Escenarios

Sharon Friedman se revela en Madrid

11 noviembre, 2011 01:00

Escena de Al menos dos caras

Sharon Friedman es uno de los nuevos valores de los que puede alardear la danza contemporánea madrileña. Tiene 31 años, nació en Israel y lleva un lustro en la capital, donde ha echado a andar su compañía, Projects in Movement. "Sentí que había un espacio en esta ciudad para lo que yo ofrecía. La búsqueda no ha sido fácil, encontrar la llave que abriera la puerta fue difícil, pero este espectáculo lo consiguió. De hecho, es mi tributo a Madrid por estos cinco años que llevo aquí".

Friedman se refiere a su último trabajo, Al menos dos caras, que presentó en la pasada edición del Festival de Otoño y que tras la cálida acogida que tuvo vuelve con él a Madrid en Danza, al Conde Duque. Pero con un añadido, Touch, una instalación de apenas diez minutos, fruto de un trabajo de diez días con diez bailarines del Conservatorio de Danza de Madrid que se exhibe hoy en el patio del citado teatro. "Es la primera vez que colaboro con un grupo tan numeroso y que apenas conozco. Y es también la primera vez que sigo un proceso creativo en el que me dejo llevar por mi intuición, intentando hacer cosas que no sé muy bien qué son y que posiblemente no entiendo hasta que el tiempo logra darles sentido".

Friedman es un bailarín que comenzó a coreografiar muy joven. Según cuenta, "me inicié en el folklore israelí a los ocho años y la danza se convirtió para mí en una obsesión. A los 20 años fundé un grupo con el que empecé a crear espectáculos". Ha pasado por varias formaciones importante de su país: Ido Tadmor Company de Tel Aviv y la Kibuttz Contemporary Dance Company, dos instituciones que dan fe de la pujanza que goza en Israel la danza contemporánea. Al respecto, el coreógrafo señala que "no me parece que allí la danza contemporánea sea tan popular, hay excelentes coreógrafos, pero ...ocurre que Israel es un país muy pequeño. Y es una tierra en la que pasan muchas cosas, es un fuego constante. Sí noto que es grande la necesidad de la gente de hacer otras distintas. y el teatro es una de ellas".

Fue Mayumaná, en la que desempeñaba labores de coreógrafo y coordinador artístico, quien le trajo a Madrid. "Cuando la compañía terminó sus actuaciones quise quedarme, vi un paisaje en el que podía dejar mi raíz y, la verdad, surgieron muchas oportunidades". Entre otras, ganó en 2009 el premio del público del Certamen Coreográfico de Madrid y el segundo a la Mejor Coreografía por Carlos & Me. Igualmente, fue seleccionado por la Royal Opera House de Londres para participar en "Dance Line", un programa de investigación dirigido por Wayne McGregor,y participa también en Choreoroam, un proyecto de residencias artísticas que tiene lugar en seis ciudades europeas.

De su exitoso último espectáculo, Al menos dos caras, Friedman destaca que es una obra que cierra una etapa de búsqueda de un lenguaje artístico. "Nunca me había propuesto establecer una relación con el espectador en obras anteriores. Aquí sí, quiero compartir un espacio con él, romper la cuarta pared y abrir mi laboratorio. Y hacerlo a través de un mensaje que es el de que toda situación tiene, al menos, dos caras, dos puntos de vista". La obra dura 55 minutos en los que Friedman y su compañero de escena, Arthur Bernard, con una fortaleza sorprendente, no la abandonan hasta el final. Se apoyan en un dispositivo escenográfico que actúa casi como otro intérprete, y que exige además de un actor para moverlo. Sin embargo, lo más importante de este trabajo, considera él, "es la gran carga emocional que tiene y que el público detecta".