Michail Jurowski.
El maestro moscovita se pone al frente de la Orquesta Santa Cecilia para un monográfico Brahms, este jueves, en el Auditorio Nacional de Madrid. Dirigirá la 'Cuarta sinfonía' y el 'Concierto para violín', junto a Renaud Capuçon.
En esta ocasión figuran en los atriles de la Orquesta Clásica Santa Cecilia el Concierto para violín y la Cuarta Sinfonía del hamburgués, dos obras maestras absolutas de nada fácil interpretación dadas las especiales texturas de sus pentagramas, su rica polifonía y sus desarrollos contrapuntísticos, que han de ser tratados cuidadosamente para resolver con naturalidad las transiciones y el trabajo temático y dotar al conjunto de ese espectro tan característico del músico.
El Concierto tendrá como solista al francés Renaud Capuçon, un violinista completo y eficiente, serio y capaz de alcanzar importantes grados de concentración lírica, tan necesarios en partituras como ésta. Es oriundo de Chambéry, donde nació en 1976. Entre los nombres que han contribuido a su formación figuran Thomas Brandis, Isaac Stern, Shlomo Mintz y Augustin Dumay.
La maravillosa Sinfonía n° 4 de Brahms, obra de raro equilibrio, de compleja aunque diáfana construcción, de un lenguaje tardorromántico que trabaja detalladamente las variaciones temáticas, precisa una especial claridad expositiva; singularmente en su movimiento postrero, una passacaglia sobre un bajo de chacona. No cabe duda de que el maestro Michail Jurowski (Moscú, 1945) posee amplia experiencia para ello.
Pertenece Jurowski a una importante saga de músicos. Su padre era el compositor Vladimir M. Jurowski (1915-1972), que le impulsó en el arte de los sonidos, que más tarde perfeccionaría en el Bolshói. Ha sido asistente de Gennady Rozhdestvensky y ha frecuentado a las mejores orquestas europeas, como la WDR de Colonia, de la que fue nombrado director en 2006. También se encargó de la Ópera de Leipzig en 1999. Su estilo, sobrio, su solidez musical se han trasladado a sus tres hijos: Maria, profesora, y Dmitri y Vladimir, directores de orquesta. Del último, el más talentoso, hemos hablado aquí en más de una ocasión.