Tras cinco años de paréntesis, la cantautora ha publicado su noveno disco, How About I Be Me (And You Be You?), que presenta este viernes en Cartagena como apertura del festival La Mar de Músicas en la que será su única cita en España de su actual gira. O'Connor ha transitado por numerosos y muy diferentes estilos y todos ellos convergen en este disco, que es a la vez una vuelta a sus orígenes y a su forma de sentir la música.
Pregunta.- La rebeldía ha sido muy importante en su carrera. ¿Ve hoy una falta de actitud en la música popular?
Respuesta.- No creo que yo sea rebelde. Soy una persona con mis malas y mis buenas cosas y es gracioso cómo la gente puede considerarte rebelde cuando quizás actuaste de una determinada manera porque estabas frustrada o desesperada. Buscar respuestas no es rebeldía, es lo que el ser humano debería hacer siempre.
P.- ¿Hay una crisis de valores éticos en nuestra sociedad? ¿Cómo puede ayudar la música a cambiar eso?
R.- Vaya, esta es una muy buena pregunta. Pero soy cantante. Nuestra sociedad es así y no sé si el papel de la música es cambiar eso, cada uno tiene su responsabilidad. No hay una manera específica de enfocar la música hacia la sociedad. La música es la música, ¿sabes? Supongo que la sociología sí trata sobre la sociedad. Así es.
P.- Ha tenido una turbulenta relación con la religión y la fe. ¿Cómo es ahora esa relación y su actitud hacia la vida?
R.- Mi relación con la religión es buena. Dios está en todas partes. Creo en Dios y me siento mejor que nunca.
P.- Folk, pop, rock, jazz, reggae... Ha probado muchos géneros. ¿Siente que aún le queda mucho por explorar?
R.- La vida es corta y hay muchos géneros distintos que jamás podré explorar. Una pena... Cada estilo de música me ha dado grandes cosas y ahora es como volver a mis raíces, a mi verdadera y espiritual forma de sentir la música.
P.- ¿Qué significa la música en su vida, personal y profesionalmente?
R.- Supongo que la música me salvó, porque no tenía ninguna otra habilidad, y no había apoyo educativo para las chicas como yo, desde luego no en Irlanda en aquella época. Era la cárcel o la música. Tuve suerte.
P.- ¿Qué opinión tiene de la industria musical? ¿Hacia dónde va la música como forma de ganarse la vida?
R.- Creo que la industria ha cambiado mucho, obviamente. Pero los conciertos sigtuen ahí, la gente quiere ir a conciertos más que nunca. Por eso doy lo mejor de mí en todos estos bolos de 2013.
P.- ¿La música pop-rock dominante es demasiado sosa hoy? ¿Hay espacio para la originalidad o suena todo demasiado uniforme, demasiado "globalizado"?
R.- No escucho mucha música de hoy. Perdí el interés. A veces soy curiosa y escucho cosas de bandas de los 70 y los 80 que aún publican. Es cierto que a veces es más importante la tendencia que el grupo o el cantante, y eso no me gusta en absoluto.
P.- En el festival La Mar de Músicas presentará su último disco, How About I Be Me (And You Be You?), que combina varios estilos. ¿Cómo describe este disco?
R.- Ha sido un viaje, y siento que lo he completado. Estoy curada, estoy empezando uno nuevo. Cuando sea anciana y deje de vivir, espero que cada uno de mis discos me haya mostrado más y más en paz, más y más alegre.
P.- ¿Cómo ha sido el proceso de componerlo? ¿Cómo suele crear sus canciones?
R.- Siempre he escrito música desde un punto de dolor y sanación. Necesitaba sacar toda esa mierda fuera de mí, cosa que hice, lentamente. Por eso este nuevo disco es muy diferente. No es introspectivo. Soy yo mostrando mi otra cara.
P.- Ahora está en una gira intensa. ¿Lo disfruta?
R.- Cansa mucho. Aviones, coches, lugares que no recordarás después de haber estado sólo un día... pero entonces, sientes a la gente esperando mi concierto, gente expectante por oír mis canciones. Eso es impresionante. Hay una experiencia religiosa en todo eso. Me hace creer en el ser humano. No es otra cosa que amor.
P.- Han pasado 25 años de su primer álbum. ¿Cómo ha sido el camino hasta aquí?
R.- Para responder a esto voy a contarte uno de mis sueños recurrentes. Estoy en un ascensor con cantantes como Van Morrison y Eric Clapton y unos cuantos más, todos amigos. Llegamos a una planta y la puerta se abre. Está lloviendo. Todos salen, se giran hacia mí y me preguntan si voy con ellos. Pero sonrío y digo: "No, yo me bajo en la planta soleada".