Image: Celso Albelo hace diana en Galicia

Image: Celso Albelo hace diana en Galicia

Escenarios

Celso Albelo hace diana en Galicia

6 septiembre, 2013 02:00

Celso Albelo en la producción de I Puritani del festival de 2009

Una nueva producción de 'Lucia di Lammermoor', con el tenor tinerfeño encabezando el reparto, inaugura el martes la 61ª edición del Festival de Ópera de La Coruña, que echa el resto en los bicentenarios con el estreno en Galicia de 'Tristán e Isolda' de Wagner y un homenaje a Verdi que reúne a las mejores voces del momento.

Hace ya algún tiempo que el Festival de Ópera de La Coruña pasó a depender del erario público. Accedió a la dirección del evento César Wonennburger, periodista, crítico y emprendedor. Con él el certamen ha levantado vuelo y se han llegado a representar algunas óperas, casi siempre con dignidad, raramente vistas y oídas por esos pagos. Este año, cuando el fantasma de los recortes se ha hecho definitivamente presente, aún se ha buscado una obra de infrecuente inclusión en teatros de provincias, Tristán e Isolda de Wagner, que podrá escucharse, en versión concertante, el día 28 de septiembre.

Se trata de una ópera envuelta en un barroquismo sonoro y en una infinitud melódica proverbiales, en la que la aplicación de un exacerbado cromatismo promueve un singular y sensual espectro sonoro. El acorde de cuarta aumentada, el célebre tritono, con el que se abre, hizo mucho para que la composición fuera considerada, de manera esquemática, como el punto de partida de la época en la que acabó por firmarse la disolución de la tonalidad clásica. La joven inglesa Catherine Foster es la elegida en este caso. Este verano ha protagonizado la nueva Tetralogía de Bayreuth. No es todavía la ideal soprano dramática wagneriana, para lo que le falta amplitud, unos graves más sólidos y un arte de canto más depurado, pero está en el camino. Tiene materia y unos agudos resplandecientes.

Tristán es el tenor americano Stephen Gould, de voz gruesa aunque no especialmente timbrada, un poco rudo en sus modos. Resulta un intérprete eficaz en una parte que es matatenores y que no sabemos si se dará en su totalidad, sin algunos de los acostumbrados cortes. Kurwenal, el fiel escudero, será el barítono finlandés Jukka Rasilainen, que es ya todo un veterano en esta parte, a la que aporta solidez y firmeza. El Rey Marke estará en la voz del israelí Gidon Saks, sólido y contundente, aunque no posea una absoluta redondez de bajo cantante, mientras que en la piel de Brangania se meterá la experimentada mezzo alemana Iris Vermillion, de sonido algo oscilante ya en los últimos años. Una de las garantías de que esta versión de concierto puede llegar a buen puerto reside en la batuta, no siempre firme y exacta, pero sugerente y musical, de Eliahu Inbal, un maestro de acreditado pedigrí, conocedor de pentagramas de la más variada procedencia y de los estilos más diversos. Tendrá a sus órdenes a los excelentes conjuntos de la Sinfónica de Galicia.

Antes, los días 10 y 13 de septiembre, se representará una ópera bien distinta, la donizettiana Lucia di Lammermoor. Los mimbres son buenos, españoles. El papel de la desgraciada demente será encarnado por María José Moreno, tan vinculada a la ciudad. Su voz de lírico-ligera con cuerpo, timbrada y dúctil, es la adecuada para una parte que no necesita ni mucho menos un jilguero. Esperamos que la limpidez del timbre de la soprano granadina no se vea amenazada por dificultades en el sobreagudo. A su lado, como Edgardo, Celso Albelo, tantas veces triunfador en La Coruña (todavía se habla de sus históricos Puritanos con fa sobreagudo incorporado). La pegada en la zona alta, el fraseo natural y regulado de este lírico-ligero bien pertrechado, proporcionan confianza, pese a la ocasional aparición de zonas destimbradas en su tesitura.

El coruñés Javier Franco estará en su salsa, con una voz líricamente bien contorneada y coloreada, cantando la antipática parte de Enrico. A su lado, otras voces de casa, como la prometedora Nuria Lorenzo, una mezzo lírica de áureos reflejos, Pablo Carballido y Francisco Pardo. En la parte del capellán Raimondo se podrá escuchar al joven bajo italiano Enrico-Giuseppe Iori, oscuro y consistente, aunque dotado de un vibrato peligroso. Todos serán dirigidos, con la Sinfónica de Galicia y el Coro Gaos, por un maestro avezado, no muy refinado pero solvente, como Daniel Oren. La regia corre a cargo del madrileño Alfonso Romero Mora. Sus planteamientos son arriesgados, pero generalmente muy meditados y coherentes con una idea base. Este montaje de Lucia será muy distinto al que realizó hace unos meses en Pamplona, donde los medios eran más modestos.

Junto a un recital, el día 20, del joven barítono gallego Pedro Martínez Tapia, el 21 se anuncia una Gala Homenaje a Verdi en la que se reúnen dos de las mejores voces de la actualidad; y no es hipérbole. El tenor norteamericano Gregory Kunde, que está conociendo a los 60 años un reverdecimiento de su carrera tras pasarse a un repertorio di forza, es recordado en la localidad por su intervención en Guillermo Tell de Rossini. Junto a él, el barítono onubense Juan Jesús Rodríguez. Aún ha de depurar su técnica, estilo y maneras, cantar más relajado y templado, pero el brillo del timbre, denso y mórbido, es incuestionable. El joven director valenciano Ramón Tébar, un valor a seguir, se sitúa en el podio, al frente de la Orquesta y Coro Gaos.