Jesús López Cobos. Foto: Alberto Di Lolli.

No hay duda de que uno de los acontecimienos musicales del año, por lo insólito, no por la materia programada, es el maratón Beethoven, que se desarrolla en el Auditorio Naciona y que organiza el Centro Nacional de Difusión Musical con ayuda de la Fundación BBVA. La jornada comienza a las 10 de la mañana y concluye a las 12 de la noche. Se van a escuchar, como quien no quiere la cosa, las nueve Sinfonías del compositor de Bonn, que serán interpretadas por cuatro orquestas diferentes: la Nacional, la JONDE, la Sinfónica de Madrid y la de RTVE. Todo un reto que probablemente no se haya realizado antes en nuestro país.



En el podio, en todos los casos, estará Jesús López Cobos, una figura indiscutible de nuestra música, asiduo habitante de los podios madrileños. Durante años titular de la ONE, más tarde frecuente invitado, luego director musical del Teatro Real y posteriormente protagonista de numerosos conciertos en distintos puntos de nuestro país; aunque su agenda incluya también, como es lógico, llamadas a dirigir formaciones y teatros foráneos, en los que tiene abundante experiencia. Recordemos que fue titular de la Deutsche Oper de Berlín, de la Orquesta de Cámara de Lausana y de la Sinfónica de Cincinnati.



En todos esos lugares el maestro nacido en Toro, Zamora, en 1940, ha demostrado, y ya desde el principio, unas magníficas hechuras de director, que parten de un gesto flexible y suave, un buen juego de muñeca y una notable capacidad de subdividir con elegancia todo tipo de compases si al pelo viene. Sus acendrados criterios musicales, que se empezaron a conformar desde el podio de la Coral Santo Tomás de Aquino, se ampliaron con el contacto con dos grandes pedagogos, Franco Ferrara, en Italia, y Hans Swarowsky en Austria. Del primero adquirió la claridad del concepto, la habilidad para tratar el discurso musical como materia fluyente y modulante. Del segundo el sentido de la construcción, la solidez en el manejo de los bloques sonoros.



No hay duda de que en nuestro músico esa fusión de ambos estilos ha sabido encauzarse por los mejores caminos de forma muy personal. La transparencia de las estructuras, la suavidad de las transiciones, la búsqueda del tempo giusto han sido algunas de las premisas siempre defendidas por él. Un temperamento controlado, que le impide los excesos, las exageraciones gratuitas, los impulsos ciegos en los que otros incurren al embeberse y dejarse ir por el sonido y los acontecimientos y accidentes de una partitura, están vetados en su maniera, cauta, depurada, no alejada, cuando a mano viene, de la gracia y el toque expresivo preciso. Características que en ocasiones a más de uno le han parecido que abonaban una cierta frialdad en la exposición. Pero esa especie de, si se quiere, "objetividad", es la base para llegar a veces al meollo de una obra musical por el camino más lógico.



Cualidades que sin duda podrán brillar en este gran día beethoveniano. El director utilizará las ediciones de la Bärenreiter, al tanto de las últimas revisiones que arrojan nueva luz sobre estos tan sobados, y no siempre entendidos, pentagramas. Será bonito ver cómo la batuta se adapta a cada una de las cuatro formaciones. Con la JONDE interpretará las Sinfonías Primera, Segunda, Séptima y Octava. Con la Nacional, la Tercera y la Cuarta. Con la de la RTVE la Quinta y la Sexta. Y con la Sinfónica de Madrid, la Novena, donde participan el Coro Nacional y los solistas Raquel Lojendio, Marina Rodríguez-Cusì, Gustavo Peña y David Menéndez. Dos canarios, una valenciana y un asturiano. Buena representación vocal.



En paralelo, nueve jóvenes pianistas acometen la integral de las Sonatas para piano beethovenianas: Daniel del Pino, Judith Jáuregui, Gustavo Díaz Jerez, Javier Negrín, Eduardo Fernández, José Menor, Alba Ventura, Miguel Ituarte y Claudio Martínez Mehner, que se enfrenta a ese auténtico Miura que es la Hammerklavier. Y no queda ahí la cosa, porque a partir de las 11 horas, diversos grupos van a dar un repaso a las principales obras camerísticas del compositor. Se cuenta con los Cuartetos Bretón, Cavaleri, Alderamín y Matosinhos, los Tríos Arte, Areti y Händel, el Quinteto Enara y el Ensemble op. 23, nutridos por la cantera de alumnos de la Escuela Reina Sofía de Madrid.