Markus Stockhausen. Foto: Dima Brickman.

El trompetista alemán, hijo del mítico Karlheinz Stockhausen, ofrece el miércoles en el Auditorio Nacional de Madrid un concierto electrónico sin programa cerrado sobre música intuitiva junto a dos solistas del versátil conjunto Neopercusión.

  • Canal Spotify de El Cultural: escuche la música de este artículo
  • Hay apellidos que pesan como un yunque. Aunque Markus Stockhausen (Colonia, 1957), hijo del mítico Karlheinz Stockhausen, nunca lo ha llevado a cuestas. "Más bien me he subido en él para poder contemplar el vasto panorama musical", cuenta el trompetista y compositor alemán a El Cultural. "Evidentemente, el nombre de mi padre conlleva un plus de responsabilidad. La responsabilidad, claro está, de ser uno mismo". Y de marcar, de vez en cuando, las diferencias con uno de los popes de la vanguardia, pionero en casi todas las tendencias de la modernidad, incluida la música electrónica. "Trabajé durante 25 años con mi padre, y a él le debo buena parte de mi adn como músico, pero eso no me ha impedido perseguir unos ideales y unas estéticas diferentes a las suyas".



    Quedó claro en 2001, cuando el autor de Cuarteto para cuerdas y helicóptero escandalizó al personal con sus declaraciones sobre los atentados del 11-S, "la mayor obra de arte de la historia", según sus propias palabras. Markus, músico espiritual donde los haya y aficionado al yoga, desmiente que aquella boutade mediática les separara, como se ha rumoreado luego. "Le animé explicarse públicamente y le dije que no podía estar más en desacuerdo con aquella desafortunada comparación".



    Markus, el tercero de los cuatro hijos de Karlheinz, fallecido en 2007 a causa de un ataque al corazón, debutó con 4 años como el niño-que-juega de una obra de teatro de su padre. A los 6 tocaba el piano, a los 12 la trompeta y con 16 ya tenía clara su vocación. Estudió en los mejores conservatorios, defendió las partituras de su padre en los fosos de La Scala de Milán, el Covent Garden de Londres y la Ópera de Leipzig y colaboró con grupos de jazz, como los Electric Treasures y el Trio Lichtblick, de acuerdo a unos "principios armónicos" que nada tienen que ver con el rigor de las técnicas seriales. "La vida y la música forman un matrimonio imposible de separar. Para expresarme como artista necesito alcanzar cierto nivel de coherencia entre mis vivencias personales y mi forma de plantarme frente al público".



    Coincidiendo con el cambio de milenio, Markus emprendió una nueva etapa en solitario, preámbulo de su estreno como compositor en 2002. Desde entonces, ha recibido encargos del RIAS Chamber Choir o la London Sinfonietta. "Mi método de interpretación y de composición consiste en guardar silencio interior, escuchar lo que llevo dentro y conectarlo con lo que me rodea en un diálogo constante con los músicos".



    A Madrid llega, junto a los solistas de Neopercusión Juanjo Guillem y Rafael Gálvez, en calidad de trompetista e improvisador para un concierto electrónico sin programa cerrado en torno a la música intuitiva. Fue precisamente su padre quien acuñó ese término en sus ciclos Aus den sieben Tagen y Für kommende Zeiten. "Después de interpretar estas piezas en los años ochenta, sobre todo en la República Democrática Alemana con el Ensemble für Intuitive Musik Weimar, traté de desarrollar mi propio enfoque sobre la improvisación armónica, melódica y rítmica".



    El concierto, que ofrecerá en la Sala de Cámara dentro del ciclo Fronteras del Centro Nacional de Difusión Musical, está por encima de toda consideración estilística. "Es la única manera de que la música fluya a través de una suma infinita de circunstancias, que van de la acústica de la sala y la hora del concierto a la inspiración de los intérpretes y la sensibilidad del público".