Red Hot Chili Peppers en su último concierto en París. Foto: AFP

Dicen que Santillana del Mar es la villa de las tres mentiras porque no es santa, ni es llana, ni tiene mar -aunque el municipio sí tiene-. Pues bien, a Rock in Rio le ocurre lo mismo: aunque nació en Rio de Janeiro, desde hace unos años se alternan las ediciones brasileñas con la lisboeta y la madrileña; y por la otra parte, la del rock, no es este género el que practican la gran mayoría de los artistas que pasan por su escenario.

Sí lo practican Lenny Kravitz, en todas sus variantes, y los mexicanos Maná -en versión latina y edulcorada-, que abrieron el festival el pasado sábado 30 de junio en la Ciudad del Rock de Arganda del Rey. Tras un descanso de tres días, la segunda jornada iba a tener como estrella a la actual reina del R&B comercial, Rihanna, pero tuvo que suspender su actuación por el fellecimiento de su abuela. La diva fue sustituida por Carl Cox, una de las cabezas pensantes del techno que se ha ganado a pulso ser reconocido como uno de los mejores DJs y productores del mundo.

Este viernes es el turno del dance comercial, de la mano de David Guetta, Afrojack y Pitbull. El sábado el festival debería cambiar su nombre por el de Rock in California, porque la noche será de los míticos Red Hot Chili Peppers e Incubus, originarios del estado norteamericano.

El rock progresivo de estos últimos llevaba varios años sin oírse en directo por estos lares, desde que presentaran su Light Grenades de 2006. Cinco años pasaron entre este disco y el último, If Not Now, When?, un LP etéreo en el que los teclados le han quitado el protagonismo al guitarreo.

Por su parte, Anthony Kiedis y los suyos ya estuvieron en Madrid y Barcelona en diciembre presentando su insípido último disco, I'm with you, que confirma la transición de la banda desde el punk-funk frenético y virtuoso de sus inicios hacia la riqueza melódica, primero, y un pop-rock de aguachirle en sus dos últimos trabajos. Pero eso es lo de menos para el directo del cuarteto de Los Ángeles, que cuenta en su haber con joyas atemporales como Californication, Blood Sugar Sex Magik y By the way y que puede vanagloriarse de haber compuesto himnos para dos generaciones: los que se partían la cadera al ritmo del bajo de Flea en Give it away y los que aullaban apretando los párpados con Otherside.