Escena de Ricardo III, de la compañía Atalaya.

Tras ganar el Premio Nacional de Teatro en 2008, la compañía Atalaya de Sevilla se tuvo que enfrentar al desafío de mantenerse a la altura del galardón recibido. Fue entonces cuando Ricardo Iniesta (Úbeda, 1956), fundador y director de este grupo teatral que está a punto de cumplir 30 años, se remangó para meterse de lleno en lo único que les quedaba por hacer: Shakespeare. Y eligió nada menos que Ricardo III, la primera y extensa tragedia del inglés. El motivo: "Ninguna de las versiones cinematográficas le hace justicia a la obra -aunque sí los actores
que interpretaban a Ricardo III: Laurence Olivier, Ian McKellen, Al Pacino...-, ni tampoco los montajes teatrales que he tenido la oportunidad de ver; ninguno me sedujo en absoluto, por eso está pegando tan fuerte el nuestro", explica Iniesta.

La obra, estrenada en 2010, se ha convertido en la más premiada de la compañía, con 6 premios en Sevilla, Toledo y Palencia, en algunos casos al mejor espectáculo, en otra ocasión a la mejor escenografía y en otra al mejor actor, concedido a Jerónimo Arenal, que ha cumplido ya 1.000 funciones con Atalaya. Desde este jueves al domingo, Ricardo III recala en Madrid para abrir la Muestra de Teatro de las Autonomías que organiza el Círculo de Bellas Artes desde hace 16 años, brindando a compañías de toda la geografía española la oportunidad de exhibir su trabajo en la capital sin depender del circuito de teatros privados. En esta edición, las regiones representadas serán Andalucía y Extremadura. Tras el espectáculo de Atalaya -que vuelve una vez más al escenario donde se dio a conocer en 1986-, Teatro del Noctámbulo (Badajoz) presentará en la sala Fernando de La decisión de John, de Mike Bartlett, los días 22 y 23; y la compañía Teatro del Gato (Málaga) hará lo propio los días 24 y 25 con Manual de bricolaje, de Miguel Romero Esteo.

Ricardo III es una de las obras de Shakespeare más representadas en el Reino Unido, pero en España se ha llevado a escena en contadas ocasiones. "Quizá sea porque es un episodio de la historia británica poco conocido aquí", explica Iniesta. Otro motivo que salta a la vista es que se trata de "su texto más largo, más incluso que Hamlet, y su representación íntegra es inviable porque duraría más de cuatro horas". Así, lo primero que hizo Iniesta para crear su versión fue meterle la tijera al texto hasta dejarlo en un tercio, que sobre el escenario se traduce en algo más de hora y media. "La gente se atreve a acortar Hamlet, pero Ricardo III no porque es un laberinto de personajes", comenta el director.

La dramaturgia de Iniesta se apoya en las mujeres que marcaron al monarca, y cada una de ellas representa, según el director, uno de los cuatro estilos que caracterizan a la compañía: Lady Ana, en clave onírica; la Reina Isabel, en clave expresionista; la Duquesa de York, Cecilia Neville, cercana a la tragedia griega, que reniega de su hijo Ricardo; y por último, Margarita, la Reina madre exiliada, en un registro grotesco.

Atalaya da a los clásicos altas dosis de actualidad cuando los lleva a escena, aunque, como dice Iniesta, "más que actualidad, se trata de universalidad: son de entonces, de ahora y de siempre". "Ricardo III habla de la lucha por llegar al poder y mantenerse en él a toda costa. No sé qué puede haber más actual que eso, aunque haya quien se fugue a mitad de legislatura, como sabéis bien en Madrid... Cuando la estábamos montando estaban en auge los procesos por corrupción en varias comunidades, como la valenciana. Pero nosotros no queremos vestir a los clásicos de actualidad, porque les quitaríamos su aire mítico, lo que queremos es que el público viaje con nosotros a la universalidad de los mitos", remacha.

Una de las mayores dificultades del montaje reside en el exhaustivo trabajo de canto en directo de los actores, pues la música juega un papel fundamental en esta versión de Ricardo III. "Hemos trabajado a partir de cantos populares del Reino Unido, y sobre ellos, Luis Navarro ha compuesto una música que nos evoca el clima de los acantilados escoceses y los campos verdes y salvajes de las islas británicas".

Para Iniesta, la clave de la salud de la compañía se encuentra en "la fortaleza que aporta la mezcla de tres generaciones de actores: algunos de los que fundaron la compañía en los 80, el grueso formado los que se incorporaron en los 90, y los jóvenes que entraron en la última década".

Laboratorio escénico e integración social

Además de ser una de las compañías españolas más antiguas en activo -"somos como el retrato de Dorian Gray, cumplimos años pero nos mantenemos jóvenes"-, Atalaya funciona como grupo de investigación teatral con una fuerte labor de integración social, fundado también por Iniesta en 1994 con el nombre de Territorio de Nuevos Tiempos (TNT). Este laboratorio escénico forma parte de varios programas culturales europeos, y en 2008 se construyó el Centro Internacional de Investigación Teatral TNT, que se convirtió en sede tanto de la compañía como del laboratorio. Con esta vertiente social de su labor artística, Atalaya ha estrenado con gran éxito proyectos como La casa de Bernarda Alba interpretada por ocho mujeres gitanas sin alfabetizar de El Vacie, el asentamiento chabolista más antiguo de Europa.

"Este centro nació gracias a la compañía y ahora esa labor social es lo que permite [gracias a las subvenciones y acuerdos que mantiene con las diferentes administraciones] que la compañía sobreviva en plena crisis", reflexiona el director andaluz.