Javier Veiga como Don Alonso en El Caballero de Olmedo

Una nueva versión de 'El Caballero de Olmedo', realizada por Eduardo Galán, llegará el jueves 3 de octubre al Teatro Fernán Gómez de Madrid. Dirigido por Mariano de Paco y protagonizado por Javier Veiga, Marta Hazas y José Manuel Seda, el montaje recurre a elementos taurinos para reforzar la historia de Lope de Vega.

La fuerza del destino llevada a dimensiones épicas y la pasión amorosa (con inevitables ecos de La Celestina) que guía los pasos de don Alonso hasta doña Inés son las vigas maestras sobre las que Lope de Vega edificó El caballero de Olmedo, una de las piezas cumbres de nuestro Siglo de Oro. Puesta en pie e inspirada a partir de una canción popular ("Que de noche le mataron/ al caballero,/la gala de Medina,/la flor de Olmedo"), la obra que llega al Teatro Fernán Gómez de Madrid el próximo 3 de octubre ha pisado ya las principales plazas del teatro clásico (Alcalá, Cáceres, Almagro...) con Eduardo Galán como productor y autor de la versión, con Mariano de Paco como director y con la música original del compositor Tomás Marco.



Uno de los aspectos que han llamado la atención al director de la obra es la conexión con la tragedia griega que, desde su punto de vista, nos ofrecen los perfiles de Alonso (Javier Veiga) y Rodrigo (su antagonista encarnado por José Manuel Seda), héroes míticos a la manera de Héctor o Aquiles cuyos destinos, aceptados de manera dolorosa y consciente, engrandecerán sus acciones. "Ambos personajes -explica a El Cultural- llegan a la muerte a través del amor tras la angustia y el sufrimiento guiados por el sino fatal al que ni podrán, ni querrán, hacer frente. Este destino y su representación dramática se convirtió en el motor de nuestra puesta en escena".



Para De Paco Inés (Marta Hazas) sería la diosa y la encarnación del amor, Fabia (Encarna Gómez) podría ser Sibila, una sacerdotisa casi sobrenatural que crea y manipula el destino del Caballero. "Los actores (a veces hombres, a veces toros) nunca abandonarán la escena porque se habrían convertido en piezas necesarias para la consecución del destino del héroe".



No es la primera vez que trabajan juntos Eduardo Galán y Mariano de Paco. Obras clásicas como La Celestina y El galán fantasma, y originales como Hombres de 40 o Maniobras han llevado la rúbrica de este tándem que por encima de todo busca llegar al público contemporáneo. "Ambos hablamos el mismo código artístico -puntualiza Galán a El Cultural- por encima de nuestros puntos de vista, diferentes en algunos aspectos concretos". De Paco reconoce que uno de los asuntos que más trabajó con el autor de la versión fue la orientación trágica de la obra, pese a que Lope de Vega la subtitulara como tragicomedia. "Espero no haberme equivocado", añade. Así, uno de los momentos clave en el desenlace trágico de la historia es el tercer acto. En las fiestas de Medina, Alonso y Rodrigo alancean toros (práctica muy de actualidad estos días gracias al toro de la Vega) ante la atenta mirada de Inés. "En nuestra lectura de la obra -explica De Paco- este momento supone el enfrentamiento de ambos héroes para conseguir el favor de la dama. El toro como elemento atávico, como icono de fuerza, virilidad, vida y muerte es aquí también el destino que, con sus embestidas, decidirá el desenlace". El director decidió 'materializar' esta presencia a través de un coro de toros, a imagen y semejanza de los que componen la tragedia griega. Aparecerá junto a Don Alonso durante toda la obra.



Otro punto importante del montaje es la composición original de Tomás Marco. El autor de Infinita, su Décima sinfonía, señala a El Cultural que un trabajo de esta naturaleza debe hacerse siempre en total complicidad con el director de escena puesto que la música en teatro funciona igual que el decorado o el vestuario: "Hay que asumir la versión literaria pero también la idea escénica. Creo que este trabajo conecta el pasado con los nuevos públicos. La música, el montaje y el espacio escénico son muy actuales pero con una coherencia total al espíritu del texto. Para ello manejé música de la época, especialmente la canción, pero no usé nada antiguo directamente". Para De Paco, el entendimiento con el compositor "fue absoluto desde el primer momento", una cuestión vital para llevar a buen puerto "una obra tan compleja como este Caballero de Olmedo".



Además de la importancia de la música, el director subraya con énfasis las grandes dosis de poesía y diversión que Lope incluyó en su texto gracias a una acción trepidante repleta de luchas, asesinatos, traiciones, odios, amores, misterios, intrigas, engaños y envidias. Por todos estos ingredientes, De Paco define la obra como uno de los textos más bellos y bien construidos de la literatura universal: "Si disfrutamos con Juego de tronos lo haremos aún más con El Caballero de Olmedo".