Image: Albert Boadella: Joglars morirá con nosotros

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Escenarios

Albert Boadella: "Joglars morirá con nosotros"

El dramaturgo celebra el medio siglo de vida de su compañía con la presentación de dos libros y un coloquio en defensa de los toros

25 octubre, 2011 02:00

Els Joglars

Lo de ayer en los madrileños Teatros del Canal fue un "todo en uno". Su director artístico, Albert Boadella, celebró los cincuenta años de su compañía Els Joglars, la más estable y longeva de Europa; presentó dos libros que recogen el texto de cuatro de sus obras y defendió la tauromaquia junto a los diestros Luis Francisco Esplá y Enrique Ponce.

Milagros Sánchez Arnosi, autora de las dos ediciones críticas publicadas por Cátedra en su colección Letras Hispánicas, calificó a Boadella como "el cómico más inteligente, audaz y controvertido del teatro español del siglo XX". Por su parte, el experto en teatro Luciano García Lorenzo, dijo que el teatro de Els Joglars es el "teatro total: un canto contra la pedantería, la intolerancia y a favor de la libertad".

Por el primero de los dos volúmenes presentados sobrevuela la figura de Cervantes, con el que Boadella se siente identificado: ambos cultivan la sátira para denunciar la hipocresía que les rodea y ambos son denostados por ello. El libro recoge el texto de En un lugar de Manhattan (2005), versión del Quijote, y El retablo de las maravillas (2004), una versión con cinco variaciones del entremés homónimo del alcalaíno, basado a su vez en El traje nuevo del emperador que fue adaptado por Hans Christian Andersen a partir de un cuento de Las mil y una noches. Cervantes le dio una vuelta de tuerca; Boadella, dos. El catalán es, al fin y al cabo, como ese niño que se atreve a decirle al rey que va desnudo.

- ¿Quién o qué va en pelotas actualmente pero nadie se atreve a decirlo?
- Una parte muy importante de lo que llamamos el mundo de las vanguardias y de la modernidad. Nadie se atreve a decir la cantidad de estupideces y naderías que se hacen a unos precios fabulosos, sobre todo en el mundo de las artes plásticas. Se han creado unos tabúes y es más difícil arremeter contra ellos que contra un presidente del gobierno.

Boadella tiene la misma concepción del teatro que Aristófanes: su función es combatir el poder. Pero hoy en día el público es impermeable, asegura: "Nos encontramos con un público que es menos apasionado que el de nuestros inicios o la Transición. Le da lo mismo una cosa que otra, le es lo mismo el Reina Sofía que El Prado, está situado en esta especie de aceptación de todo, pero al mismo tiempo a uno le da la sensación de que el teatro no se introduce como antes en la emoción de las personas, o, si lo hace, desaparece a los cinco minutos".

El segundo libro lo componen Controversia del toro y el torero (2006) y La cena (2008), ambos con el ecologismo como telón de fondo. En la primera obra, Boadella expone su defensa del toreo, aunque también concede cierta voz a los antitaurinos a través de sus personajes. La cena denuncia la transformación de la conciencia medioambiental en negocio lucrativo para unos cuantos, a la vez que se ríe de la cocina de vanguardia.

- ¿Cuál es el verdadero ecologismo?
- El que mantiene, por ejemplo, que la fiesta de los toros es un ritual extraordinario que sirve para mantener el medio ambiente en España [en alusión al ecosistema de la dehesa], y no nos viene con historias de Walt Disney de conciencia de los animales o palabras tan absurdas como "los derechos de los animales". Eso es un insulto a las personas y una vejación para los animales. Pongo esta anécdota para mostrar que éste es el ecologismo serio, el que entiende que para el hombre civilizado debería ser más importante el arte que un entrecot, el que entiende que la naturaleza debe estar, en parte, a su servicio.

En su diálogo protaurino, Esplá criticó el miedo que ha habido durante años a confesarse taurino, especialmente en Cataluña, así como la pérdida de contacto con el campo, que a su parecer degenera en una visión distorsionada de la realidad animal.

Ponce, por su parte, remarcó que el toro de lidia existe gracias a la tauromaquia y que nadie quiere más a esa especie que la gente que trabaja en el sector. "¿Quién iba a querer criar un toro bravo si no existieran las corridas?", añadió.

El director de Els Joglars afirmó: "Todos los taurinos han tenido dudas acerca de la moralidad del toreo. Eso demuestra que son menos fanáticos que los antitaurinos, que no están dispuestos a considerar opiniones contrarias a la suya".

- Dice su amigo Sánchez Dragó que el imperio de la corrección política y del puritanismo se va a acabar.
- La sociedad occidental ha ido creando a los individuos como semidioses. Eso desaparecerá, la gente volverá al sentido común, a tener en cuenta que hay cosas que la naturaleza nos tiene que enseñar y que es más potente que nosotros.

- ¿Qué tendría que pasar para que se reconciliase con Cataluña?
- Que se recuperara de la noche a la mañana el sentido común que había tenido esta sociedad, pero ellos prefieren por ahora la fantasía a la realidad, y mientras esto siga siendo así nos haremos la competencia desleal porque la fantasía la pongo yo en el teatro.

Tras la proyección de un vídeo recopilatorio de la trayectoria de Els Joglars, la presentación-debate-celebración concluyó con una breve actuación de la compañía. Ataviados como mendigos, se presentaron en el escenario como viejas glorias buscando trabajo en un futuro no muy lejano. "Joglars morirá con nosotros, nuestra forma de hacer teatro es intransferible", dijo Boadella a su compañero Ramon Fontserè en una entrevista ficticia que formaba parte de la representación. "Esto es como el toreo, se muere mientras se representa". El dramaturgo aseguró que el desprecio que le han proferido muchos intelectuales y críticos se debe, en parte, a que su compañía no considera el teatro como un género literario, sino que se centra en la importancia del actor más allá del texto.

Boadella, que ha sido el director artístico de los Teatros del Canal desde su inauguración en 2009, considera hecho su trabajo al frente de este espacio cultural, que consistía, según él, en darle impulso a su arranque: "Para mí es muy difícil desdoblarme como gestor y dramaturgo. Volveré a lo mío, que es escribir teatro". Asegura el barcelonés que los enemigos son los que le han empujado siempre a seguir adelante: "No les queremos dar el placer de desaparecer. Los artistas no siempre funcionan por impulsos éticos o filantrópicos. Muchas veces actúan por venganza". Dicho y hecho: la velada terminó con el sacrificio figurado de sus enemigos periodistas, intelectuales y políticos -una larga lista de nombres y apellidos pronunciados alto y claro-, con enérgicos sablazos al compás de una música triunfal. Así se las gasta "la ira del bufón".