José Ramón Encinar. Foto: ORCAM.

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  • El maestro José Ramón Encinar (Madrid, 1954) se despide de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM) después de 13 años como director titular. Lo hace el sábado, 6 de julio, con un concierto en los Jardines de Sabatini y un programa con obras de Händel, Rodrigo, García Abril y Tchaikovsky. A sus 59 años, Encinar, Premio Nacional de Música y Académico Electo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, seguirá colaborando la próxima temporada con la ORCAM que hereda su sucesor, Víctor Pablo Pérez, en calidad de director invitado. Entre medias, se prodigará este verano por Italia a propósito de una nueva producción de L'italiana in Algeri en el Festival de Pésaro y de varios conciertos sinfónicos en el Teatro Comunale de Bolonia.



    Pregunta.- ¿Qué balance hace de este tiempo al frente de la ORCAM?

    Respuesta.- El balance no puede ser sino positivo, tanto en lo referente al aspecto puramente personal como al artístico. Con toda cautela, me atrevería a decir que también se han conseguido una serie de logros artísticos en la ORCAM. Por mi parte, el propio discurrir de estos trece años ha sido ya una verdadera suerte por el ambiente con el que ha desarrollado todo el trabajo y por la manera en que se me ha secundado en todas las iniciativas artísticas por parte de cantantes e instrumentistas, iniciativas plenamente consensuadas previamente con la gerencia, aspecto este que me gustaría resaltar, por la fortuna que he tenido en compartir estos años, primero con Jorge Culla y después con Roberto Ugarte.



    P.- ¿Qué ha ganado la ORCAM y en qué ha mejorada usted?

    R.- Diría que en estos años hemos conseguido dos cosas fundamentales de las varias que me propuse al acceder a la titularidad: por una parte la creación de unas señas de identidad que identificaran a la ORCAM como un colectivo diferente de los demás activos en Madrid, señas que se basan en la elección de un repertorio fundamentado en la música española y con la participación de músicos españoles y, por otra parte, la flexibilidad de ambos colectivos para abordar, incluso simultáneamente, muy diversos repertorios, tanto de géneros como de épocas.







    P.- Poco antes de asumir la titularidad de la ORCAM, la vida le dio un susto. ¿Qué aprendió de aquel infarto?

    R.- Ensayo y dirijo de la misma forma que antes en lo que a involucración y apasionamiento se refiere. Quizá, pasado ese primer momento en el que me prometí a mí mismo una mesura que practiqué sólo unos meses, lo único que me ha dejado ese susto, que no es poco, ha sido acentuar una cierta falta de trascendencia a la hora de considerar mi propia actividad, un mayor sentido del humor respecto a mí mismo, humor que aminora el sentido crítico excesivo con que encaro mi propio trabajo.



    P.- Llegó a reconocer que la ORCAM estaba a "años luz" del primer nivel europeo. ¿Diría lo mismo hoy?

    R.- Creo que en la actualidad, el coro y la orquesta de la comunidad da unos niveles muy aceptables, en algunos casos extraordinarios, en su actividad. todavía depende mucho de a quién tenga al frente, algo no deseable, ya que la calidad de un colectivo debe surgir del propio colectivo, no de quién lo dirija, que, en cambio, aportará su visión puramente interpretativa. de todos modos, en un ejercicio de autocrítica, que es de lo que más carece el ser humano en general, hay que admitir que son pocas, muy pocas las orquestas en todo el mundo que verdaderamente pueden considerarse de primer nivel. Muchos países de nuestro entorno carecen de una sola orquesta de ese nivel.



    P.- Orquestas de todo el mundo han sufrido recortes y despidos, interrumpido su programación e incluso se han llegado a declarar en bancarrota como subterfugio legal. ¿Estamos ante un cambio de paradigma, de modelo o más bien de mentalidad?

    R.- En España estamos a punto de empezar a salir de una crisis que ha estado presente en todo el mundo en los últimos años. El modelo de estado protector ha dado paso a otro en el que el estado puede y debe de apoyar, pero no mantener en exclusiva a base de subvenciones, toda una serie de iniciativas, entre otras las artísticas. El artista debe de tratar de crear la sociedad en la que desarrolla su actividad una demanda a la que responder. Por otro lado, el estado debe de mantener una serie de entidades propias de todo país desarrollado y tratar de potenciar que su actividad tenga un poso en la sociedad, por naturaleza proclive a todo aquello que menos esfuerzo requiera y que, por desgracia, se le proporciona de forma exclusiva desde la mayor parte de los medios de comunicación.



    P.- ¿Cuánto se involucró en la elección de su sucesor, Víctor Pablo Pérez?

    R.- Me he involucrado al máximo dentro de lo razonable, tratándose de una iniciativa que debe proceder, como así ha sido, de la propia gerencia, consensuada después con la propia orquesta y coro. Una vez la elección estaba hecha sí puedo afirmar con toda rotundidad que mi involucración para que el paso de una titularidad a otra tuviese toda la fluidez deseable ha sido total. Porque se daban en el nuevo maestro toda una serie de circunstancias positivas. Por lo que sé de Víctor Pablo Pérez y por la capacidad de la ORCAM para secundar con entusiasmo toda iniciativa interesante, estoy seguro de que esta nueva etapa significará una mejora sustancial de la calidad y representatividad de la orquesta y el coro.