José Miguel Fernández Sastrón. Foto: José Ayma

"Ya no canto en la ducha ni silbo por la calle porque tengo miedo de la SGAE", dicta jocoso un grupo de Facebook que apoyan más de 234.000 personas, tal es la imagen de la entidad de gestión de derechos de autor que desde hace 30 años lidera Teddy Bautista. Es un ejemplo, de los más ligeritos, de lo que puede leerse en las redes sociales sobre este tema. El organismo no ha gozado jamás de tanta popularidad como en estos días de internet y crisis discográfica. Tampoco de tan mala prensa, dentro y fuera de las paredes del Palacio de Longoria, donde se ubica su sede principal. Se tercia que esta Sociedad elimine esa sombra que ha ido deformando su silueta hasta ser percibida como un ente anacrónico. Dispuesto a cambiarla está el compositor José Miguel Fernández Sastrón, que representa una alternativa al continuismo de Bautista. Se presenta a las elecciones el próximo día 30 de junio con un equipo con nombres como el de Pérez de la Fuente, Antonio Onetti, José Manuel Soto y César Cadaval.



Fernández Sastrón conoce bien los entresijos del palacio, ha formado parte de la Junta directiva desde 2007, cuando aún le gustaba la gestión de Teddy, al que le reconoce el haberla modernizado en su momento pero al que acusa de no haber vuelto a intentar cambiarla. Y ha sido al final de esta legislatura cuando vio claro que si iba a criticar su modelo tendría que plantear una alternativa.



Nos recibe el músico en su estudio en el Paseo de la Habana, desde el que dirige la candidatura. Ha transcurrido un mes desde que este medio solicitó por primera vez la entrevista a la SGAE, desde la que se afirmó que el candidato no quería hablar con la prensa, después que no contestaba nunca al teléfono y finalmente que no respondía al mail. Él lo niega: "Tienen tres teléfonos míos, dos direcciones de correo a las que me envían información cada día. Jamás me pasaron la solicitud". Habla tranquilo de las cosas que no le han ido cuadrando. Sus frentes son tres: mejorar la maltrecha imagen, poner orden en el costoso proyecto Arteria y enfrentar el problema de la actualización. Todo está relacionado.



- ¿Por qué caen ustedes tan mal a todo el mundo, al público y a sus propios socios?

- Los socios no se ven representados, la perciben como una institución lejana que les aporta poco. Al público tampoco le gusta por el sistema de red comercial que es la cara de la SGAE, la de unos recaudadores cuyas formas dejan mucho que desear. No queremos maquillar nada, si actúas mejor, te percibirán mejor. Pero lo de la mala imagen tiene también relación con Arteria, que ha dejado un retrato de una SGAE que compra inmuebles, que parece una multinacional. La gente piensa que estamos forrados, y no es cierto, estamos generando una deuda enorme que tendrán que pagar los autores.



Cuando habla de inmuebles se refiere el compositor, por ejemplo, a la construcción de un teatro de 2.500 localidades en Sevilla, en la Isla de la Cartuja (lugar alejado del centro y en el que ya hay un teatro y un auditorio), que albergaría también "tiendas y cafeterías", se asombra Fernández Sastrón: "Eso no tendría que hacerlo la SGAE ni es lo que demanda el autor. Para construirlo la Sociedad ha pedido un crédito que habrá que devolver y desde luego no va a pagarse con lo que genere ese espacio".



Monopolio de Cultura

Sostiene el candidato que el origen del problema está en una política cultural errónea, con aires de "monopolio de la cultura". Por otra parte, la sensación de desamparo que manifiestan muchos autores se relaciona con el segundo objetivo de esta candidatura, adaptar el organismo al nuevo modelo que ha impuesto el mundo digital, lacra que a su vez se asocia a una falta de definición:



- ¿Qué tiene que ser la SGAE, para qué sirve, para qué servirá si usted gana?

- Somos un colectivo de autores unidos para defender sus derechos, esa es la labor esencial. Y eso hay que hacerlo no sólo recaudando y cobrando sino manteniendo su imagen moral. Hoy parece que pagar a SGAE es un horror, es más, hoy no pagar es como una bandera. Todo esto es el resultado de la imagen de prepotencia que ha habido en la comunicación.



Fernández Sastrón alude también a las tareas pendientes. En su opinión, ante la caída del mercado, los autores continúan esperando a encontrar su lugar en la red, "como lo encontraron con los cambios de modelo precedentes", y no tienen a nadie que les aporte soluciones. En este asunto, asevera, la SGAE se habría lavado las manos: "No se ofrecen opciones que pasen por los nuevos agentes culturales del nuevo mercado -operadores de telefonía, páginas de distribución de contenidos y personas que los demandan- y hay que integrarlos para que no nos pisoteen. El autor está financiando la transición a un futuro que le han dicho que será fantástico pero que no llega".



- ¿Y cómo piensan integrarlos en el nuevo modelo en un país líder en piratería?

- Para empezar, la que debe tener la primera web en la que se muestre cómo se pueden distribuir contenidos en internet es la SGAE. Nosotros debemos liderar ese modelo de negocio y buscar el acuerdo entre los que intervenimos. Hay unos contenidos que son el centro de todo este asunto y hay que buscar un pacto con los que están dispuestos a hacer negocios con ellos aportando su propio valor añadido.



- En caso de ganar, heredaría un organismo que mueve mucho dinero pero también que tiene una deuda importante. ¿Podría recordarme a cuánto asciende?

- Sí, hay una deuda muy grande de Fundación de Autor avalada por la SGAE y cercana a los 300 millones de euros y la van a pagar los autores. Nos han dicho que hemos subido este año un 4,8 por ciento y no es cierto, lo que ha pasado es que se han recuperado una serie de pendientes de años anteriores, pero la recaudación ha sido igual de mala. Esto hace pensar que si hemos tenido un déficit de cuatro millones, el año que viene tendremos otros cuatro y encima habrá menos dinero para cubrir ese déficit. Ahí es donde entrará el autor.



- Un autor que en su mayoría extrae una cantidad irrisoria de sus derechos. ¿Cómo será capaz de salvarlo del pago de ese dineral y a la vez aumentar sus honorarios por royalties?

- Se cobra según lo que se genera. Hay una idea equivocada de que cobramos mucho dinero. El porcentaje del autor es muy pequeño pero crecerá si somos capaces de organizarlo. Conozco los números hasta donde se nos han dado. Lo primero será conocer la situación financiera para saber qué medios tenemos y las prioridades, contratar una auditoría para que nos dé la foto completa. Hay muchas preguntas que formulé en su momento y que a día de hoy no me han contestado.



- Se me viene a la cabeza la deuda de las televisiones con ustedes, es una consigna constante de los autores, los de música y los de cine.

- La deuda que ha habido se ha resuelto, sobre todo la relacionada con Cuatro y Canal Satélite. Se llegó a un acuerdo que ha contribuido a maquillar las cifras este año, que nos ha permitido decir que hemos crecido. Pero el de la SGAE no es un problema con las cadenas de televisión. Otra cosa es que el autor considere que no se reparte bien lo que se ingresa por este medio.



- ¿Han conocido algún tipo de reacción a la campaña por parte de Teddy Bautista?

- Ni se ha pronunciado ni hemos tenido conexión alguna. Con él la relación fue buena durante los primeros dos años de legislatura. Llevarse bien con Teddy es muy fácil, no tienes más que estar de acuerdo con él. Lo normal sería que se interesara por la candidatura. Tengo la sensación de que está un poco perdido, ha cumplido un ciclo y sería bueno que se le recordarse así, pero se empeña en desacreditar lo que hizo. Aparte de a él no he oído hablar a nadie de lo que van a hacer, no hay nada oficial. Es raro que siempre sea una misma persona, porque han pasado muchos compañeros de viaje en las sucesivas juntas, pero sólo habla uno.



- ¿Y qué se palpa dentro de la propia SGAE?

- La gente está muy abierta a que cambien las cosas pero, por otra parte, hay una sensación de incredulidad, a estas alturas se preguntan si un cambio es posible, aunque lo esperan.



- El Ministerio de Cultura se ha convertido en el padre de los autores. ¿Quiere mantener esta dependencia?

- No, este asunto tiene que arreglarse dentro del propio entorno antes de cargar al Estado de una responsabilidad excesiva que, además, ayuda a pensar que somos incapaces de buscar soluciones. Pareciera que necesitáramos una tutela pública y no debe ser así.



- Ya que nombra lo público, también se percibe a la SGAE como un organismo estatal, oficial.

- Es un error de percepción. La SGAE es una asociación privada, como muchas otras, que defiende los intereses de unos socios. No tiene ningún componente público más allá de estar más supervisada que otro tipo de asociaciones. ¿Qué diferencia hay entre los Premios de la Música y los Goya? La diferencia es que ellos no tienen una junta que lleve 30 años.



Tomar Longoria

Con todo, Fernández Sastrón opta por verse ganador: "Si inicias una aventura es para llegar al final". Antes de la despedida, expone una nueva pega: "Lo que deseamos es que el socio pueda encontrarse con nuestro mensaje. No es que no nos den facilidades, es que nos están boicoteando".



- Boicot es una palabra bien grande...

- Le diré que no nos han pasado el contacto de los 8.300 socios que votan, sólo nos dieron el de mil y pocos con la excusa de que sólo esos habían dejado los datos para que se les contactara. ¿Qué criterio han seguido para cedernos esos mil? Por supuesto, no hemos hecho uso de la sede para la campaña, más que una oposición parecemos una candidatura en el exilio que quiere saltar una fortaleza. Lo que sí esperamos es fomentar la participación, este tema no ha interesado nunca tanto como ahora, y eso que sólo vota un 10 por ciento de 100.000 socios. No se entiende, está mal organizada. Hay que darle una vuelta del todo, radical".