La vie tendre el cruelle des animaux sauvages, de la compañía Azein



Durante cinco días en Valladolid el ciudadano dejará de regirse por la primera acepción anotada en el diccionario de la Real Academia ("natural o vecino de una ciudad") para centrarse en la cuarta: "hombre bueno". Así asegura Javier Martínez, director del Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle de Valladolid (TAC) que quiere que se sientan los asistentes. Del 22 al 26 de marzo, cincuenta compañías procedentes de Francia, Portugal, Italia, Australia, Alemania, Reino Unido, Holanda, Chile, México, Bélgica y Finlandia, además de España, celebrarán la 24ª edición, que cuanta con más de 175 representaciones previstas en 26 espacios.



"Como dijo Alberti, yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos. Hay que huir del todo vale, y centrarse en la calidad de los espectáculos. Quiero que el ciudadano se encuentre ante un privilegio", explica Martínez, en una universalización del teatro tal que la palabra público ni se menciona. Para él, las artes de la calle no son sino nuevas formas de expresión ubicadas en la vida cotidiana, acompañadas de una estructura asociativa, pues a través de una idea el individuo construye su relato. "No entiendo el festival como una secuencia de espectáculos, sino como uno único, con su ritmo, su acción y su desenlace. La escena es la calle, el conflicto es la relación del individuo con su entorno y el desenlace es la consecuencia de lo que transmite el espectáculo, el reconocimiento de los espacios donde vives".



Cita a ciegas, de Murmuyo

El TAC coproduce este año dos de las piezas, Náufragos huecos y Cerdos egoístas. La primera es una propuesta del artista Eduardo Cuadrado, una reflexión sobre el vacío del individuo ante la sociedad en forma de performance con música de cámara en directo. La segunda, cuenta Martínez, remite a "lo que somos todos, al cerdo que llevamos dentro", apoyándose en herramientas multimedia. "Las artes de calle hablan de nuestros tiempos, y sus herramientas son muy multidisciplinares. Hemos pretendido que las compañías vallisoletanas hagan esos espectáculos que no se atreven, los que no caben en los circuitos privados y públicos. Queremos que se retome la imaginación, que está anquilosada". En total se han programado 19 estrenos, ocho de ellos absolutos, y once representados en España por primera vez. Destacan Bugs, de la compañía portuguesa FIAR, y Cita a ciegas, del chileno Murmuyo, en el que el público y el clown se prestan a un juego.



A Sección Oficial vuelven dos de los premiados en ediciones previas. Arritmados, con Menás a truá... con orgullo y dignidad, y Encontros, una propuesta de los lusos Lusco e Fusco. En el apartado circense despuntan tres piezas francesas: La vie tendre et cruelle des animaux sauvages (Azien), La roue de la mort (La Totative) y Ce qui reste... (O último momento). ¡Vive soñando!, de Trapu Zahara, y Lazurd, de Senza Tempo, son algunos de los trabajos que podrán verse en el teatro de calle, y en la categoría de teatro de objetos encontramos dos compañías venidas de la recién acabada Titirimundi, Bakélite, con Braquage, y Meschugge, con La vieille et la bête de Ilka Schönbeim.



La roue de la mort: la trilogie du temps, de La Rotative

Una de las grandes apuestas del TAC siempre ha sido el circo, y en esta edición sale reforzado con un homenaje al Teatro Circo Price, un "espacio de referencia" desde su fundación en 1868 y el único estable en España. "El circo ha sido una de las primeras apariciones de las artes de calle. Ha hecho un poco de madre, recogiendo a pintores, bailarines, dramaturgos... En definitiva, ha amparado a las artes escénicas, y este año es el hilo conductor del certamen". ¿Certamen? Sí, certamen, porque cuenta con una Sección Oficial y un palmarés. También tiene genes de feria, ya que parte de su importancia es su faceta de escaparate de talento para productores que vienen de todo el mundo. "Nos diferenciamos de las ferias en que elegimos los espectáculos, y en que aquí las compañías pagan de su bolsillo su estancia. Es un orgullo, un reconocimiento a nuestro trabajo, que participen de tantos países", declara Martínez. El presupuesto ya fue reducido un 30% el año pasado, y, aunque este año ha permanecido intacto, "la crisis afecta y es de ley ajustarse. El Ayuntamiento es el que asume el festival, y ha hecho un esfuerzo muy grande". Siempre queda la calle...