hace más de dos lustros Impressions of Pelleas , con apenas dos cantantes sobre una alfombra. Recientemente, y continuando con su receta, estrenó en París La Tragédie de Carmen y ahora vuelve sobre el género con La Flauta Mágica. Esta maravilla musical de Mozart ha sido manipulada por Brook, con ayuda del músico Franck Krawczyk, para ser interpretada como un ejercicio de improvisación por un extraordinario elenco que la canta en alemán y la interpreta en francés. Un montaje que sorprenderá sobre todo a los que esperen una Flauta mágica convencional y con gran aparato escénico. Teatros del Canal, desde el día 18 al 22 de mayo.





Director de óperas, de festivales, de obras de teatro y, sobre todo, de actores, Luc Bondy vuelve al Festival de Otoño con una de las piezas maestras de Ionesco, Las sillas. Bondy, nacido en Zúrich, tiene fama de ser un director frío y distante. El público madrileño pudo comprobarlo cuando en 2008 llevó a escena al alegre Marivaux con racionalidad prusiana. En Las sillas han colaborado Botho Strauss, uno de sus autores favoritos, y los actores Dominique Reymond, Micha Lescot y Roch Leibovici. Teatros del Canal, del 19 al 21 de mayo.





El Festival ha presentado ya dos veces Cocorico, el espectáculo con el que el mimo galo Patrice Thibaud se ha dado a conocer en medio mundo. Ahora vuelve con él por tercera vez, pero también con Jungles, estrenada por la compañía a principios de año. Si en Cocorico Thibaud y su socio, el músico Philippe Leygnac, conseguían que el público se desternillase a partir de una misteriosa maleta que aparecía en el escenario para, a continuación, desarrollar un sucesión de gags en la línea de Keaton o Funés, en Jungles cuenta además con una mujer, Lorella Cravotta (protagonista de Salle de Fêtes, que abrió el pasado año el Festival). La historia de Jungles se desarrolla en la selva, donde una pareja debe lidiar con los salvajes animales que la habitan. Las situaciones permitirán establecer una divertida comparación entre la humanidad de los animales y la animalidad de las personas. Cocorico: Instituto Francés, del 18 al 21. Jungles: Teatros del Canal, del 15 al 28 de mayo.





Encumbrada como autora y directora, especialmente después de ganar el II Premio Valle-Inclán que otorga El Cultural, Angélica Liddell ocupa ya los grandes escenarios y festivales. Estrena ahora Maldito sea el hombre que confía en el hombre: Un proyect d'alphabétisation, título hispano-francés que revela la coproducción mixta del Festival de Otoño y del de Aviñón, donde lo presentará después de Madrid. La obra es de menor duración que la anterior, ya que no supera las dos horas y media. Respecto al argumento, Liddell es una fatalista natural, su visión metafísica del mundo es la de que "el mal es la ley permanente, y el bien un esfuerzo", como predicaba Artaud. Naves del Español, del 19 al 22 de mayo.





La contribución rusa al Festival llega de la mano de este monólogo que protagoniza Elena Gorina, un texto angustioso que narra la terrible historia de una mujer encerrada en un internado y que la actriz interpreta asida únicamente a la palabra. La obra proporcionó a su joven autora, Yaroslava Pulinovich, varios premios. Se trata de una producción del Meyerhold Centre de Moscú, un centro-escuela fundado en 1991 y dedicado a la teoría, la investigación y la experimentación teatral. Cuarta Pared, del 20 al 22 de mayo.





Tres generaciones de la familia Ronaldo coinciden en este espectáculo. Los Ronaldo son un circo belga cuyos orígenes se remontan al siglo XIX; desde entonces, seis generaciones lo han mantenido. Circenses sigue la tradición más romántica del género, pero a la vez innova con una puesta en escena que permite al público seguir la acción tanto de la escena como de las bambalinas. Price, del 11 al 15 de mayo.





Era extraño que una figura de la categoría de Sasha Waltz nunca hubiera actuado en Madrid, pero al parecer tiene una agenda complicada. Por fin la coreógrafa alemana más célebre del momento (¿sucesora de Pina Bausch?) presentará Körper, uno de sus trabajos estrella. En él, Waltz investiga sobre el cuerpo humano y el movimiento a la vez que reflexiona sobre asuntos como la inmortalidad y la manipulación genética. Waltz ha estado vinculada, junto con su pareja, Jochen Sanding, a la escena más vanguardista de Berlín: tras dirigir la Shaubühne y fundar la sala Sophiensale, suele presentar ahora sus trabajos en el teatro Radialsystem. Teatros del Canal, del 26 al 28 de mayo.





La otra gran presencia rusa en el Festival es esta producción del Teatro Evgeny Vakhtangov de Moscú, fundado en 1913 por el discípulo de Stanislavsky y padre del llamado "realismo fantástico", que conciliaba el estudio del personaje que proponía su maestro con el movimiento estilizado y los elementos escénicos que defendía Mayerhold; un estilo que se aproximó al expresionismo. Para Baile de máscaras, de Lermontov, el teatro pidió al director Rimas Tuminas (cabeza del Teatro Nacional de Lituania que había precisamente cosechado un gran éxito con este título) que regresara a este clásico. Esta nueva obra todavía no se ha visto en Moscú. Uno de los intérpretes eslavos con mayor proyección internacional, Evgeny Knyazev (del grupo de Fomenko), encarna al protagonista: el enamorado que empieza a descender en una espiral de locura por la pérdida de un brazalete. Un espectáculo que recrea un baile de máscaras fantasmagórico al ritmo de las pasiones humanas. Teatros del Canal, del 3 al 5 d junio.





Célebre por sus performances, coreografías y exposiciones, Fabre vuelve a Madrid con un espectáculo que tuvo una excepcional acogida en 2005, en su estreno en el Festival de Aviñón. Preparatio Mortis es un trabajo en el que Fabre reflexiona sobre la muerte, pero también sobre el valor del cuerpo humano y de su transformación: de una gran tumba cubierta con flores de muchos colores surge rítmicamente una bailarina, Annabelle Chambon. Parece como si resucitara, sus movimientos van cobrando aliento y se van transformando en vida. "Es precisamente a través de la muerte como aprendemos a mirar la vida de forma diferente", explica el director. Fabre pidió al compositor y organista Bernard Foccroulle (actual director del Festival Aix en Provence) que compusiera la música. La obra se encuadra en la serie de solos que Fabre ha concebido para bailarinas y en los que investiga sobre la danza clásica a partir de la performance. Sala Cuarta Pared, del 3 al 5 de junio.