Escena de la obra con Roberto Álamo y Fernando Cayo
El día 8 se estrena en el Teatro Arriaga de Bilbao 'De ratones y hombres', de John Steinbeck, crónica de dos desheredados en tiempos de la Gran Depresión americana en la que se avista el reflejo de tiempos actuales. El director del momento, Miguel del Arco, firma la dirección de la obra que tiene a Fernando Cayo y Roberto Álamo como protagonistas.
La obra tiene varios aspectos novedosos en relación con las producciones precedentes de Del Arco. En primer lugar, es la primera vez que el director trabaja con un elenco que no está integrado por amigos. “A Roberto Álamo y a Fernando Cayo los conocía de haberlos visto en otras producciones, pero no personalmente. Yo veo mucho cine y teatro y no suelo hacer castings porque he venido trabajando con mis amigos actores. Ahora puedo elegir pero me sigue costando mucho hacer los repartos, soy muy lento. Para mi es importante crear un ambiente familiar, explorar pacientemente con ellos, me gusta cuidarlos”. ¿Y cómo les cuida? “Teniendo una paciencia infinita con ellos, para que exploren y tanteen en un ambiente lúdico un mundo de emociones que el público debe creerse. Yo no hago trabajo de mesa, dos días leyendo el texto me bastan. Al tercer día los quiero de pie, en escena. Tenga en cuenta que disponemos de 45 días para los ensayos”.
Hasta ahora las producciones del director eran de una “pobreza” escenográfica franciscana; el actor solo con la palabra y, quizá, una columna, un banco para apoyarse. Así que también es otra novedad, dice, “que hayamos arriesgado más en ese aspecto, de la mano del escenógrafo Eduardo Moreno. Es una función realista y no quería reproducir en escena un pajar sin más”.
De ratones y hombres es la historia de dos hombres, el pícaro George (Fernando Cayo) y el deficiente mental Lennie (Roberto Álamo), errantes vagabundos por la California rural de los años posteriores a la Gran Depresión hasta que encuentran trabajo en un rancho. Allí llevarán una dura vida de jornaleros y trabarán relación con el único personaje femenino de la obra, la esposa del dueño Curley (Irene Escolar). Las situaciones hostiles que viven no solo sirven para denunciar las penosas condiciones en las que subsiten los braceros del rancho, también ponen a prueba la amistad de los protagonistas.
El amor, insignia de Steinbeck
“La obra es de una sencillez pasmosa pero lo que más me sorprende es el amor que destilan los personajes”, continúa Del Arco. “Steinbeck escribía para que los hombres se entendieran y hay una voluntad en él de dignificarlos. La obra enfrenta a los que luchan para seguir adelante y los que se dejan arrastrar por cansancio o incapacidad. Es una obra oscura pero brutalmente iluminadora porque te das cuenta de que la grandeza de corazón y el coraje iluminan a los que luchan”.Roberto Álamo soporta en esta producción el personaje más complicado. Su condición de hombre sensible pero a la vez límite en sus facultades mentales le puede llevar a una peligrosa trinchera: “Hacer de discapacidado es complicado y puede resultar cargante. Yo veo a Lennie como un hombre que tiene el cerebro de un niño de siete años. Y creo que Roberto consigue pasar de la risa al llanto como los niños, sin el traspaso intelectual de los adultos”, añade el director. El elenco lo completan otros siete actores.
Es metódico, exigente, paciente y generoso, dicen los actores de Del Arco. Pero también es la manipulación que hace de los clásicos, con personajes poco habituales por su veracidad y cercanía, lo que gusta. Cuenta Irene Escolar, otra de nuestras jóvenes promesas, que “Miguel se presentó en los ensayos con una ‘biblia' (análisis) de los personajes que podría haber escrito perfectamente el mismo Steinbeck”.
Tras La función por hacer (vuelta de tuerca de Seis personajes en busca de autor), de La violación de Lucrecia (Shakespeare para la Espert), de Veraneantes (un Gorki desde la perspectiva de Chejov), y de Juicio a una zorra (Carmen Machi como Elena de Troya), Del Arco ha conseguido encadenar un éxito con otro. Ahora le toca ligar repoker, mientras ya planea su sexto asalto: El inspector, de Gogol, en el Centro Dramático.
Los actores hablan
Fernando Cayo: "Es un director poco habitual: actor, tiene formación musical, ha dado clases, ha sido realizador de televisión, guionista... y encima es una persona muy respetuosa y exigente, que trabaja desde el amor. Estamos a muerte con él”.Irene Escolar: "Me gusta comparar a Miguel con Elia Kazan. Hace que los actores confiemos plenamente en él, es minucioso, te trata con cariño y tiene clarísimo lo que quiere contar. Su aparición es un regalo para nosotros y para el teatro”.
Roberto Álamo: "Miguel es el rey. Colaborar con él está siendo una experiencia única. Trabaja desde el humor, desde el amor y desde la profundidad. Te hace sentir que no eres un mero objeto, sino parte esencial de un conjunto. ¡Dios salve al rey!”.