El Teatro Español abre su ciclo Dos Orillas con el esperpentismo que Valle-Inclán inoculó en Tirano Banderas. Dirigida por el español Oriol Broggi y adaptada por el mexicano Flavio González Mello, el montaje, que se podrá ver a partir del 10 de octubre, descubre el sorprendente carácter teatral del texto. Tanto adaptador como director se han entregado al juego que propone el autor gallego, detrás de cuyos escritos, sean o no teatrales, siempre se esconde una enérgica esencia dramática. "Valle emprende así un nuevo camino de pensamiento. Escribe una novela que parece teatro mientras que su teatro podría ser perfectamente una fantástica novela", señala Broggi.



Pensado para unir equipos teatrales españoles y latinoamericanos, el ciclo subirá al escenario del Español textos que no fueron concebidos inicialmente como teatro utilizando, añade el director, "la literatura en lengua española para reflexionar sobre las diversas formas de dictadura o intransigencia que nuestra historia ha padecido y que la literatura ha ido plasmando".



Broggi señala a El Cultural que no ha tomado como referencia ninguna de las adaptaciones anteriores, que ha preferido empezar de cero, pese a que pudo ver la que Lluís Pasqual y Calixto Bieito estrenaron en 1992 en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. También Enrique Llovet, en 1974, y Tomás Gayo, en 2004, dieron su particular visión de una obra que, según el escritor mexicano Juan Villoro, pide a gritos ser puesta en escena: "Si las novelas de Graham Green parecen incluir un guión cinematográfico, Tirano Banderas incluye, vibrante y soterrada, su propia obra de teatro. Desentrañarla ha sido una frecuente tentación de los directores. No es exagerado decir que Valle-Inclán escribió su Novela de Tierra Caliente convencido de que en su interior dejaba, visible y misteriosa, una maravillosa obra de teatro".



Explica Villoro también, asesor literario del proyecto, que, tras renovar el teatro con su ciclo de Sonatas y Comedias bárbaras, Valle se ocupa del tema recurrente del caudillo latinoamericano: "Se sirve así de los más diversos localismos para crear un idioma de su invención".



Broggi destaca, sin embargo, la capacidad poética que Valle-Inclán desarrolló en la obra, especialmente tras el primer viaje a México: "Cuando vuelve de su periplo escribe que ha sido allí, en América, donde se ha hecho un poeta que sabe captar la luz, los colores y la vida de todo un continente".