Zubin Mehta. Foto: A. Bofill.

El Palau de les Arts de Valencia inaugura, el 1 de junio y tras no pocos problemas, la programación del Festival del Mediterrani con la ópera de Verdi.

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  • Ha habido cierta incertidumbre en relación con el Otello verdiano anunciado para mañana, como pórtico del Festival del Mediterrani, en el Palau de les Arts de Valencia, una institución que se balancea en medio de las protestas de algunos trabajadores, la delicada situación de la intendente Helga Schmidt y las amenazas de Zubin Mehta de irse si no se mantiene la altura artística. Parece que, de momento, las aguas no se desbordan y que va a poderse representar sin novedad. Se ha podido cubrir la parte principal, encomendada desde el principio al tenor letón Aleksandrs Antonenko, que, por enfermedad, hubo de cancelar. Su sustituto, el lituano Kristian Benedikt, al parecer no daba la talla pedida por el maestro. Un tercer Moro toma el relevo: el norteamericano Gregory Kunde, hasta hace unos pocos años tenor lírico-ligero y de un tiempo a esta parte convertido en un provechoso lírico-spinto, y aun dramático, como lo pueba el hecho de cantar un papel de este fuste, propio también de un tenor di forza.



    Tuvimos ocasión de escucharlo en La Coruña en un espectacular Guillermo Tell de Rossini. La voz ha ensanchado y adquirido un tinte más oscuro, aunque no quede libre de forzados engolamientos. Su Moro se ha podido ver no hace muchos meses en La Fenice de Venecia. Aquí deberá moverse a las órdenes escénicas del turinés Davide Livermore, triunfador en el Palau hace un tiempo con La bohème. También conocida en la casa es la soprano Maria Agresta, Leonora de Trovador en el Teatro, que es Desdemona. Por su parte, un recuperado Carlos Álvarez se ocupa del cometido del sibilino alférez Iago. Hay que celebrarlo, y que el malagueño pueda subrayar tantos pasajes insinuantes a media voz como pide la partitura.