Joan Matabosch. Foto: Javier del Real

El Patronato del Teatro Real, comandado por Gregorio Marañón, ha tenido que hacer encaje de bolillos estos días para dejar a todo el mundo más o menos satisfecho. Por el momento parece que ha conseguido alejar de los tribunales el conflicto que se abrió con Mortier desde el momento en que decidió prescindir de sus servicios como director artístico de la institución. Parecía que la sangre llegaría al río pero en última instancia se ha sacado de la manga un cargo de nueva creación para contentar al gestor belga, que a partir de ahora pasa a ser asesor artístico del Real. Es decir, pierde sus poderes ejecutivos pero seguirá aportando su valiosa influencia en el mundo de la ópera para mantener al coliseo madrileño a la altura de sus competidores internacionales.



Gregorio Marañón, presidente del Patronato del Teatro Real, ha aclarado que han firmado un nuevo contrato con Mortier. Lo que no ha precisado es si esta relación contractual lleva aparejada una reducción de sus emolumentos. "No voy a revelar esos datos económicos. Pero desde luego todas las decisiones económicas que estamos tomando están muy medidas", ha advertido durante la presentación de Joan Matabosch como nuevo director artístico del teatro. Matabosch tomará posesión plena de su nuevo cargo el 1 de enero de 2014. Hasta esa fecha seguirá figurando como responsable del Liceo. Y a partir de ahí entrará en una nueva fase que se prolongará durante toda esta temporada, en la que desdoblará sus esfuerzos entre los dos espacios. En ese tiempo el Liceo deberá buscar su sustituto. Un periodo más que razonable.



"Este acuerdo prueba la magnífica relación que existe entre el Liceo y el Real", ha señalado Marañón. Y Matabosch de este modo puede conservar su conciencia bien tranquila, pues impide dejar al teatro que ha regido durante 15 años en un limbo, algo que resultaría fatal para el Liceo, más si cabe tras la difícil situación que atraviesa por los recortes y los Eres que se le han aplicado. Además, contará con Mortier, con el que, como él mismo ha reconocido, siempre ha tenido "una relación muy fluida". De hecho, en los últimos días han estado conversando para intentar sacar adelante la presente temporada, que se mantendrá tal cual la diseño el belga.



Para la siguiente, la de 2014/2015, la huella de Matabosch empezará a notarse más. "Es muy difícil hacer cálculos en este momento. Es demasiado prematura. Podría decirse que se mantendrá en alrededor de un 60% tal cual estaba fijada. Yo no voy a entrar con un tanque aquí. Los montajes que están muy avanzados saldrán adelante. Hay otros, en cambio, que se han ido cayendo por su propio peso". Matabosch, confeso admirador de Mortier, ha expresado su alegría por poder seguir contando con él. Aunque tampoco está determinado por cuánto tiempo lo podrá hacer: los plazos de vigencia de sus nuevas responsabilidades no están especificados con precisión. "Están abiertos. Habrá que ir viendo las circunstancias de cada cual". De todas formas, el director catalán ha señalado que el modelo que pretende implara será "continuista pero con cambios".



Los cambios que a los que se refiere Matabosch, aparte de nombrar un director musical ("lo estamos considerando pero todavía es prematuro hablar de ello"), comienzan por una ampliación del repertorio, incluyendo "óperas de estilos que no se han visto en los últimos años". Considera que una mirada moderna sobre esas composiciones plegadas a las grandes figuras, "algo decadentes", les puede sacudir el polvo de los siglos y ponerlas frente al espectador contemporáneo para despertarle emociones. Porque los que sí tiene muy claro Matabosch es que la ópera no es sólo un mero entretenimiento al que acudir para lucir palmito. "La ópera es arte y por tanto debe ayudar a conocernos mejor, a mejorarnos como ciudadanos y a abrir nuestra sensibilidad". Esa es su ilusión, su deseo y, sobre todo, su objetivo, que pretende hacer realidad en la nueva etapa que ahora afronta.