Renato Palumbo será el responsable musical en Las noches del Real.

La soprano Ekaterina Siurina, la mezzo Ann Hallenberg, el tenor Charles Castronovo y el bajo Dmitry Ulyanov protagonizarán, el jueves y el sábado, Las noches del Real con Renato Palumbo de director y con Rossini como reclamo.

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  • El ciclo Las noches del Real nos presenta, los próximos días 14 y 16, un concierto de lo más atractivo, que combina los nombres de Mercadante, Haydn y Rossini, tres compositores entre los que sin duda se pueden establecer lazos. El autor de El barbero de Sevilla fue, desde principios del XIX, el amo de la música lírica europea. Sus óperas eran devoradas en todos los teatros. Y lo fueron durante años y años. El público vibra todavía con los crescendi, los accellerandi, las strette de sus obras más representativas. Entre éstas figura el Stabat Mater, composición severa y bien organizada, operística en cierto grado, hasta el punto de que algunos de sus números podrían haber sido incluidos perfectamente en Guilaume Tell, última obra lírica (1829) del compositor, aunque su disposición y forma, su armonía y sus intenciones vayan por otro camino. El que se le abrió al compositor, muy poco después del estreno, a través del encargo que le hizo en 1831 el prelado español don Francisco Fernández Varela. La obra no debía ser publicada. El músico sólo acabó seis de las diez partes. Las cuatro restantes las remató el antiguo discípulo Giovanni Tadolini. La partitura entera se estrenó el Viernes Santo de 1833 en la capilla de San Felipe el Real de Madrid. Después de eso, como nos recuerda Delamarche, el compositor se retiró y dejó prácticamente de escribir.



    La música, melódica, bien trazada, viene constituida por introducción, arias para tenor, bajo, mezzo, soprano (con coro), dos cuartetos (el segundo suele ser cantado por el coro), un dueto, un coro y recitativo con los solistas y un finale fugado muy pomposo. Es muy lucido el solo de tenor, Cujus animan, que viene coronado por un re bemol sobreagudo. El tema de la página, marcial y generosa, fue empleado años más tarde, junto con otros de la misma partitura, por uno de los alumnos del músico, Saverio Mercadante, que redactó sobre ellos una Sinfonía de unos diez minutos, que es la composición que abre el concierto que comentamos y que revela una buena y artesanal mano.



    Rossini seguía para inaugurar sus óperas a la antigua sinfonía del XVII y XVIII, perfeccionada por Alessandro Scarlatti y por Haendel o -tipo francés- por Lully o Rameau y que comienza adquirir su real importancia dramática con Gluck y Mozart y alcanza su apogeo como pieza sinfónica de entidad con Weber y Beethoven; pero tiene en el de Pesaro un avezado servidor. Este preludio le daba ocasión de exhibir su enorme talento de orquestador y de desarrollar su veta melódica y variada agógica, con aplicación, en general, por lo que atañe a los títulos escritos a partir de 1812, del esquema de la forma sonata, más o menos libremente empleado. Y que, naturalmente, bebía en otra fuente importante, en este caso meramente instrumental, no conectada con una acción dramática posterior: la sinfonía de Haydn, perfecto ejemplo de organización temática. Es por ello muy lógico que la sesión anunciada se complete con una de sus obras más características: la última de la serie sinfónica, la 104.



    Hay buenos mimbres para dar cumplida cuenta de estas partituras. Los cuatro solistas vocales rossinianos son más que dignos sobre el papel. La soprano es la rusa Ekaterina Siurina, una de las mejores Gildas de Rigoletto de la actualidad, una lírico-ligera con cuerpo y brillo. La mezzo es la sueca Ann Hallenberg, sólida en agilidades, amplia en la acentuación, intencionada en el fraseo, a quien ya hemos visto en el Real. El tenor, Charles Castronovo, actuó en Madrid en el Nerone de Poppea e Nerone de Monteverdi/Boesmans, y el bajo, Dmitry Ulianov, poderoso y oscuro, es frecuente invitado también en el coliseo madrileño. Renato Palumbo, de batuta segura y eficaz, que dirigiera aquí una Tosca, es el responsable musical. Con ellos, los conjuntos titulares.