La pianista Mitsuko Uchida. Foto: Roger Mastroianni.
La pianista japonesa visita las salas de concierto de Alicante, Barcelona, Bilbao y Madrid acompañada de la Mahler Chamber Orchestra. Interpretarán los conciertos 'n° 17' y '25' del genio salzburgués.
Se ha concedido, con toda justicia, a esta pianista japonesa el título de gran mozartiana. Viene años demostrando que es una de las que más y mejor ha trabajado la música del compositor salzburgués. Sus integrales para Philips de los Conciertos, con Jeffrey Tate, y de las Sonatas así lo avalan. Artista sensible, delicada, exquisita en sus maneras, de muy sólida formación, de inteligentes planteamientos, estudiosa y, en el fondo, emotiva, Uchida se acerca a esta música de manera serena, con un discurso en el que todo está soldado y ligado con naturalidad. Es amiga de rotundos acordes, nada camerísticos, plenos y redondos, aunque su pianismo es ligero como una paloma, elástico, sabiamente contrastado, de dicción variada y llena de sentido. Todo suele estar en su sitio sin acaramelamientos inoportunos. El estilo es límpido y poético. Características que confiamos puedan ser apreciadas en esta sesiones.
No posee Uchida la nítida digitación, el sentido de los reguladores, la claridad expositiva y la transparencia tímbrica de, por ejemplo, Rudolf Serkin, el pianista vienés que dejara imborrables testimonios de conciertos mozartianos. A cambio,
Porque en Uchida no hay, como se ha podido colegir, blanduras ni dengues. Dejó constancia de ello hace unos años en esta misma serie de conciertos de la Fundación Scherzo con un programa en el que, entre otras obras, figuraba la compleja Fantasía en do mayor de Schumann, que acometió por derecho, con tanta presteza y nitidez como sentido poético. La apariencia física de esta artista, nacida en Tokio en 1948, engaña: pese a su delgadez y su aire místico, posee una energía y un vigor incuestionables. Como tendrá ocasión de demostrar una vez más.