Image: Flotats libera los libros

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Escenarios

Flotats libera los libros

El Valle-Inclán recupera el alegato sobre la aventura editorial de La mecedora de Brisville

13 enero, 2012 01:00

Flotats en uno de los ensayos. Foto: David Ruano

El Centro Dramático Nacional inaugura esta tarde el año en el Valle-Inclán de Madrid con una nueva obra: La mecedora, el primer texto teatral de Jean-Claude Brisville. Tras su inmersión en la superproducción de Beaumarchais, el actor Josep Maria Flotats abandona el escenario para centrarse en la dirección de esta breve pero intensa delicatessen teatral sobre las entretelas del mundo editorial. Los tres personajes de la obra beben de las experiencias reales del propio Brisville, que a sus 89 años aún vive por y para los libros, según cuenta en una entrevista que mantuvo con El Cultural.

Tras la pretenciosa producción de Beaumarchais que Josep Maria Flotats levantó en 2010, el actor retoma la pieza de "cámara" con la que ha tenido mejores resultados en los últimos años. Vuelve de la mano de Jean-Claude Brisville, su autor de cabecera, aunque en esta ocasión se reserva únicamente para las labores de dirección y puesta en escena. ¿Por qué nos priva el gran actor de verlo en acción sobre el escenario, cuando es el principal reclamo de todo montaje en el que figure su nombre? "Porque no me veo en el personaje", contesta con franqueza. "El mismo Brisville me preguntó por qué no lo hacía y le contesté, a modo de excusa: ‘No es una cuestión de edad, sino de tiempo. Al verme obligado hacer de usted necesitaría años y años para leer todos los libros que han pasado por sus manos".

De la misma manera que creemos entrever claves de la personalidad de Stefan Zweig a partir de sus extraordinarias biografías de pensadores y literatos (Montaigne, Erasmo, Casanova, Freud, Tolstói, María Antonieta...), adivinamos la de un hombre como Flotats en los papeles que ha ido seleccionando a lo largo de su carrera: "Me vi antes en Talleyrand (La cena) y en Descartes (El encuentro de Descartes con Pascal joven) que en Jerónimo, el director literario sobre el que pivota La mecedora", explica."Tendría que hacer de un personaje de nuestros días, y eso me da miedo. Implicaría dejar la máscara e ir vestido a la manera de hoy. Cuando hago un personaje histórico el traje me ayuda, actúa como una máscara, como un primer escalón para instalarte en el papel".

Las obras del dramaturgo francés a menudo recrean episodios históricos. La cena enfrenta a Talleyrand y Fouché tras la derrota de Waterloo, mientras que en El encuentro de Descartes con Pascal joven los dos pensadores mantienen un duelo filosófico. La mecedora es una excepción. No sólo se trata de un texto autobiográfico, sino que es el primero que escribió Brisville con 58 años, cuando dejó su trabajo como editor en Le Livre de Poche. Cuenta Flotats que a él le deben en Francia la edición de bolsillo de los clásicos en los años setenta, una idea innovadora entonces pero que no tuvo los resultados comerciales esperados. Brisville fue cesado en la editorial y terminó refugiándose en las playas normandas. Allí escribió esta obra, en la que relata su fracaso a partir del personaje de Jerónimo, su álter ego, director literario de una editorial y amante de los libros y del arte. Su concepción de la edición a la antigua usanza contrasta con la de su jefe, Osvaldo, un ejecutivo que busca dar salida en el mercado a los libros, como si se tratara de cualquier otra mercancía.

El texto no sólo habla de un mundo que se acaba y de las "mezquinas" leyes del mercado, también teje un entramado de relaciones sentimentales entre los tres personajes que van desvelándose poco a poco. Además de Jerónimo (de 60 años) y Osvaldo (40), hay un tercero, un ilustrador que permite al autor proyectar diferentes puntos de vista. A Brisville le costó estrenar la obra, pero finalmente Jean Pierre Miquel la llevó a escena en 1981 en el Petit Odéon de París con un éxito inesperado.

Como en las ya citadas, La mecedora es una obra de ideas. En realidad no pasa gran cosa. Se sostiene en diálogos que nos invitan a reflexionar sobre el mundo de nuestros días y el papel que en él desempeña el arte. "Pero hay acción mental", apunta Flotats, "y ahí está el talento de Brisville, que avanza con réplicas muy inteligentes y humorísticas. Exige al espectador cierta gimnasia mental...".

Y es en ese sentido que recuerda a Arte, de Yasmina Reza, en tanto que crea situaciones tensas que degeneran en momentos de comedia. "Si bien La mecedora tiene una escritura más sólida. Yasmina Reza es heredera de autores como Brisville".

Para esta nueva producción, Flotats ha congregado a los actores Helio Pedregal, Daniel Muriel y Eleazar Ortiz. "Trabajar con tan reducido elenco requiere una gran labor de dirección de actores. Hay que buscar los vínculos entre los personajes, cuando hablan y cuando callan, y potenciar los movimientos más reveladores sin que nada interrumpa los diálogos". Como en otras ocasiones, ha contado con el iluminador Albert Faura y con Mauro Armiño para la traducción de esta versión.

La mecedora cumple el deseo de Gerardo Vera de programar en el CDN a Flotats, a quien ha invitado año tras año desde que asumiera la dirección. "Ésta es la última temporada de Vera. Le propuse la obra cuando tenía cerrada la programación. Me dijo que había dinero para un decorado y tres actores. Pero ni una sola cosa más".