Xavier Sabata, durante El gran teatro del mundo de Calderón en el montaje de Calixto Bieito que se vio en 2012 en el Teatro de Friburgo. Foto: Maurice Korbel.

El contratenor catalán Xavier Sabata presenta el martes en concierto el programa de su última aventura discográfica, Händel Bad Guys, un original compendio de arias interpretadas por los personajes más malos y perversos de las óperas y dramas musicales del compositor anglosajón. Junto a los músicos de la orquesta Il Pomo d'Oro, en manos de Riccardo Minasi, el cantante reivindica en el Palau de la Música de Barcelona la importancia del contratenor.

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  • Una de las publicaciones discográficas más interesantes de las últimas semanas está protagonizada por el contratenor catalán Xavier Sabata (Avià, 1976) y está dedicada a Händel. El álbum, producido por Aparté y editado por Parnassus Arte, lleva una leyenda muy sugestiva, Bad Guys, y recoge una serie de arias de algunas de las más importantes óperas o dramas musicales del compositor anglosajón destinados a algunos de los mejores cantantes de la época. Están en boca de personajes de recia entidad, de fuerte impronta, de empaque y altivez reconocidos, pero siempre llenos de matices y de claroscuros. "Un personaje no es sólo malo o sólo bueno", cuenta Sabata. "Son muy complejos, ya que odian, aman, desean, dudan... como cualquier ser humano. Los juzgamos como bad guys porque debido a una serie de inseguridades acaban perjudicando al héroe de la ópera, pero son personajes llenos de luz y les tengo mucho aprecio".



    La interpretación del cantante, que presenta el disco el 28 de mayo en el Palau de la Música de Barcelona, nos ayuda a penetrar en el mundo del barroco y en el de su más rigurosa traducción. Händel sin duda fue uno de los grandes adalides de la llamada ópera seria, en la que se daba paso al lucimiento de aquellos famosos divos evirados, a los que planteaba enormes exigencias. Se hacía llamada a los principales recursos de un belcantismo que empezaba a adquirir por entonces su sazón y que venía de la mano de los fundadores de las escuelas de canto, que establecían las sacrosantas reglas áureas que habrían de regir y enaltecer ese arte, elevándolo a alturas inaccesibles nunca alcanzadas con posterioridad. "Händel es uno de los autores barrocos que ha destinado más música a desarrollar este tipo de caracteres. He elegido mis personajes favoritos, buscando un equilibrio entre la variada naturaleza de las arias para que fuera representativo de lo que Händel compuso. Todos los personajes que interpreto fueron escritos para castrato contralto excepto Dardano de Amadigi di Gaula y Polinesso de Ariodante, concebidos para contraltos".



    Acompañan a Sabata en la grabación los músicos de la orquesta Il Pomo d'Oro a las órdenes de Riccardo Minasi. Ha buscado Sabata una aproximación lo más fidedigna posible, un estudio de las características de los cantores de aquellos tiempos, como Senesino, creador de varias de las partes incluidas en el registro: "Es parte de mi trabajo como intérprete de música con criterios históricos. Me gradué en canto histórico, trabajando con los tratados de la época y acudiendo a la fuente original para crear mis propias ediciones. Resulta muy interesante comprobar cómo fueron los propios cantantes con sus posibilidades técnicas los que hicieron desarrollar el estilo compositivo".



    Contratenor o castrato

    Sabata no encuentra diferencia esencial, a no ser en la aplicación de la técnica, entre un contratenor y un castrato: "Un contratenor canta con una voz natural. Simplemente utiliza unos recursos distintos a los de un tenor, pero no hay nada de antinatural en ello. Una soprano tampoco habla en la octava en la que canta y nos parece lo más natural". Sabe el cantante que en estos momentos la cuerda de contratenor goza de una gran credibilidad vocal gracias a un desarrollo técnico mayor de las nuevas generaciones. "Al entrar en el mundo operístico, el contratenor ha tenido que desarrollar el instrumento para adecuarlo a las necesidades de los espacios grandes y a los repertorios contemporáneos con orquestaciones muy grandes".



    -¿No cree que resulta más adecuado que estas partes de castrato sean cantadas hoy por sopranos o mezzos?

    -Si pensara eso no me dedicaría a la ópera. Adoro a las mezzos, a las contraltos y a las sopranos, no tengo ningún problema en que canten papeles masculinos. Pero no es cierto que Händel no hubiese pensado en contratenores, ya que las dos prácticas convivían sin ningún problema y algunos papeles pensados para castrati fueron luego estrenados por falsetistas. La ópera es teatro cantado y si un personaje es masculino, ¿por qué lo debería de interpretar una mujer? Hoy en día no hay castrati y sí muchos contratenores con la técnica necesaria para desarrollar estos papeles.



    No es raro que algunos cantantes hayan hecho sus primeras armas en el teatro de verso. Es el caso de Sabata, que empezó como actor y siguió en los musicales: "Cantaba con voz de baritenore, pero necesitaba algo más... Con 26 años decidí volver a estudiar para dedicarme a la música antigua". Se dieron tres factores. "Una facilidad técnica para el registro agudo, un gran amor por el repertorio barroco y la sensación de que desarrollar esta técnica era algo correcto". Estudió, primero, en el departamento de música antigua de la ESMUC de Barcelona, con Marta Almajano, y luego se fue a la Karlsruhe alemana con el pianistas Hartmut Höll y la soprano Mitsuko Shirai, donde cursó la especialidad de lied.



    La voz humana

    Es sabido que el instrumento crece y se desarrolla con el tiempo: "La voz es el resultado de un proceso bastante complejo y maravilloso a la vez; yo no lo doy por terminado nunca... La musculatura se va desarrollando, pero también la mente, la persona; entonces, uno va descubriendo cómo se va trasformando el instrumento. Uno descubre que puede abordar otro repertorio y nuevos personajes".



    -¿Hasta qué punto le resulta fácil a un contratenor modificar el color, matizar en busca de efectos expresivos?

    -No le debería resultar más difícil que a una soprano o a un tenor o cualquier otro registro vocal... Si la técnica es la adecuada, las posibilidades son enormes a nivel tímbrico. Afortunadamente, un contratenor ahora se especializa. Tengo colegas que sólo se dedican al oratorio, a la polifonía o a la ópera. Es un momento maravilloso porque se puede encontrar al cantante justo para el papel o la música adecuada.

    Malos convencidos

    Raro es que los malos de ópera sean de una sola pieza. Siempre hay matices de escritura; y a veces cantantes con capacidad para ponerlos al descubierto. Después de Händel, los malos y perversos no han dejado de proliferar. Y las malas. Por citar una muy famosa, nacida en la época clásica, tenemos a la Reina de la Noche de La flauta mágica de Mozart, que quiere hacerle la cusqui a Sarastro, protector de su hija Pamina. Rossini nos definió algún malo notable, como el siniestro Assur de Semiramide. Pero es en el romanticismo cuando surgen los redomados: Enrico Ashton de Lucia de Donizetti, el Conde de Luna de El trovador, incluso, por lo reaccionario y carpetovetónico de su proceder, Germont de Traviata. Por supuesto, Iago, también de Verdi. Y, naturalmente, muy poco después, el torvo barón Scarpia de Tosca de Puccini.