Image: Ernesto Caballero

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Escenarios

Ernesto Caballero

"Como autor seré el último de la fila en el CDN"

6 enero, 2012 01:00

Ernesto Caballero. Foto: Sergio Enríquez-Nistal.

En la vida todo es verdad y todo mentira es una joya de Calderón que la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) ha rescatado de un silencio de más de 150 años. La obra se estrena el día 12 en el Pavón de Madrid, protagonizada por Ramón Barea e Iñaki Rikarte y dirigida por Ernesto Caballero, que acaba de tomar las riendas del Centro Dramático Nacional (CDN).

En los dos últimos lustros Caballero ha sido uno de los profesionales más requeridos en los escenarios de los teatros nacionales por alguna de las facetas de su trinitaria personalidad artística. En la vida todo es verdad y todo mentira es su último trabajo para la CNTC antes de "pasarse" al CDN, institución que también le es muy familiar: en él ha estrenado como director (El café de Negrín), también como adaptador (suya es la versión del próximo espectáculo de Gerardo Vera, La loba), pero nunca como autor (tiene una treintena de piezas). "Tampoco pienso hacerlo ahora, al menos en las primeras temporadas. Me pongo el último de la fila", afirma en esta entrevista, en la que también habla de su devoción por Calderón con motivo del estreno de En la vida...

-Sorprende que dedique la obra a Antonio Regalado (Calderón I y II, editorial Destino). En nuestro país la relación de la universidad con la práctica escénica es poco fluida.
-Conocí a Antonio Regalado hace ya veinte años, cuando puse en escena Eco y Narciso, también de Calderón. Le debo haberme descubierto las múltiples caras del genial y poliédrico autor de La vida es sueño. Y sí, en España la separación entre el mundo de la creación artística y el académico es una infeliz característica de nuestra vida social y cultural que debemos corregir entre todos.

-¿Se le ocurre algo?
-Las enseñanzas artísticas deben formar parte del sistema educativo en todos sus niveles. El teatro, como otras tantas disciplinas, no es "área de conocimiento" en el sistema universitario español, a diferencia del norteamericano, el inglés o el alemán. Sin embargo, la puesta en marcha del Plan Bolonia ha permitido la implantación de algunos másteres en teatro y artes escénicas en escuelas y universidades. Los centros de creación deben acoger también estos trabajos de investigación en conexión con la praxis artística. Son sinergias que de aquí en adelante, con la fusión de los ministerios de Educación y Cultura, deberían producirse.

-En la vida todo es verdad y todo es mentira, ¿hace cuánto que no se representaba?
-Regalado me descubrió este texto, cuya última representación se llevó a cabo a mediados del XIX. Se lo propuse a Eduardo Vasco, anterior director de la CNTC, y aceptó.

-Pocos autores hay con tantas aristas como Calderón. ¿Qué le atrae a usted de él?
-Calderón es el autor de lo extraordinario, la palabra asombro abunda en toda su obra. Concibe el mundo como un escenario al que hemos sido arrojados sin saber por qué, aunque con una milagrosa herramienta llamada libre albedrío. Sus personajes se van haciendo a medida que transcurre la acción, encontrándose a sí mismos de forma vertiginosa durante la representación. Además, es un gran práctico del teatro, un pensador que no utiliza el lenguaje para expresar ideas sino que las propias palabras encarnadas en el cuerpo del actor y puestas al servicio de todo el dispositivo escénico son en sí la propia idea.

-¿Cuáles son los rasgos "aparentemente contradictorios" de sus ideas y de su personalidad?
-Hay muchos calderones en Calderón: por un lado, es un autor impregnado del pensamiento escéptico del barroco: el juego de apariencia y realidad le lleva a concebir la existencia como un espacio de irrealidad. Sin embargo, también es un autor católico con tintes platónicos que está convencido de la existencia de una realidad trascendente. En ese sentido es contradictorio, por un lado la nada palpita en su obra al tiempo que un anhelo latente de sentido tras la muerte carga de nostálgica vitalidad toda su obra.

Demencia bárbara
-Esta obra fue traducida por Voltaire, que la calificó de "demencia bárbara" y por la que dijo que los españoles merecían la Inquisición. ¿Qué sería tan inaceptable para él?
-Efectivamente, descolocó al gran satírico francés que, sin embargo (igual que le sucediera a Moratín), mostró una inconfesable fascinación hacia el dramaturgo madrileño. Voltaire no supo o no quiso discernir entre superstición y misterio. Calderón es el autor de lo sobrenatural, lo cual resulta inconcebible para el gran adalid de la verosimilitud neoclásica.

Posibilismo vs virtud
-Él fue testigo y cronista de los entresijos de la moderna razón de estado. ¿De qué pretende ser usted testigo montándola?
-La obra plantea, entre otras muchas cosas, la oposición entre dos actitudes a este respecto que se suscitaron entonces y que hoy en día continúan vigentes. Uno de los personajes se pregunta si un reino vale una vida mientras que otro, consecuente con las doctrinas de Maquiavelo, se reafirma en aquello de que al Estado también se le defiende en las cloacas. Calderón, de forma inequívoca, se decanta por la primera opción, confiriendo el papel de héroe a quien es capaz de ser consecuente con una actitud tan incorrecta y a contracorriente tanto entonces como ahora.

-¿Calderón defiende a un gobernante incorrecto?
- Aprovecha esta obra para llevar a cabo una suerte de pedagogía para príncipes con su correspondiente enseñanza moral. No olvidemos que el principal destinatario era el monarca Felipe IV. Heraclio es el personaje virtuoso y modélico que encarna valores como la templanza, la indulgencia y la magnanimidad en contraposición a su hermano Leonido, proclive al posibilismo, a la mentira como estrategia política y al aprovechamiento personal de las prerrogativas que trae consigo el poder. Curiosamente, las razones de éste último resultan hoy día más comprensibles que las del primero.

-Ramón Barea, Carmen del Valle, Iñaki Rikarte, Jesús Barranco, Paco Ochoa... el elenco es totalmente nuevo en la CNTC ¿Ha desaparecido la formación predecesora?
-No, pero están todos ocupados en los otros montajes en cartel de la CNTC. He organizado una nueva compañía de la que me siento muy orgulloso porque, además de estar compuesta por excelentes intérpretes, saben comprender y compartir la premisa de la obra y de la puesta en escena. El teatro de Calderón es muy exigente para el actor, reclama de él extremos lances individuales, al tiempo que pide su entrega en una gran maquinaria colectiva.

-Como autor dramático, Calderón es una de sus fuentes. En Auto se inspiró en sus autos sacramentales, ¿no?
-En Auto quise potenciar irónicamente el carácter alegórico de los antiguos autos sacramentales, de forma que, ya en el dramatis personae señalo que son figuras que llevan el nombre del rol social que representan en el theatrum mundi de nuestros días. Auto pretende poner de manifiesto las conductas mecánicas que definen nuestra vida cotidiana, las pautas de comportamiento estereotipado en que han incurrido numerosos rituales sociales.

-¿Cuáles van a ser las primeras medidas que adoptará en el CDN?
-La primera: escuchar. Voy a reunirme con los responsables de los centros autonómicos, con los representantes de la empresa privada y con los profesionales. El CDN tiene que ser la casa de todos. Debemos hacer frente común en la defensa de nuestra industria y nuestro patrimonio cultura. Nos corresponde sudar la camiseta de España desde el teatro.

-¿Ha tenido ocasión de hablar con el nuevo Secretario de Cultura, José María Lassalle?
-Aún no se ha dado la ocasión: ambos acabamos de hacer la entrada en este nuevo escenario.

-Ahora se exhibe en el Valle Inclán Agosto y con gran éxito. ¿Se plantea que se mantenga más tiempo en cartel?
-Sí, en algunos casos, aunque teniendo en cuenta que las programaciones de los teatros públicos son cerradas para poder así acoger distintas voces. Aun así, yo he sido elegido por un proyecto cultural cuyo éxito no se cifra en los mismos parámetros que los de una productora al uso.

-Y los 20 euros que cuesta la butaca, ¿es un precio ajustado para una gran producción de este tenor?
-La política de subvencionar el teatro para después regalarlo a precio de saldo ha tenido sus luces y sus sombras. En cualquier caso, nos hallamos en otra situación. Creo que hay que empezar por informar al ciudadano de lo que cuestan las cosas por las que paga. A partir de ahí, seguramente haya que plantearse subvencionar al espectador al tiempo que se incentivan sistemas eficaces de financiación de las industrias culturales más allá de la incierta y socorrida subvención.

-¿Seguirá el CDN cerrando a principios de junio y abriendo a finales de septiembre como hasta ahora?
-Mi proyecto contempla once meses de actividad. Tengo previsto llevar a cabo durante el verano talleres, clases magistrales, laboratorios de investigación y exhibición de obras de compañías invitadas.