Maria João Pires (piano) y Antonio Meneses (violonchelo). Foto: Jeff Dias & Breno Rotatori.
La pianista portuguesa, alérgica a la soledad de los recitales, emprende el domingo una gira por San Sebastián, Madrid, Vich y Alicante acompañada del violonchelista brasileño y amigo Antonio Meneses.
Es una pareja que está dando muy buenos frutos interpretativos; aunque hemos de reconocer que nos apetecería más escuchar sola a la lisboeta, próxima ya a la setentena, pero provista todavía de una primorosa digitación, de un sonido muelle y terso y un fraseo de un lirismo excepcional. Pires hace música de la manera más natural, con esa calidad que viene de muy adentro y que a estas alturas de carrera continúa surgiendo y manando de forma muy fluida. No hay duda de que, a su modo, es una virtuosa; no del tipo de los que abarcan multitud de teclas con un golpe de mano -la suya es diminuta, proporcionada a su estatura- o de los que ensayan escalas vertiginosas o de los que, de natura, poseen el don de atacar los pasajes más intrincados sin fallar ni una nota. Su pianismo nace de la exactitud y firmeza del ataque, de la variedad del toque, de la riqueza del pedal, trabajado con una habilidad y una clase que pertenecen sólo a los más grandes. Tiene un secreto, una impronta que la faculta para acceder a los mundos más íntimos y más recónditamente poéticos de la literatura pianística.
Estas cualidades no cabe duda de que podrán ser degustadas una vez más en esta nueva singladura por España. Su unión con Meneses ha producido ya frutos muy maduros. La etérea musicalidad de la pianista engarza bien con el fraseo intenso del violonchelista, nacido en Recife en 1957 y protagonista de una carrera como solista verdaderamente sensacional, junto a los mejores directores y orquestas. En Madrid recordamos una vívida y fantasiosa interpretación del Concierto de Dvorák. Ambos artistas van a actuar en el Kursaal de San Sebastián (9 de diciembre), Auditorio Nacional de Madrid (10), L'Atlantida de Vich (15) y Teatro Principal de Alicante (17).
El programa es común a las cuatro plazas y tiene mucha substancia: Sonata ‘Arpeggione' de Schubert, Canciones sin palabras op. 19 de Mendelssohn y la Sonata n° 1 op. 38 de Brahms. Sola, Pires recreará los Tres Intermezzi op. 117 de este último compositor, obras que en sus dedos siempre han encontrado el toque poético que demandan. Por su cuenta, la pianista interviene en el Teatro Colón de La Coruña tocando, con la Sinfónica de Galicia dirigida por Víctor Pablo Pérez, el bellísimo Concierto n° 9 K 271 ‘Jeunehomme' de Mozart. El 8 de mayo volverá a Madrid, para Juventudes, con el Concierto n° 2 de Chopin junto a la Orquesta de Cámara de Basilea a las órdenes de Trevor Pinnock.