La cantaora trianera Esperanza Fernández durante un concierto. Foto: Conchitina.

La cantaora Esperanza Fernández lleva en su disco 'Mi voz en tu palabra' la poesía del Nobel portugués al terreno de estilos como el martinete, la soleá, el garrotín... Este martes lo presenta en el Teatro Fernán Gómez.

La aventura de Mi voz en tu palabra se inició el 17 de enero de 2011 cuando Esperanza Fernández asistió, en el Teatro de la Maestranza, al estreno del documental José y Pilar, del realizador portugués Miguel Gonçalves Mendes, con participación de El Deseo, la productora de Pedro y Agustín Almodóvar. La inmediatez del impacto tuvo como resultado para la cantaora trianera el efecto de una revelación que se tradujo primero en la sorpresa de un hallazgo que la dejó deslumbrada, y luego en la determinación de trasladar algunos fragmentos de la obra de José Saramago -fallecido un año antes y protagonista de la película junto a su esposa, la periodista andaluza Pilar del Río- al lenguaje flamenco. La decisión, en forma de ineludible exigencia, ya había sido tomada y no hizo más que salir del coliseo sevillano cuando comenzó la búsqueda de textos del escritor portugués. "Al verlo reflejado en la pantalla fue como si estuviese llamando a mi corazón. Me impresionaron tanto sus palabras, la manera de manifestarse, su forma de ser, la honestidad y la verdad que irradiaba, que en cuanto terminó la proyección pregunté por su poesía y si alguien la había cantado antes. Se avivó en mí un sexto sentido que me decía que tenía que interpretar a alguien que me cautivó de manera tan arrolladora", explica a El Cultural.



Así que Mi voz en tu palabra es la consecuencia de esa pasión que despertó de pronto, de ese amor a primera vista. Sin haber leído entonces al autor de El año de la muerte de Ricardo Reis o Ensayo sobre la ceguera, esta cantaora, perteneciente a una ilustre familia gitana de larga tradición musical, empezó a dar los primeros y decisivos pasos con el fin de sumergirse -lo hizo de lleno- en su universo lírico a pesar de las dificultades para adaptar la estructura de su poe-sía a los distintos estilos. "Era complicado porque las rimas no coincidían. El flamenco tiene sus propias normas, su métrica y unas disposiciones literarias establecidas". Sabiendo que la morfología poética de Saramago no es precisamente igual a la del conjunto de las letras clásicas del cante, Esperanza fue guiándose por su poderosa intuición no sólo para dilucidar las claves de aquellos versos sino, además, para crear un espacio que partiendo de los códigos flamencos le otorgaran su justa dimensión artística. "La poesía de Saramago me trasmite un torrente de sensaciones nuevas, es como un continuo descubrimiento. He trabajado sobre los poemas que más me han conmovido, llevándolos al ámbito del martinete, el garrotín, la malagueña o la bulería, pero no al pie de la letra ni cumpliendo estrictamente con los cánones, sino que, tomando como base esos estilos, he concebido un nuevo marco de expresión flamenca". Y se siente sorprendida de la facilidad con la que ha entrado en ese territorio para ella inédito, algo que atribuye al sistema de afinidades que de forma natural y espontánea ha establecido con la obra del Premio Nobel.



Así que, al introducirse en la escritura del hombre que la sedujo a través de una proyección cinematográfica, fue tanteando el terreno hasta afianzarse: primero cantando dos poemas por soleá y farruca en la Feria del Libro de Sevilla; después la inauguración de la biblioteca pública José Saramago, donde intervino con otros poemas. Allí estaba Pilar del Río, que se ofreció a colaborar con ella en todo lo que necesitase. "Este trabajo me ha abierto muchas puertas, me ha enseñado otras formas de ver la música y de de expresar la vida. El flamenco tiene la capacidad de cantar a un poeta tan grande como Saramago, a quien le hubiera maravillado Mi voz en tu palabra".