Image: El Sol de York enciende el actual teatro israelí

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Escenarios

El Sol de York enciende el actual teatro israelí

18 enero, 2013 01:00

Óscar Huéscar, Alicia Merino y Mon Ceballos en Yaacobi & Leidental, de Hanoch Levin. Foto: ESDY

El jueves, 24 la sala El Sol de York, recientemente convertida en escenario teatral, lleva a su programación Yaacobi & Leidental, el cabaré metafísico del israelí Hanoch Levin. Dirigido por Ángel Ojea y protagonizado por Óscar Huéscar, el autor muestra aquí su habitual mezcla de géneros.

El Sol de York es la nueva sala que acaba de abrir sus puertas en Chamberí, céntrico barrio de Madrid que cuenta con dos de los teatros de referencia de la ciudad, La Abadía y los Teatros del Canal. La zona acoge también el Teatro Amaya, el Centro Galileo (de titularidad municipal pero gestionado por el productor Enrique Salaberría que ultima un acuerdo con Gerardo Vera para que lo dirija la próxima temporada) y, además, está Galileo Galilei (café-teatro recomendado para noctámbulos y en el que se ofrecen desde espectáculos musicales a otros de cabaré o humor). O sea, que este barrio comienza a ganar una fisonomía más bohemia. El nuevo teatro es fruto del mecenazgo de Julio Amuriza, egiptólogo y propietario del local, que venía destinando a conferencias y otras actividades artísticas. Al retirarse quiso que el espacio siguiera teniendo un uso cultural y fue su hijo, el arquitecto Jaime Amuriza y aficionado al teatro, quien decidió que fuera una sala. Buscó otros socios, contrataron al productor Javir Ortiz como gerente, y tras un año de obras y de gestiones burocráticas para obtener las autorizaciones pertinentes, abrió al público estas Navidades.

Situada en la calle Arapiles, 17, el teatro tiene un aforo de 170 butacas y cuenta con tres salas de ensayo y un ambigú. "Queremos que El sol de York sea un contenedor cultural, vamos a ofrecer teatro infantil y de adultos, cine y una escuela de teatro", subraya Ortiz. "También estamos abiertos a todo lo que el público nos proponga, a estudiar cómo organizar actividades de su interés". Contempla, lógicamente, amortizar los espacios mediante su alquiler para diversos eventos.

Alberto Castrillo inauguró la sala oficialmente con su espectáculo más célebre, Ildebrando Biribó. Desde el jueves, se representará Yaacobi & Leidental, de Hanoch Levin, la gran gloria nacional del teatro israelí. Su extensa obra (57 piezas) ha sido y es representada por el Cameri Theatre de Tel Aviv, el teatro donde Levin trabajó y donde se sigue escenificando. En la actualidad, en el repertorio del Cameri figura Requiem, su última obra.

Hanoch Levin (Tel Aviv, 1943-1999) apenas es conocido en nuestro país, pero el productor y actor Óscar Huéscar está empeñado en difundirlo: "Tuve ocasión de ver una obra suya en París y a partir de entonces comencé a leer lo que de él se había publicado en Francia. Lo más llamativo en la escritura de Levin es cómo utiliza los géneros teatrales tradicionales, consigue crear estructuras dramáticas híbridas".

Hace un par de años produjo Shitz, aunque apenas tuvo eco mediático. Aquella era un sátira política, el género en el que Levin se inició como dramaturgo y de forma autodidacta. Sus sátiras comenzaron a representarse en su país a finales de los 60 y eran muy críticas con la euforia que entonces vivía la sociedad israelí tras la victoria de la Guerra de los Seis Días. Tanto que una de ellas, The Queen of the Bathtub, hubo de ser retirada del teatro por protestas del público. Huéscar al estrenar Yaacobi & Leidental prueba con otro de los géneros que conforman la producción dramática de Levin, la comedia, caracterizada por su mordacidad. En Yaacobi & Leidental se cuenta la historia de dos amigos que se separan porque uno de ellos, a los 40 años, decide casarse con una mujer a la que elige por su enorme trasero. El amigo abandonado no sabe qué hacer y se ofrece como regalo de bodas...

"Levin toma en consideración las teorías de la práctica teatral del siglo XX, el distanciamiento de Brecht, la visión de Artaud, el absurdo y el tratamiento del espacio vacío de la obra de Beckett... y nos presenta la violencia, el dolor y el sufrimiento con encanto y dulzura, gracias a una distancia estética. Este lenguaje es para el público un desafío de 'lectura'. No le concede ningún descanso", explica Huéscar, que no entiende cómo este autor todavía no ha sido representado en nuestro país. La versión es de Raquel García Lozano (habitual traductora de textos hebreos) y está dirigida por Ángel Ojea. La protagonizan, además de Óscar Huéscar, Mon Ceballos y Alicia Merino, y mantiene la partitura musical de Alex Kagan, con la que fue estrenada y dirigida por el propio Levin.