Laura García Lorca

Comedia y sueño era el espectáculo que iba a inaugurar el Centro García Lorca de Granada el pasado año, una libre adaptación de Comedia sin título dirigida por Juan Carlos Corazza. La producción se ha visto obligada a seguir un camino alternativo -hoy se presenta en la Cuarta Pared- pues el Centro sigue paralizado y sin fecha de inauguración.

Laura García Lorca, presidenta de la Fundación García Lorca y sobrina del poeta, ha decidido por fin hablar de lo que desde hace un año le inquieta profundamente. En junio de 2010 debía haberse inaugurado el Centro García Lorca de Granada, pero hoy las puertas siguen cerradas y ni siquiera sabe cuándo podrá abrirlas. Sobre el papel, está previsto que el Centro sea sede de la Fundación, albergue el rico archivo familiar del poeta y, además, organice actividades en torno a su legado artístico. Todo está en el aire. Laura García Lorca lleva trabajando dos años en diseñar una programación cuajada de actos estelares, que la paralización de las obras ha tirado por tierra, y sólo esta Comedia y sueño se ha salvado.



-Esta obra es lo único que ha sobrevivido de la programación prevista. ¿Qué ha ocurrido?

-Habíamos diseñado una programación que iniciábamos con Comedia sin título, obra que pertenece al último periodo de Lorca, y de la que Juan Carlos Corazza ha hecho una adaptación, Comedia y Sueño, en la que ha incluido el texto de Shakespeare que es el que ensayan los actores en la obra de Lorca. El estreno lo fuimos posponiendo con la idea de hacerlo en el Centro, hasta que ya no pudimos esperar más. Estrenamos la obra en un teatro de Granada el pasado mes de febrero y ahora estamos encantados de que vaya el Festival de Otoño. Hemos tenido que seguir adelante con este proyecto con mucho esfuerzo, también por parte de Juan Carlos Corazza, que ha sido generosísimo porque no ha trabajado en las condiciones inicialmente estipuladas.



-¿Cuándo tenía previsto inaugurar el Centro?

-En junio de 2010. Hace dos años comenzamos a diseñar una programación en la que poníamos el énfasis en la palabra, a través de la poesía, el teatro, la música, el arte. Íbamos a exhibir por primera vez el manuscrito completo de Poeta en Nueva York una vez que se recuperó y después del pleito que hubo, acompañado de los dibujos del poeta de ese periodo, así como otros de artistas con los que tuvo relación el libro. También íbamos a producir dos obras de teatro más, Así que pasen cinco años, dirigida por Claudio Tolcachir, y Un poeta en Nueva York, por Pepa Gamboa. Y habíamos organizado un ciclo de poesía con Seamus Heany, entre otros.



-¿Qué obstáculos hay para abrir el Centro?

-El edificio está prácticamente terminado, le falta un siete por ciento de la obra total. Están los focos colgados en la sala de exposiciones, el auditorio está terminado, le queda nada, pero no tenemos fecha de inauguración y hemos tenido que renunciar a las actividades que habíamos programado.



-Entonces, ¿cuál es la razón de esta demora?

-El Centro fue presupuestado en 18 millones de euros, cifra que finalmente ha alcanzado los 22. La financiación para la construcción del centro procede, en un 75 %, de fondos europeos (14 millones) y el 25% restante lo aporta la Junta de Andalucía. La obra ya empezó retrasada (hubo que expropiar terrenos, hacer una excavación arqueológica complicada) y no pudimos gastar los 14 millones europeos en el período para el que nos los adjudicaron. Hemos gastado nueve y pico, así que nos faltan cinco millones. Lo que suele hacerse en estos casos es redistribuir otros fondos para el periodo siguiente, pero no se hizo a tiempo y estamos todavía esperando ese dinero.



Torpeza burocrática

-¿Ha sido pues una torpeza burocrática?

-Sí, hubo falta de coordinación de las instituciones. Me consta que hay interés en llevar el proyecto a adelante, desde la Junta y desde Cultura. Pero ha habido un periodo largo en el que no se ha actuado con la celeridad necesaria.



-¿Quién debe resolver la situación ahora?

-La Junta y los ministerios de Cultura y de Economía y Hacienda están buscando una solución. Además, tenemos unos fondos europeos reservados para lo que llaman "la puesta en valor del Centro". Porque no solo hay que abrirlo, luego hay que programarlo. Y ahora es un momento muy difícil. La situación es la que es y habrá que replantearse el tipo de programación.



-Este relajo burocrático de la Junta ¿es quizá efecto de la decisión de su familia de oponerse a buscar los huesos del poeta?

-Bueno, en un momento dado puede que sí. No es lo que percibo ahora, en la última etapa. Pero de una manera difícil de entender se ha querido interpretar nuestro deseo de dejar a nuestro tío enterrado entre las demás víctimas como una postura conservadora, como si no quisiéramos hablar de lo que pasó, lo cual es bastante insidioso. Para nosotros no querer desenterrarlo no significa olvidar lo que pasó, hay que interpretarlo de forma literal. Pero el que eso haya retrasado las obras del Centro me cuesta creerlo, me parece inconcebible.



-El desenterramiento, ¿se ha dado por finalizado?

-De momento sí. Ellos decidieron que iban a buscar en varios puntos donde se creía que había fosas y resultó que los testimonios estaban equivocados.

-¿Toda la familia estuvo de acuerdo con la posición que hicieron pública?

-Sí, los seis sobrinos estuvimos de acuerdo. Mi abuela nunca quiso mover nada. Mi padre y mi tía tampoco, era un sentir de la familia que se nos ha transmitido. Y, por otro lado, la familia García no ha sido nunca de cementerios, ni mi tía Isabel, que era creyente, ni mi tía Concha. Mi madre sí (Gloria De los Ríos) iba al cementerio con mi padre (Francisco García Lorca). Pero los García, no. Hicieron lo que creyeron correcto y esas cosas, de alguna manera, se transmiten. Mi abuelo Fernando De los Rios, que murió en Nueva York, dijo que cuando hubiera una democracia en España trajeran sus restos aquí. Pues aquí los hemos traído, están en el cementerio civil de La Almudena. Y mi abuelo Federico dijo, cuando se fue de España, "nunca volveré a pisar este jodido país". Por eso está enterrado en Nueva York. Hemos procurado hacer lo que cada uno quiso. Y lo que quiso Federico no lo sabemos, pero nosotros lo sentimos así. Por otro lado, nosotros no nos opusimos a que otros buscaran los restos de sus familiares. Sólo pedíamos discreción.



-¿Qué aporta la familia al Centro García Lorca?

-Hemos regalado todos nuestros fondos a la Fundación. Tampoco teníamos por qué, pero estamos contentos de haberlo hecho. Crear un Centro sobre la figura de García Lorca está tan justificado. Es una figura sobre la que hay un diálogo muy vivo y eso se hizo muy evidente cuando empecé a trabajar en La Huerta de San Vicente. Derek Walcott, Patti Smith, Bob Dylan han acudido allí. Cuando elaboraba la programación del Centro, no tuve ninguna negativa a participar.