En 1998 el colombiano Enrique Vargas visitó Madrid con Oráculos. Tiempo atrás había presentado en Cádiz El hilo de Ariadna, provocando una gran expectación. Lo primero que llamaba la atención del teatro de Vargas es que había que pedir cita previa para verlo, como quien va al dentista. Su teatro era atípico: situaba al espectador en un dispositivo escénico dirigido a estimular todos sus sentidos, no solo el visual, a través de olores, sabores y propuestas táctiles. Por eso, ha llamado a su arte teatro sensorial. Vargas se quedó un tiempo en Madrid y creó escuela. Una de sus discípulas fue Lidia Rodríguez Correa, que en 2002 fundó su propia compañía, Teatro del Aire, con la que ya ha hecho cuatro montajes. Hoy y mañana presenta en la sala Pradillo su última creación, El secreto. En ella, los participantes son recibidos por una pareja de actores que, encarnando a dos enamorados, hacen las veces de anfitriones de una estupenda y misteriosa fiesta. Un ritual con la pretensión de ser placentero.
Secciones
- Entreclásicos, por Rafael Narbona
- Stanislavblog, por Liz Perales
- En plan serie, por Enric Albero
- A la intemperie, por J. J. Armas Marcelo
- Homo Ludens, por Borja Vaz
- ÚItimo pase, por Alberto Ojeda
- Y tú que Io veas, por Elena Vozmediano
- iQué raro es todo!, por Álvaro Guibert
- Otras pantallas, por Carlos Reviriego
- El incomodador, por Juan Sardá
- Tengo una cita, por Manuel Hidalgo
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