El guitarrista, compositor y cantante Ry Cooder.
Como solista, Cooder ha combinado sus dotes de autor con las de folclorista, recopilando canciones de la tradición norteamericana y tocando todos sus palos: blues, country, folk, rock and roll, jazz, soul, gospel... y fue incluido por la revista Rolling Stone en el octavo puesto de la lista de los cien mejores guitarristas de la historia.
Gran conocedor de las músicas del mundo, Cooder ha cultivado muy a menudo los géneros y temas de la música latina. Así, muchos de sus discos incluyen canciones en español, que a menudo tratan sobre el estilo de vida y las dificultades de la comunidad chicana de Estados Unidos. Tal es el caso de su disco de 2005 Chávez Ravine, que toma el nombre de un barrio latino de Los Ángeles que fue demolido en los años 50. Más de la mitad de las canciones del disco son cantadas en español por músicos hispanos del este de la ciudad, como Lalo Guerrero, transitando géneros como la ranchera, el corrido y la rumba cubana. Entre los colaboradores de este LP figuraban también músicos de la talla del pianista Chucho Valdés. Aunque, sin duda, su mayor contribución a la música latinoamericana fue la producción del disco Buena Vista Social Club, del colectivo homónimo, un grupo de excelentes músicos cubanos de edades comprendidas entre los 60 y los 80 años, que vivían retirados y olvidados en distintos puntos de la isla. El disco fue aclamado unánimemente por la crítica internacional y el proyecto continuó su andadura con nuevos discos y colaboraciones con otros músicos de todo el mundo, aunque aquello le trajo serios problemas a Cooder en EEUU por "hacer negocios con el enemigo".
Aunque la música de Cooder siempre ha tenido un fuerte componente social, con su último disco de estudio, Pull Up Some Dust And Sit Down (2011), el músico se zambulló en la crítica política a ritmo de folk y country. Los banqueros y los tiburones de Wall Street se llevaron la peor parte: en "No Banker Left Behind", el trovador imaginaba su huida del país con el dinero de todos a bordo de un tren repleto de champán y cócteles de gambas; en "El corrido de Jesse James", el mítico forajido se indigna desde el cielo y les espeta: "I was branded as a bandit and bank robber, but I never turned a family from their home" ("Fui tachado de bandido y atracador de bancos, pero nunca privé a una familia de su hogar"). En "Dirty Chateau" volvía a tratar el tema de la inmigración mexicana, esta vez con la historia de una empleada del hogar.
Ahora, cercanas las próximas elecciones a la presidencia de Estados Unidos, vuelve el Cooder más político para tomar partido por los demócratas. En Election Special, lanzado internacionalmente este martes por Warner/Perro Verde, el trovador californiano nos trae otro puñado de sátiras sobre la política estadounidense, inspiradas por las noticias del día a día. Cooder ha escrito todas las canciones y ha producido el disco, en el que toca la guitarra, el bajo y la mandolina, acompañado por su hijo Joachim a la batería.
El primer corte del álbum cuenta la historia del perro del candidato republicano Mitt Romney, que fue atado por su amo al techo del coche durante un viaje. El hecho se convirtió en un escándalo cuando trascendió a los medios. Hay otra canción dedicada al movimiento Occupy Wall Street, la versión estadounidense del 15-M, y otra sobre la cárcel de Guantánamo. Pero en el blues Cold Cold Feeling, le da un respiro a los políticos: Cooder imagina a un presidente deambulando por la Casa Blanca, abrumado por la pesada carga que supone dirigir un país. Porque "si nunca has sido presidente, no sabes cómo se siente".