La mítica formación The Blues Brothers actúa este martes en los Veranos de la Villa de Madrid.



Más de tres décadas llevan dando guerra los Blues Brothers, que este lunes actúan en el Teatro Circo Price de Madrid dentro de la programación de los Veranos de la Villa. "Tocar en España siempre tiene algo de especial", cuenta a El Cultural Lou Marini, saxofonista y miembro fundador de la banda junto al guitarrista Steve Cropper. "Porque, a pesar de todos los problemas que arrastra la gente, en nuestros conciertos nunca falta la magia". Que es algo que llevan preservando desde que en 1978 los actores Dan Aykroyd y John Belushi decidieran reunir a un grupo de músicos amigos para amenizar las veladas televisivas del Saturday Night Live. "En realidad todo fue muy rápido. Nos llamaron para colaborar en una serie de sketches de Steve Martin y pensamos que sería divertido. Lo que se dice dinero fácil. Pero cuando nos juntamos para el primer ensayo enseguida nos dimos cuenta de que algo funcionaba muy pero que muy bien...".



Su salto a la fama ocurrió tal y como lo relata John Landis en Granujas a todo ritmo (1980), película sobre las peripecias musicales de Jake Blues y Elwood Blues que terminaría de coronarles internacionalmente. "Todo sucedió exactamente igual de como se cuenta en la cinta", interviene Cropper. "Durante nuestra primera intervención la gente no daba crédito a lo que estaba viendo y oyendo. Y al día siguiente ya nos esperaban a que saliéramos coreando nuestro nombre. Blues Brothers, Blues Brothers, Blues Brothers... Lo vendimos todo. Todo". Algo ayudó el hecho de que cada uno de los implicados en el proyecto se hubiera curtido previamente en el mundo de la televisión. "Si algo nos sobraba, además de buen humor y ganas de pasarlo en grande, era profesionalidad. Profesionalidad pura y dura. Nadie llegaba tarde a los ensayos, no perdíamos un segundo. Sabíamos lo que la gente quería y... ¡se lo dábamos!".





En sólo dos años publicaron tres discos (Briefcase Full of Blues, Blues Brothers' Soundtrack y Made in America) como homenaje a la música negra estadounidense, de Otis Redding a Duke Ellington, y desde entonces no han dejado de pasear sus grandes éxitos (veáse Everybody needs somebody, Think, New Orleans, Soul Man, Sweet Home Chicago...) por las salas de concierto y festivales de todo el mundo. A falta de Belushi (que murió de una sobredosis en 1982) y de Aykroyd (retirado del proyecto), hace tiempo que The Original Blues Brothers cuenta con otros grandes músicos en su plantilla, que ya forman parte de la familia. Tal es el caso de los guitarristas John Tropea y Eric Udel, del pianista Leon 'The Lion' Pendarvis y de ese batería superdotado llamado Lee Finkelstein. "Supongo que, después de tanto tiempo, Blues Bros es una especie de marca, de patente", cuenta Marini. "Tenemos la patente de la fiesta. Y eso no entiende de generaciones ni de públicos. Por eso a nuestros conciertos viene todo el mundo. Los padres, los hijos y, dentro de poco, hasta los nietos".



Si no tienen pensado rodar una segunda parte de Granujas no es por falta de energía ni de anécdotas. "Cuando viajas por el mundo en un minibus te sobran las historias que contar", asevera Cropper. "Un día sobrevives a una tormenta en mitad de la nada con las puertas del bus abiertas y la lluvia golpeándote en la cara, y otro terminas cancelando hasta tres veces un concierto porque no consigues llegar al pueblo perdido de Italia y terminas rendido en un spa". Que es una forma de evitar que el tiempo haga mella en el cuerpo y en la mente. "Porque en la buena música", añade Marini, "pasa como en Las Meninas de Velázquez, que el tiempo está ausente, y todo es moderno, y dura eternamente...".