Nelson Dante, Carolina Román y Tristán Ulloa.



La palabra "corralito" está otra vez, tristemente, de moda. No la oíamos por aquí desde que miles de argentinos llegaron a España huyendo del desastre de 2001 y con el "sueño europeo" en la frente. Pero en los últimos meses, la posibilidad del corralito se ha paseado por el sur de la eurozona hasta precipitarse finalmente como una lluvia ácida sobre la isla de Chipre.



Carolina Román y Nelson Dante son dos de aquellos exiliados económicos que llegaron hace más de una década a nuestro país. En una milonga de Madrid donde impartían clases de tango se les ocurrió escribir una breve pieza de teatro sobre su experiencia y la de tantos compatriotas. Seis años después, ampliada y adaptada a la dramática situación actual de España, En construcción llega al Teatro del Arte, del 9 de mayo al 23 de junio, dirigida por Tristán Ulloa y previo paso por Microteatro por Dinero y el concurso Talent Madrid.



"Por aquellos años parecía un tema poco interesante. Nosotros creímos en la historia, necesitábamos contarla, y a pesar de no encontrar la manera de ponerla en pie, seguimos apostando por ella", explican sus autores y protagonistas. Con el país arruinado y convertido en tierra de emigrantes, el tiempo, por desgracia, les ha dado la razón: "Hoy sabemos que la obra no nos dejará indiferentes, a los que vinimos, a los que se van, a los de aquí y a los de allá".



La obra cuenta la historia de Pablo y Sole, una pareja de inmigrantes argentinos sin papeles en España. La crisis económica del país agrava su situación de desamparo social, sin recursos ni cobertura sanitaria para ellos ni para su bebé, por lo que se plantean el regreso a Argentina. "Es algo que se están planteando muchos inmigrantes: ‘Ya que voy a estar mal, prefiero estarlo en mi tierra y rodeado de mi gente'", explica Ulloa.



"Los personajes no son lumpen. Son de clase media y les pasó lo mismo que ahora nos pasa a nosotros. Ahora que los españoles nos vemos obligados a emigrar de nuevo, es momento de echar la vista atrás y avergonzarnos por cómo hemos tratado a los inmigrantes", afirma el director.



La historia parte de la experiencia personal de sus autores e intérpretes. Llegaron a Madrid sin papeles y así estuvieron mucho tiempo. Román y Ulloa están casados y tienen un hijo, pero antes de eso, un simple paseo por el centro de Madrid se convertía en algo arriesgado. "En cualquier momento podías toparte con un grupo de policías pidiendo la documentación a todo el que tuviera aspecto latinoamericano".



"Sólo venir de vacaciones a España ya es difícil: tienes que justificar que llevas un mínimo de dinero, una reserva de hotel, o una carta que certifique que alguien te va a alojar en su casa", explica Ulloa, que ha vivido esta realidad de cerca con las visitas de su familia política. "Sin embargo, el Gobierno ofrece la ciudadanía al extranjero que compre una casa en España. Es decir, se recibe al extranjero según el dinero que tenga".



El proyecto ha salido adelante "por el empeño de los tres" y del bolsillo de Ulloa, con una puesta en escena muy sencilla y la colaboración de amigos a los que el director y productor puede pagarles "muy poco". Entre ellos se cuentan su hermano David, el músico Julio de la Rosa, que ha compuesto la banda sonora, y Jorge Drexler, que les ha cedido una canción que interpreta en directo Dante.



El actor sabe lo que es ponerse detrás de una cámara (dirigió Pudor en 2007 junto a su hermano David), pero esta es la primera vez que ejerce como director teatral. "Repetiré la experiencia si el bolsillo me lo permite", confiesa Tristán, que no espera apoyos públicos ni privados para sus proyectos personales. "La libertad tiene un precio", asegura, y añade: "Nos hemos acostumbrado a las ayudas, pero la cultura no la puede hacer el sector público, la tienen que hacer los ciudadanos. Si no tienes dinero para representar tu obra en un teatro, búscate un lugar alternativo, pero no dejes de moverte".



Pero una cosa es que no te ayuden y otra "que te pongan palos en las ruedas", afirma, en alusión al 21% de IVA de la cultura. "No se puede convertir la cultura en un lujo. Tenemos que rebelarnos contra eso, y la mejor manera es no dejar de hacer cosas. Si no puedes levantar un proyecto dentro del sistema, hazlo al margen de él".