Imagen del TAC.

TAC de Valladolid cumple este año doce ediciones y hay que celebrar este Festival, especializado en teatro de calle, por ser una de las citas escénicas más rigurosas, exigentes y atractivas de las que se celebran en nuestro país. La calidad y cantidad de las compañías invitadas (65 este año, con 13 estrenos absolutos), -de la que pueden surgir sorpresas gratas-, y los numerosos espacios que se consagran al Festival -una docena de salas cerradas a los que hay que añadir calles y plazas-, hacen de Valladolid durante la semana del 24 al 29 de mayo una auténtica fiesta en la que sus habitantes se vuelcan. El Festival se organiza en torno a tres secciones: la oficial, la dedicada a acoger espectáculos de Castilla-León llamada Espacio Norte, y la Off denominada Valladolid Propone. Este año se homenajea a uno de nuestros artistas más singulares, Albert Vidal y, al final, un jurado elegirá el mejor espectáculo, además de otros premios.

Bucear en la programación oficial del TAC es una labor fragosa pero ilustrativa de por dónde van los tiros del género. Hay grupos de 16 países, algunas difícilmente clasificables: circo puro, con Akoreacro y Atempo Circ, circo mezclado con danza, canto y performance con Crida Company; un extraño desfile de percusiones en movimiento como Dadadang, o el Centro de Artes de Rua Palmela, integrado por mujeres jubiladas; Luc Amoros despliega un andamio sobre un edificio que cubre con telas para ser pintadas, y la delicatessen Tète de Poche, a camino entre la instalación y el teatro de objetos. Más popular es el artista visual Joan Baixas o el clown Leandre, entre muchísimos otros.