Joyce DiDonato

La mezzo norteamericana llega al Liceo para encarnar la Cendrillon de Massenet, basada en la 'Cenicienta' de Charles Perrault. Además, acaba de lanzar 'Rejoyce', un disco en el que repasa su estelar carrera y acredita su versatilidad vocal, oscilante entre el 'bel canto' y la ópera contemporánea.

La crítica musical tiene entre algodones a Joyce DiDonato (Kansas, 1969). Todo son elogios. “Quizá la voz femenina más poderosa de su generación”, afirma New Yorker. “La diva perfecta del siglo XXI: una espontánea combinación de glamour, carisma, inteligencia, gracia y un apabullante talento”, según The New York Times. En su laureado currículo cuenta con el Grammy a la mejor cantante solista de música clásica (2012). La mezzo norteamericana lleva más de una década destilando el lirismo de su voz por los principales teatros del mundo. En las últimas temporadas ha brillado en el Metropolitan encarnando la Maria Stuarda de Donizetti; en la Scala de Milán, templo donde cuenta con un fortín de seguidores, ha transitado desde La donna del lago de Rossini hasta el Rosenkavalier de Strauss, ópera que llevó también al Real en 2010.



Ahora ha decidido compilar en un disco doble toda esa intensa andadura. La grabación, bajo el título Rejoyce (Erato/Warner Classics), acredita la versatilidad vocal de DiDonato: un total de 31 pistas con música de Händel, Mozart, Bellini, Rossini, Strauss, Jake Heggie, Rodger & Hammerstein... Y de regalo para sus fans, que han contribuido a perfilar la lista de canciones (DiDonato abrió en las redes sociales un sufragio popular), la luminosa Somewhere Over the Rainbow, escrita en 1939 para la banda sonora de El mago de Oz. Una panoplia de géneros que van desde el Barroco y la ópera contemporánea hasta el bel canto... Aunque hay tres nombres que en esta selección se repiten con mayor frecuencia: “Händel, Mozart y Rossini son el trío de compositores sobre los que se sostiene mi carrera”, explica a El Cultural echando la vista atrás.



No hay nada de Verdi. Llama la atención, pero tiene su lógica. No conviene forzar sus sobresalientes cualidades de mezzo lírica, tan clara. El genio de Bussetto exige oscuridad, volumen y un tinte dramático. “Bueno, me queda una trayectoria larga por delante. Eso espero al menos. Ahora estoy muy centrada en el bel canto y en el repertorio francés. A Verdi lo veo un poco lejano todavía”. Su caso recuerda al de nuestra Teresa Berganza, que apenas cantó al artífice de La traviata. Y en la controversia sobre si los cantantes de hoy pueden estar a la altura de los endiablados requerimientos vocales del belcantismo, ella defiende lo suyo: “Es un debate interesantísimo. Yo asumo que su técnica y su virtuosismo eran increíbles. Al fin y al cabo para ellos estaban escritas esas partituras. Está claro que la técnica hoy no es la misma. Es inevitable: ha cambiado el tamaño de las orquestas, la dimensión de los teatros y hasta el físico de los intérpretes. Aun así creo que hay voces en la actualidad que cumplen a la perfección”.



Del repertorio galo Joyce DiDonato entresaca a partir de hoy Cendrillon de Jules Massenet, en el Liceo. Al teatro barcelonés vuelve después de su visita en marzo, que aprovechó para desplegar una colección de desgarros y tragedias a través de algunos de los papeles femeninos más memorables de la historia de la ópera. Esta vez se adentra en la fábula de la Cenicienta, escrita por Charles Perrault y llevada al género lírico en 1899 por el compositor francés en colaboración con el libretista Henri Cain. La mezzo estadounidense conoce a fondo las interioridades de la martirizada sirvienta. También la ha afrontado en la versión de Rossini. “La de Massenet es más fiel al relato original. Es más mágica y está muy marcado el contraste entre lo cómico y lo trágico. Ese mundo de ensueño está deliciosamente envuelto por su música”. DiDonato compartirá tablas con la contralto polaca Ewa Podles y la soprano francesa Annick Massis. Andrew Davis, en la actualidad al frente de la Ópera Lírica de Chicago y de la Sinfónica de Melbourne, capitaneará la Orquesta y Coro del Liceo. Y como regista figura Laurent Pelly, que ya se ocupó de la escenificación de Los cuentos de Hoffman el pasado año en el coliseo de las Ramblas.



Desde bien joven Joyce DiDonato ha respirado música, enrolada en diversos coros juveniles. Pero en esa época le tiraban más las candilejas y oropeles del pop. En la universidad fue cuando se enganchó a la ópera. Estudiaba para ser profesora de canto en institutos. A fuerza de fatigar la teoría desembocó en la práctica. Ver Don Giovanni en una retransmisión televisiva terminó por encarrilarla. A partir de ahí no ha habido dudas. Vive entregada a su vocación, tan extrema que ha llegado a protagonizar una de las anécdotas más heroicas de los últimos años en el universo lírico. En 2009, mientras insuflaba su potencial canoro a la Rosina de El barbero de Sevilla en el Convent Garden, dio un mal paso y se fracturó el peroné. En un gesto torero al más puro estilo José Tomás aguantó todo el acto sobre el escenario, con “un dolor terrible”. Al final completó su actuación aposentada sobre una silla de ruedas, antes de recalar en la enfermería.



Aquel gesto de pundonor se ganó el clamor del público. Quizá no sea tan arbitraria la equiparación con la tauromaquia. Joyce DiDonato tiene debilidad por España. “En la universidad conocí a Monsalvatge, Obradors, Turina...”. Y por supuesto a Falla: “Sus Siete canciones populares me tocan la fibra sensible. Me maravilla su melodía, su ritmo, su pasión...”. Por eso cuando el sello Eloquentia rumiaba la posibilidad de agrupar en una grabación a nuestros compositores ella se abalanzó sobre el proyecto. De ahí salió el disco Pasión, editado en 2009. “A veces pienso que en otra vida debí ser española”, asegura entre risas.