La soprano rusa Irina Lungu, como Gilda. Foto: Patrick Berger Artcomart.

El Festival de Aix-en-Provence celebra el bicentenario de Verdi con una nueva producción de Rigoletto, la primera de su historia, en la que destacan las garantías musicales de Gianandrea Noseda y las teatrales de Robert Carsen.

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  • Nunca antes el Festival de Aix-en-Provence había programado Rigoletto, la ópera que abre la gran trilogía de Verdi. También por vez primera lleva esta obra a la escena el regista canadiense Robert Carsen, hombre inteligente, capaz de penetrar en las estructuras dramáticas de cualquier melodrama. Lo que hace, además, con enorme variedad de recursos y de enfoques en títulos de todas las épocas.



    La amplitud de miras de Carsen nos hace pensar en lo interesante que debe de ser su propuesta. La dependencia paterno filial, la venganza o el descubrimiento de la femineidad son valores que de seguro serán adecuadamente plasmados en el escenario del Teatro del Arzobispo por el que se va a pasear un equipo vocal que ofrece bastantes garantías. El papel de lisiado está encomendado al barítono georgiano Georges Gagnidze, cantante sólido, compacto, de timbre anchamente lírico, buen fraseador y digno actor. Su talón de Aquiles son los agudos, no siempre bien colocados y proyectados, aunque suele sortear tal peligro con pericia técnica. Algunos lo recordamos con agrado por su reciente Simon Boccanegra en el Teatro Real.



    La rusa Irina Lungu, a quien vimos no hace mucho en La Coruña una excelente Adina de L'elisir d'amore, posee una voz de cálidas vibraciones, extensa y bien coloreada, que puede dar muy buen juego en el tornasolado personaje de Gilda. En la piel de Il Duca estará el joven tenor mexicano Arturo Chacón-Cruz, uno de los valores más interesantes de una escuela que ha dado ya frutos importantes; Ramón Vargas y Rolando Villazón, entre ellos. Es el suyo un timbre rico en armónicos, muy apto para el cometido.



    No es ninguna tontería que el foso lo ocupe la flexible y soleada Sinfónica de Londres, que aquí será gobernada por Gianandrea Noseda, director en franco progreso tras su contacto con Valery Gergiev; aunque su estilo, ágil y en busca de sonoridades claras, sea diferente al del ruso.



    Rigoletto es una suerte de síntesis del mejor melodrama italiano que busca la expresión de la parola scenica como vehículo de sentimientos. Es sabido que la ópera, con texto de Francesco Piave sobre el drama de Victor Hugo Le roi s'amuse, tuvo problemas con los censores hasta su estreno, el 11 de marzo de 1851 en La Fenice de Venecia. Al ser la escena italiana más pudibunda que la francesa, libretista y compositor, presionados por la censura, decidieron trasladar la acción a Mantua y cambiar las identidades de los protagonistas. El espectáculo, que estará en cartel del 4 al 24 de julio, es una coproducción de las Óperas del Rin, La Monnaie, Bolshói y Ginebra.