Los Teatros del Canal y numerosos escenarios de la Comunidad de Madrid acogen danza butoh, vanguardia, tradición española, clásicos y ecos flamencos

La consagración de la primavera. Ballet Preljocaj.14-16 de noviembre





Uno de los mayores escándalos de la historia de la danza ocurrió el 29 de mayo de 1913. Ese día, en París, los Ballet Rusos estrenaron la coreografía de Nijinsky con partitura de Stravinsky Le sacre au printemps. La bronca fue monumental, con una gran parte del público enfurecida por una música y danza que consideraban horribles y otra minoritaria, en la que estaban Cocteau, Poulenc, Debussy y Ravel, que aplaudía enfervorecida, mientras el bailarín, el compositor y Diaghilev huían a la carrera para refugiarse en el Bois de Boulogne. Casi un siglo después, en 2001, Angelin Preljocaj recibió el encargo de Daniel Barenboim de coreografiar la 'estruendosa' partitura de Stravinsky, de hacer su 'consagración'. El francés aceptó el reto y superó el desafío. Lo hizo manteniendo el sustrato de la obra, ese ritual pagano por el que es necesario sacrificar a una mujer para que llegue la primavera, pero añadiendo un cambio, el de la salvación de esa mujer, la única que queda viva al final de una obra, ya sin las transgresiones y polémicas de hace un siglo.



Érection / Standards. Compagnie Dernière minute/Pierre Rigal. 13-16 de noviembre.





Con una trayectoria de poco más de una década, el coreógrafo y bailarín Pierre Rigal es uno de los nuevos nombres de la danza francesa. Desde su debut en 2002, ha desarrollado una carrera inclasificable. Empezó como atleta, pasó después por un periodo dedicado al estudio de las matemáticas y continuó como director de cine hasta que se asoció con Aurelien Boy, un físico y artista de circo con el que creó Érection. El solo interpretado por el propio Rigal muestra la curiosa visión que ambos tienen de la evolución humana, la lucha absurda y trágica del hombre por levantarse de un suelo del que no consigue despegarse. Érection no es la única obra que Rigal presenta en Madrid. El festival ofrece una segunda producción, Standards, de características totalmente opuestas. En este caso el coreógrafo ha optado por el hip hop, estilo que utilizan ocho bailarines para hacer un espectáculo colorido y vitalista sobre la bandera francesa.



Virus. Dairakudakan. 7-9 de noviembre





El butoh surgió en el Japón justo después de la II Guerra Mundial. Es, por lo tanto, una danza hija de la derrota y del horror que producía ver en las calles los cuerpos de los supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Uno de los maestros de esta danza es Akaji Maro. Formado con Tatsumi Hijikata, uno de los creadores del butoh junto a Kazuo Ohno, fundó la compañía Dairakudakan en 1962. Desde entonces la formación se ha convertido en una de los máximos exponentes de este arte tremendamente visual al que en Occidente se le suele clasificar como danza-teatro. Akaji, como el butoh, juega siempre con conceptos opuestos. Sus obras combinan lo grotesco con lo sublime, la tranquilidad y la extravagancia, unos elementos que considera complementarios. Con Virus, el maestro celebra los 40 años de la compañía formando parte del reparto. Una posibilidad casi única de verle sobre el escenario.



4 y 5. Tao Dance Theater. 20-22 de noviembre





La danza contemporánea china va rompiendo barreras. Tanto en su país como en el extranjero, donde se ve como un fenómeno de gran fuerza y riqueza. Es el caso de Tao Dance Theater. La compañía llega a Madrid precedida de buenas críticas. Para su estreno en la capital su director, Tao Ye, ha escogido dos obras tituladas con números (4 y 5), como hace siempre. Ambas son unas piezas cortas muy físicas, con un gran sentido grupal, pero con diferencias conceptuales claras. Mientras en la primera los bailarines buscan formar un conjunto unido sin conseguir su objetivo, en la segunda los cinco artistas son desde el principio una amalgama de cuerpos que se mueve al unísono.



Diario de una crucifixión. L' Explose Danza . 5-7 de noviembre





Procedente del mundo del teatro, Tino Fernández dio el paso a la danza en París, donde en 1991 fundó L' explose. Aunque la verdadera "explosión" de la compañía ha tenido lugar en Colombia. Con esos orígenes no es raro que el campo de la formación sea la danza-teatro, incluido el uso de la voz como elemento artístico. En Diario de una crucifixión, en cambio, el origen es la pintura. En concreto, la de un retrato de un inquisidor que Fernández vio en Santo Domingo. La obra se inspira en los estudios que Bacon hizo sobre el cuadro Inocencio X de Velázquez. De ahí toma la idea de distorsión del cuerpo del bailarín, un sacerdote que dentro de una urna de cristal se desmorona en presencia de todos.



Cesc Gelabert V.O. +. Gelabert Azzopardi Compañía de danza. 23 y 24 de noviembre





Pionero de la danza contemporánea en la España de los años setenta, Cesc Gelabert continúa en muy buen estado a sus 60 años. Desde que empezó ha desarrollado una importante carrera, ya sea con Lydia Azzopardi o en solitario. Para el festival ha preparado un programa diverso, en el que incluye piezas recientes con otras antiguas a fin de hacer lo que llama "retrospectiva de futuro" con la que mostrar, asegura, la intemporalidad de una trayectoria que conjuga tradición y modernidad. Por eso ha configurado un programa que presenta tres piezas (V.O. +1-2-3) que van de la vitalidad a la reflexión o el homenaje al coreógrafo Gerhard Bohner. La música original es de Borja Ramos y el vestuario de Azzopardi.



A pie. Daniel Doña Compañía de Danza Española . 9 y 10 de noviembre





Como varios de sus compañeros de generación, la trayectoria de Daniel Doña dio un giro cuando se encontró con Teresa Nieto (quien estará también en Madrid en Danza con El ajuar del 15 al 17 de noviembre). A partir de ese momento su mirada, y su baile, se enriqueció al encontrar que la danza española también podía casar con la contemporánea. Así es A pie, un espectáculo en el que Doña se sale de la tónica habitual del flamenco al compartir escenario durante toda la obra con tan sólo un compañero, Cristian Martín. La música proviene de un chelo tocado en directo por José Luis López, un instrumento heterodoxo en este mundo y que le proporciona un insospechado y contundente juego.



Mu-Danzas boleras 1812-2012. Compañía de Danza Sonakay. 16 de noviembre





Una de las buenas noticias del festival es el espectáculo de Sonakay, una obra de escuela bolera, la maltratada danza clásica española, que un grupo de antiguos miembros del Ballet Nacional de España intenta conservar. Mu-Danzas está dividido en tres partes que recorren la historia de este baile. La primera se traslada al Cádiz de 1812. Al del asedio por las tropas napoleónicas, donde los cafés se llenaban para bailar danzas como la cachucha. La segunda parte viaja a 1912, una época en la que la escuela bolera ya tiene los maestros que no sólo la bailan, sino que la enseñan. Son los que marcó la familia Pericet, a quien homenajea la obra. La parte final se sitúa en 2012, cuando unos jóvenes bailarines muestran que es un tipo de baile que todavía puede decir muchas cosas.