Tete Montoliu y Lou Bennet en la sala Jamboree de Barcelona en la década de los 60. Foto: archivo

La historia del jazz en España tiene su punto de inflexión en la irrupción de un talento innato en el desértico panorama cultural de los años 50. Tete Montoliu (Barcelona, 1933-1997) es a día de hoy reconocido internacionalmente como pianista de primer nivel del género aunque para llegar hasta la cumbre no lo tuvo fácil. Ciego de nacimiento, el catalán heredó de su padre, músico de orquesta, las dotes para la música. Sin embargo, fue su madre quien le metió el gusanillo del jazz en el cuerpo a través de su colección de grabaciones de Duke Ellington, Art Tatum, Earl Hines o Fats Waller.



Se formó en el Conservatorio Municipal de Barcelona y, tras mostrarse algo dubitativo, se decantó por el jazz en un momento en el que la aparición del be-bop comenzaba a dividir a los aficionados en todo el mundo. Él adoptó la nueva corriente en una España en la que el jazz pasaba por su momento más bajo. El club Jamboree de Barcelona, único foco de resistencia junto al Whisky Jazz madrileño, fue su casa durante sus primeros años hasta que Lionel Hamptom se pasó por allí y le invitó a acompañarle en su gira europea. Desde entonces, Tete Montoliu se colocó en el disparadero y llegaría a colaborar con los más grandes: John Coltrane, Dexter Gordon, Ben Webster, Chet Baker, Paquito D'Rivera, Elvin Jones, Stephane Grappelli...



"Era un talento increíble, el mejor músico español de jazz de la historia", comenta Ignasi Terraza, pianista de jazz y productor discográfico del sello swit records. "En los 60 en España había poco ambiente pero su talento le permitió ser el primero en salir de nuestro país y batirse con los mejores. Al principio le costó, llegó a desanimarse pero entonces vio claro cual era su senda: el trabajo".



Terraza, que como muchos otros interpretes no estaría donde está si no fuera por el big bang que supuso la figura de Montoliu, es uno de los músicos que interviene en las dos jornadas del I Congreso Internacional El Jazz en España de la Universidad de Valencia. El evento, pionero en la materia, pretende desde hoy hacer visible todo el trabajo académico que ha abordado la historia del jazz en nuestro país. "La idea surgió hace un año cuando nos dimos cuenta que, en el ámbito universitario, comenzaba a tomar forma el estudio del jazz", explica Jorge García, subdirector de Música-CulturArts de la Generalitat Valenciana y miembro del comité organizador del congreso. "Mas de 25 ponentes con cosas que decir nos demuestra que era el momento adecuado. Además, todavía hay mucho por hacer como afrontar la recuperación de una vasta documentación en su mayor parte ignorada".



Origenes del jazz en España





Europa, dibujo de Tono en la revista Gutiérrez, 1929



Dicha documentación se remonta a 1918 cuando aparece el término jazz por primera vez en un diario español. Durante la Gran Guerra un buen número de afroamericanos se alistó al ejército estadounidense. Muchos de ellos viajaron a Europa en compañía de su fusil y armados con su trompeta. Eran músicos de jazz y tuvieron un gran impacto en el Viejo Continente. "Muchos se quedaron o volvieron para hacer giras. De esta manera se introdujo el jazz también en España", comenta García. "Al principio era música para bailar y los primeros músicos venían como orquestas. Además, el impacto visual que producía en aquella época un hombre de raza negra tocando la batería era enorme, un reclamo muy importante".



El jazz se convirtió de esta manera en un fenómeno en los años 20 en España. Los primeros en interesarse fueron las clases altas aunque prendió rápidamente en todos los estratos. Barcelona y Madrid fueron los principales focos y, en el norte, se popularizaba en balnearios y casinos donde las clases pudientes trataban de estar a la última moda de París. "Pronto se realizó una adaptación española del jazz pero también se incorporaron ritmos como el foxtrot a revistas y zarzuelas que se popularizaban por todo el país", explica García.



Intelectuales como Jorge Guillen, Luis Cernuda, Federico García Lorca y Ramón Gómez de la Serna sucumbieron al poder de seducción del jazz, escribiendo sobre él, aunque es cierto que otros sectores se mostraban más críticos ante una música que consideraban capaz de excitar los más bajos instintos y de destruir nuestras tradiciones populares.



Durante los años 30, con el fenómeno asentado ya en España, los aficionados se organizan en Hot Clubs, imitando el modelo francés. "Organizan conciertos en teatros, realizan programas de radio, editan revistas...", explica Jorge García. "En 1935, Barcelona acoge un concierto con músicos de autentico primer nivel. Pero es algo efímero porque enseguida llegó la Guerra Civil".







Dibujo de Garrido de 1929, Alegoría jazzística



Durante el régimen de posguerra, el jazz no fue prohibido ni proscrito de manera uniforme aunque es cierto que era más tolerado por la vertiente falangista que por el nacional-catolicismo. Llama la atención que la despedida de la División Azul estuviera acompañada por un pequeño espectáculo de jazz hot. Sin embargo, el retroceso que sufrió el género era inevitable en un país devastado por el terrible conflicto civil.



"Poco a poco, pequeñas élítes, restaurantes en Barcelona, clubs e incluso cineastas como Ignacio Iquino fueron recuperando la afición", explica Garcia. Así se llegaría a los años 50 en el que la aparición del be-bop (evolución compleja y, a la vez, de pequeño formato, con nuevas armonías y potenciación de los solistas) provocaría un cisma entre clásicos y modernos en todo el mundo pero serviría para la aparición de una figura básica para el jazz español, el gran Montoliu.



Durante las siguientes décadas la recuperación del jazz se produce paulatinamente, en parte influida por un el creciente peso del turismo, hasta llegar a una Transición que supone un segundo punto de inflexión. "Con la democracia desaparecen las principales trabas burocráticas y se identifica el jazz con nuevos aires de libertad", comente García. "También se produce un boom de festivales, con la creación de una red por todo el territorio nacional potenciados por el Ministerio de Cultura".



El jazz en la actualidad

"El cambio más importante que se produce a partir de la Transición es que el jazz llega a toda España", comenta el pianista Ignasi Terraza. "Sigue siendo una música minoritaria pero ese no es un problema. El objetivo del jazz nunca ha sido sustituir a la música pop sino encontrar el camino de en medio".



Terraza pertenece a la generación de músicos que comienza su carrera ya en democracia y que, sin complejos ni miedos, comienzan a salir al extranjero y a codearse con los músicos más importantes a nivel internacional. "Es una suerte dedicarte a lo que te apasiona. Hoy en día el músico de jazz tiene que estar metido en muchas partes del proceso musical: la creación artística, generar proyectos, estar presente en la escena con lo tuyo y con lo de otros y saber como funciona el proceso de difusión de la obra".



"A mí me interesa mucho la parte docente", continúa Terraza. "El jazz está empezando a reconocerse en conservatorios. Antes, los músicos de la vieja escuela aprendían escuchando. Ahora existe la ventaja de una formación".







Actuación del Ignasi Terraza Quartet. Foto: Julio Cunill.



Además de los festivales, clubs repartidos por toda la Península han contribuido a sostener el negocio del jazz en España. Desde hace 22 años Valencia cuenta con su propio templo, el Jimmy Glass. "La clave está en la programación", comenta Chevy Martínez, propietario del local. "Poniendo un gran cuidado en la oferta y trayendo artistas internacionales el prestigio y los resultados acaban llegando. Por aquí han pasado Pat Martino, Al Foster, Mark Turner...".



"El jazz es una de las músicas más importantes porque trasciende a los países. Está unos peldaños más arriba que la música popular por lo que desde las administraciones deberían mirarlo como algo cultural y no como simple ocio. Y apoyar sobre todo a los músicos", expresa Chevi Martinez.



Y, ¿hacia donde se dirige el jazz? "El jazz esta experimentando una democratización", opina Martínez. "Cada vez hay más músicos que necesitan espacios donde tocar. El concepto de club de jazz se ha expandido y ahora se puede escuchar en otros lugares como cafeterías, librerías, espacios de arte... El número de nuevos músicos con talento se expande pero los grandes festivales están cerrados para ellos. El problema al que deberían atender los programadores es que las grandes estrellas no van a vivir para siempre".



Congreso Internacional El Jazz en España

Este congreso multidisciplinar es el primero que se dedica en España a la musica de Jazz. En él se abordan cuestiones como la llegada del jazz a Europa y su introdución en España, los paralelismos y divergencias entre el jazz en España y Portugal, la introducción del género en diferentes ciudades y territorios, el análisis musical de sus diversos estilos, la relación del jazz con cuestiones políticas e ideológicas, su asimilación desde otras tradiciones musicales o el papel de algunos músicos destacados en el desarrollo del jazz en España.



Un capitulo sustancial del congreso es el encuentro, a través de mesas redondas abiertas al público, con algunos de los protagonistas de la escena jazzística en España, tanto los propios músicos, como los implicados en la difusión del jazz a través de los medios de comunicación y las industrias culturales.



El programa se completa con conciertos como los del Virxilio da Silva Trio, Jorge Pardo Huellas, Colina/Miralta/Sambeat trio o Giulia Valle trio; proyección de películas como Todas las canciones hablan de mí de Jonás Trueba; y la exposición Con acento. Memoria gráfica del jazz en España en la sala Oberta de La Nau.