Manolo Escobar ha fallecido a los 82 años. Foto: Jordi Avellá

La canción española ha perdido a uno de sus grandes interpretes. Manolo Escobar ha fallecido a la edad de 82 años en Benidorm tras recaer en el cáncer que le había sido diagnosticado en 2010. Ya a mediados del pasado mes de septiembre su representante, Gabriel García Mármol, explicaba que el cantante suspendía las actuaciones que tenía previstas para los próximos meses de 2013.



Abanderado de una canción ya obsoleta en términos artísticos pero, sin duda, con vigencia en el imaginario colectivo, el cantante almeriense ha sido un referente en el género de la copla andaluza, el pasodoble, la rumba, el bolero y la música popular española durante décadas. A su muerte, Escobar había publicado 80 discos, 24 de cuales acabaron bañados en oro.



El Porompompom, Y viva España y Mi carro, sus tres grandes éxitos, vienen a la cabeza con solo nombrarlas, algo que no es fácil de lograr. Pero el andaluz también fue una estrella de la gran pantalla durante las décadas de los 70 y 80, con cerca de 20 películas estrenadas. José Luis Sáenz de Heredia, Juan de Orduña o Mariano Ozores fueron algunos de sus directores en películas destinadas al lucimiento de su estrella y al ensalzamiento de la moral imperante durante el franquismo.



Nacido el 19 de octubre de 1931 en Las Norias de Danza, en Almería, como Manuel García Escobar, era el quinto de diez hermanos y fue en el seno de su familia en el que comenzó a formarse musicalmente con un profesor republicano refugiado en su casa que le enseñó a tocar algunos instrumentos. Años más tarde se mudó a Barcelona donde comenzó a tocar con sus hermanos y a ganar fama en concursos y verbenas, tras lo que llegó el primer disco.



En 2010 le fue diagnosticado un cáncer de colon, una enfermedad que finalmente ha acabado con la vida de uno de los personajes más queridos de la canción española que, a pesar de ser una estrella durante el franquismo, no tuvo problemas para adaptar su popularidad a la democracia, probablemente gracias a su inigualable simpatía.