Eminem en concierto.

El rapero de Detroit es famoso por no dar conciertos, o dar muy pocos. Por eso, sus fans celebran cada show como si pudiera ser el último. De hecho, hace poco el MC aparecía en un documental sobre las drogas "legales" en las que confiesa que estuvo a punto de morir por culpa de su adicción a los analgésicos. Ese carácter torturado, que se revela en esa mirada atónita y un tanto esquizofrénica que le es propia, es al mismo tiempo la cruz personal y a la vez, probablemente, la causa de su éxito. Pocos artistas en el mundo han sido capaces de revelar con la misma falta de pudor, y de talento, claro está, sus problemas personales , como su eterno conflicto con su madre o sus desequilibrios psicológicos. Y el público, acostumbrado a productos de masas manufacturados, agradece que Marshall Matters sea capaz de desnudarse en cada canción.



La letra dice que Eminem ya ha vivido su mejor momento. Será difícil que supere alguna vez el impacto cultural de sus primeros discos, en los que lograba varias cosas. Por una parte, convertir el hip hop, un género ya muy popular a finales de los 90, en un fenómeno de masas y traspasar las fronteras de los hogares blancos. Sin duda, su propia raza le hacía de entrada mucho más accesible que los habituales raperos negros. Por la otra, la historia de la música lo recordará como el hombre que fusionó el hip hop con el pop al confluir en él el rapero auténtico con el hacedor de pegadizos estribillos.



Veinte años después, Eminem sigue siendo una estrella inmensa y la prueba es que reunió a miles de personas en Castle Slane, Irlanda, un precioso prado al lado de un castillo a unos 50 kilómetros de Dublín. En los próximos días, el hip hopero llenará estadios en Glasgow, Leeds, Reading y París dentro de una minigira europea triunfal que tiene la peculiar característica de realizarse sin disco alguno que la avale ya que el último, Recovery, data ya de 2010. El hecho de que a Eminem no le guste dar conciertos, del mismo modo que rechaza de plano las promociones y apenas ha dado contadísimas entrevistas a lo largo de su vida, no solo se revela en que dé tan pocos, también en que suelen ser cortos.



Durante una hora y media fugaz, el rapero, a sus 40 años, se mantiene en pie y regala a sus fans sus mayores éxitos sin escatimar lo que la gente ha venido a escuchar. Ahora se dice que Eminem es peor rapero que en sus inicios y que tanto Recovery, que arrasó en las listas de éxitos, como Relapse, el anterior, que él mismo critica en el siguiente disco diciendo literalmente que es una "mierda", son peores que los primeros. El rapero sigue siendo un fiera a la hora de crear hits pegadizos, ahí están canciones como I'm Not Afraid o Love the Way You Lie, pero su música ha perdido parte de la pegada política del principio para centrarse, de una forma quizá excesiva, en sus famosos desvelos personales.



El hombre del chándal es fiel a sí mismo y no oculta sus patas de gallo y en Dublín parecía algo más enloquecido de lo que ya es habitual. Su voz le traicionó durante una parte del concierto, cuando cantaba hits como Stan en la parte central. Aunque recobró la fuerza cuando sonaba, precisamente, Love the Way You Lie. Tras un inicio en el que las guitarras eléctricas, a sumar los acordes más duros de su nuevo single, Survival, le daban al asunto un aire más hardcoreta, Eminem comenzó a sacar sus hits de la manga para recuperar el espíritu burlón y políticamente incorrecto de canciones como Without Me, The Real Slim Shady, Cleaning Out My Closet o la totémica Lose Yourself con la que cerró el concierto.



Como uno de los músicos más infuyentes de la década pasada, el tránsito de Eminem desde una juventud furiosa, de clase baja pura y dura, rebelde y burlona de sus inicios a su madurez plagada de problemas y de promesas de futuro, el himno Not Afraid es algo obvio, pero funciona; Eminem se enfrenta a la encrucijada de enfrentarse a su propia sombra y ser capaz de reinventarse como figura adulta sin perder su carácter indómito y antisistema. Su próximo disco, anunciado para verano pero retrasado sine die probablemente hasta otoño o invierno, en el que colabora con Kendrick Lamarr o el cómico Chris Rock, será sin duda la prueba de fuego. El primer single, Survival, permite adivinar que Eminem quiere seguir fiel a sí mismo con una música más dura y rockera que hasta la fecha.