Los Arctic Monkeys pasaron por el Palacio de los Deportes de Madrid el pasado viernes. Foto: Archivo

La primera noche gélida de Madrid caía sobre la multitud que hacía cola en el Palacio de los Deportes desde el inicio de la tarde. No podían ser más adecuadas las condiciones climáticas de Madrid para acoger a los Arctic Monkeys, que llegaban a la capital para presentar su último trabajo, el muy bien valorado AM. Por tanto, lo mínimo que podían hacer los de Sheffield era caldear el ambiente de un recinto abarrotado hasta los topes y con un público con ganas de maltratar el parqué. Sin embargo, el espectáculo se quedó a medio gas.



La velada comenzó con el show de The Strypes. Los irlandeses, aunque telonearon con solvencia gracias a un rock directo, acabaron recibiendo un pequeño feo por parte del público: tras salir del escenario, los vítores se elevaron al caer la lona con el nombre del grupo impreso y dejar al descubierto la minimalista escenografía de los protagonistas de la noche. Nada personal supongo, pero no debió ser plato de buen gusto para los esforzados The Stripes.



Todo listo para que los Arctic Monkeys comparecieran en el escenario. Encabezados por el cada vez más carismático Alex Turner y con una estética cercana al rock clásico de los 70, el grupo encaró su amplio repertorio (cinco discos desde 2006) con menos tensión que en otras ocasiones. El cambio experimento por los de Sheffield viene determinado por el protagonismo absoluto de su frontman en todos los aspectos del directo, capaz de eclipsar a los otros componentes del grupo y dejarlos al nivel de mera comparsa.



Turner se mostró cercano en Madrid, en ocasiones demasiado cercano con una parte muy específica del público. Varias veces dedicó sus canciones a las chicas que, bien es cierto, comienzan a ser mayoría en sus directos. También empiezan a ser una parte importante del setlist las baladas como I wanna be yours. Quizá quieran mostrar cierta madurez o puede que quieran situarse en las primeras posiciones entre las estrellas del rock mejor vestidas pero, desde su apabullante aparición a mediados de la década pasada hasta ahora parece que se ha perdido algo. Aunque el talento de los de Sheffield es incuestionable.



Hits clásicos como Dancing Shoes, Brainstorm, I Bet You Look Good On The Dancefloor y Flourescent Adolescent siguen provocando mareas en la pista y los temas de AM aguantan el tipo bastante bien, en especial la intensa Why'd You Only Call Me When You're High? y ese R U Mine? con que cerraron el concierto. En definitiva, los Arctic Monkeys llevaron a cabo un espectáculo solvente y correcto en Madrid pero, al final, no pudieron vencer a la fría noche.